Las peleas de Portezuelo y la timba de dólares de Massa

El gobernador le hizo un desplante al presidente y el ministro quiso sensibilizar a los acreedores y financistas, con resultados magros.

Rodolfo Cavagnaro

La visita sorpresiva del presidente Alberto Fernández esta semana a Mendoza produjo todo tipo de revuelo. Es que el mandatario está un poco desorientado. El poder, de hecho, lo ejerce Sergio Massa, y sus asesores le buscan obras para inaugurar en cualquier parte del país. En Mendoza tuvo la mala suerte de inaugurar un colector cloacal y una cárcel, obras que no dan para ningún discurso épico.

Pero quienes organizaban el viaje se olvidaron que Fernández había dictado un laudo por Portezuelo, contrario a los intereses de Mendoza, quince días antes, por lo que los resentimientos locales estaban a flor de piel. Todo el aparato que hizo el gobernador para no juntarse con Fernández volvió a tapar la verdadera discusión de la obra planteada

Vuelve a plantearse el debate acerca de la consistencia o no de hacer una obra con recursos locales que le servirá a la Nación. Hay que recordar que la presa que hoy está en discusión no prevé obras de aprovechamiento del río, dentro de la cuota que le corresponde a Mendoza. O sea, sería una obra para acumular agua para generar energía y el agua luego se devuelve al cauce del río. No habría ninguna utilización de la cuota de agua para Mendoza.

Hay quienes quieren retomar un viejo proyecto que planteaba una represa más chica y obras para permitir el vuelco de volúmenes al Río Atuel, con un presupuesto que sería la mitad del que está en discusión y también aparece la obra de El Baqueano, que parece que está por licitarse. Lo que asombra es que quienes quieren gobernar Mendoza por muchos años no tengan activo un Banco de Proyectos para los próximos 20 años que estén dentro de un programa. No hay programa ni proyectos, y esto vale para todas las fuerzas políticas.

El universo paralelo de Massa y Fernández

No hay nada peor que un político con plata y sin ideas. Esto ya lo vivimos y hay que molestar mucho para que se pongan a trabajar en serio y no como lo han hecho hasta ahora, sin ninguna responsabilidad por el futuro de los mendocinos y solo por el de ellos. Además, conociendo los proyectos, los mendocinos podrán decir si están de acuerdo con la dirección que los políticos quieren darle a la provincia o no.

Hay que recordar que el arreglo que se hizo con la Nación ponía una dudosa condición: que los fondos se dediquen a Portezuelo del Viento u otras obras hídricas. Decimos "dudosa condición" porque es inconcebible que el deudor le ponga una condición resolutoria al acreedor, obligando a darle a los fondos un destino específico. Esta condición carece de sustento jurídico, y no habría que pedirle permiso a nadie para darle destino a los fondos, salvo los acuerdos necesarios de la Legislatura provincial.

A raíz de la expresión de enojo, el gobernador Suárez dijo que se iría del COIRCO y esto, además de ser una barbaridad, no es potestad del Gobernador. Mendoza firmó originalmente el acuerdo para la conformación de este Ente interprovincial para regular las decisiones sobre el Río Colorado, cuya propiedad comparte Mendoza con el resto de las provincias ribereñas.

Si Mendoza se va se queda sin poder dar opinión sobre los destinos del río y no podrá controlar ninguna de las decisiones que se tomen allí. Sería una decisión infantil e irresponsable. Pero, además, es de tanta trascendencia, que no puede el gobernador por sí solo tomarla ya que lo que está en juego no es el orgullo del Gobernador sino el futuro de Mendoza. Sería muy grave que se avanzara en una decisión semejante.

La recompra de deuda de Massa

El ministro de economía se jugó a bajar la inflación y lo consiguió en noviembre y diciembre pasados, pero enero ya mostró señales de mayor aceleración, pero también una disparada del dólar blue. Para ello, imaginó una operación que tendiera a frenar al dólar y a sacar pesos del mercado.

El anuncio llegó después de otro despliegue sorpresivo que fue el de los camioneros, y más tardes los grupos piqueteros, controlando los precios en supermercados, en una actitud que sorprendió porque no forma parte de la manera de actuar de Massa. Se supone que son señales que se dan para quedar bien con Cristina Kirchner, quien ama este tipo de medidas de atropello de las empresas.

El miércoles, Massa anunció, sorpresivamente, un programa para recomprar deuda externa por unos us$1.000 millones. La idea es comprar dos tipos de bono, de los más usados en las operaciones para sacar dólares del país. Y para ello, dicen, aprovechan una "ventana de oportunidad" que significa la caída del riesgo país 1000 puntos desde junio hasta ahora y el bajo precio de los bonos, lo que permite comprar una cantidad mayor.

A pesar de que Massa planteó que esta operación era para mejorar el perfil de la deuda externa, realmente esta cantidad no influye en el total de la deuda, que supera los US$ 350.000 millones. Los motivos reales están detrás del objetivo de dar un a señal a los mercados, suponiendo que van a creer en la solvencia de la Argentina, y poder pedirles más plata. De hecho, y trascendió la idea de conseguir un Repo, que un préstamo de bancos internacionales garantizado con títulos públicos emitidos en dólares.

El Tesoro recomprará deuda por mil millones de dólares

El problema es que se plantea la operación en un momento en que las reservas líquidas de la Argentina apenas alcanzan a us$5.000 millones y no tiene sentido gastarse el 20% cuando tiene paralizados grandes sectores industriales que no reciben dólares para pagar sus importaciones. Esto va generalizando una parálisis cada vez mayor y se siente más en el sector de las pymes que no pueden trabajar con grandes stocks de insumos. Al gastar mil millones de las reservas se queda con menos poder de intervención para frenar al dólar y para permitir una reactivación de la economía.

Además, surgieron sospechas porque el día anterior al anuncio sorpresivo, varios operadores compraron grandes cantidades de bonos a precios regalados para venderlos luego al Estado a precios mayores porque, ante el anuncio, subieron sus precios en el mercado. Se supone que alguien del corazón del gobierno filtró la información para un grupo de amigos que hicieron pingües ganancias en solo 24 horas.

Por ahora, el mercado no confía mucho en esta jugada de Massa y es así que los bonos, después de subir en aquella jugada inicial, luego bajaron y el riesgo país volvió a subir. Los analistas internacionales consideran imposible que Argentina consiga nuevo financiamiento sobre todo porque lo pediría un gobierno que, consideran, no continuaría. Prefieren, en su caso, negociar con nuevas autoridades.

Tampoco el mercado cambiario está tranquilo. Luego de una baja inicial, el viernes se recuperaron los dólares financieros, aunque el blue se mantuvo estable y registró una suba de 4 pesos en la semana. No hay que soñar. La realidad argentina es que presenta una deuda en pesos que equivale a 12 puntos del PBI y una deuda en dólares muy elevada. A pesar de que consiguió un buen resultado fiscal en 2022, cerró con déficit y la presión de pesos en el mercado choca contra una economía donde se ha retraído la oferta por la sequía de agua para el campo y de dólares para los importadores.

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