El Banco Central prioriza el anclaje nominal y la desinflación sobre la recomposición de reservas

El nuevo esquema cambiario y monetario apunta a consolidar la desaceleración inflacionaria mediante un tipo de cambio flotante administrado y disciplina fiscal, postergando la acumulación de divisas para no comprometer el equilibrio monetario. La estrategia oficial difiere del consenso del mercado respecto al impacto de las reservas en el riesgo país.

Juan Barboza
Gerente de Research Mariva.Economista con experiencia laboral en políticas económicas y educación relacionadas con mercados emergentes, macroeconomía y mercados internacionales de capital. Especialidades: Análisis Macroeconómico.

El tipo de cambio ha fluctuado, no sin cierta volatilidad, en torno al centro de las bandas de intervención desde que se liberó el mercado cambiario oficial y se levantaron numerosas restricciones en el mercado, en particular a individuos.

Contrario a lo inicialmente esperado por varios participantes del mercado, incluido nosotros, el bienvenido cambio del régimen monetario y cambiario apunta más a profundizar la desinflación a que el Banco Central compre divisas en el mercado cambiario.

El entendimiento del consenso era que, a mayores reservas internacionales en el activo del Banco Central, más fácil será el camino para reducir el riesgo país y así el tesoro podría retornar al mercado de capitales internacional para refinanciar y o administrar sus pasivos. Si hay un trimestre para hacerlo, es el segundo, dado la obligación de los agroportadores de liquidar divisas. Sin embargo, la tesis del gobierno parece ser distinta.

En efecto, la compra de divisas se varío la expansión de pasivos monetarios y las autoridades están recelosas de agravar el desequilibrio en ese mercado sin tener claro qué se hará con esos pasivos.

Por el contrario, mejor dejar que el tipo de cambio siga anclado expectativas de inflación, algo más difícil cuando es flotante, mientras que el superávit fiscal, una política monetaria prudente, desregulaciones y reformas impositivas siguen ordenando la macroeconomía, sosteniendo el crecimiento y las exportaciones energéticas. Este sería el mejor camino para la reducción del riesgo país.

Si aumenta la demanda de dinero, es mejor que la satisfaga el propio sector privado, haciendo uso de otras monedas sin comprometer el equilibrio monetario. Y ahí los incentivos que se anunciarían para el uso de dólares declarados o no. La validez de la estrategia en términos de desinflación y riesgo país se verá con el tiempo.

En tanto, observamos que en medio de liquidaciones de exportaciones y caídas ayudadas en futuros de dólar, las expectativas de inflación ceden junto con las tasas de interés nominales de las Lecaps. La pérdida máxima de una estrategia de carry trade aumenta, pero también puede caer su probabilidad. El riesgo electoral que hoy luce relativamente controlado es siempre el diablo que puede meter la cola

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