El universo paralelo de Massa y Fernández

El ministro y el presidente hablan de datos económicos de crecimiento y éxitos varios que parecen sacados de un libro de cuentos.

Rodolfo Cavagnaro

Esta semana el presidente y el ministro de Economía se dedicaron a dar informaciones absolutamente inexactas, chocando con el absurdo, respecto de la marcha de la economía del país. Quizás porque ambos estén lanzados en objetivos políticos no declarados o intentando generar una confianza que no se verifica en los mercados.

Ambos altos funcionarios hicieron dos afirmaciones temerarias: que teníamos reservas en crecimiento y que Argentina es el país que más creció en 2022. En principio, las reservas no crecieron por un mecanismo genuino sino por los operativos soja 1 y 2, que consistió en adelantar futuras exportaciones. Además, se computaron préstamos de organismos internacionales y se activó el préstamo chino, que solo sirve para pagar importaciones de ese país.

Se consiguió mejorar los niveles de reserva para cumplir con el FMI, difiriendo pago de importaciones y bloqueando otras. Este no es un mecanismo virtuoso de acumulación de reservas. Es solo un atajo temporario que de ninguna manera puede ser puesto como un éxito. Es el colmo del cinismo.

Massa juega al alquimista manipulando dólar, tasas y precios

Más graves es la afirmación de que "bajamos la inflación a la mitad". La única forma en que se puede explicar semejante barbaridad es comparar los índices de Julio con el diciembre. En julio fue 7% y en diciembre 5,1% y esta comparación sería caprichosa. Es mucho más valido tener en cuenta que el IPC anual 2020 dio 42,02%; el IPC 2021 fue de 50,9% y el de 2022 alcanzó a 94,9%. Estos son los datos válidos, oficiales, y cualquier otra comparación es caprichosa, solo para instalar un relato.

De la misma forma, afirmar que hay menos desempleo, cuando los mismos números oficiales muestran que no se ha creado empleo genuino, sino que ha crecido el empleo informal, y cuando se ve la evolución de los índices de recaudación de impuestos como IVA y Ganancias, se comprueba que han crecido menos que la inflación, lo que indica una disminución del consumo por una baja en la actividad económica.

Quizás la afirmación más absurda es que fuimos el país más creció en 2022. En realidad, fuimos uno de los países que más cayó en 2020 por aplicación de un súper cepo absurdo que no pudo evitar contagios ni más de 130.000 muertos. Al haber caído tanto, era lógico que, a poco de retomar la actividad económica, se marcaran índice de recuperación importantes. En realidad, con los índices actuales estamos recuperando los índices de 2019, año en el que nos quejábamos de la crisis económica existente.

En realidad, tanto el presidente como el ministro están exagerando la construcción del relato porque todos se contrastan con las mismas cifras del INDEC. En realidad, parecen hablarse a si mismos frente a un espejo mágico mientras se cuentan una historia de un universo paralelo, no de la Argentina 2023.

Los problemas de la sequía

Argentina vive desde hace tres años bajo el efecto de La Niña, este proceso de enfriamientos de las aguas del Océano Pacífico a la altura de Perú. Esta anomalía no es nueva, pero se acentuó a media que avanzaron las consecuencias del cambio climático y lo que genera esta variación de las aguas cerca de la zona ecuatorial. Las consecuencias de La Niña se manifiestan en sequías en nuestra zona, falta de nieve en la cordillera, aumento de la temperatura y falta de lluvias en casi todo nuestro territorio.

Esta falta de lluvias viene afectando casi en forma continua desde 2018, con algunos lapsos neutros, pero marcando una peligrosa tendencia que se ha manifestado en una caída en la producción de granos. En esta cosecha lo que más sufrió fue el trigo y ahora están penando mal cultivos de maíz y soja, entre otros. Esta situación llevó a subas en los precios porque se dio junto con la guerra entre Rusia y Ucrania, que alteró la oferta de granos en los mercados mundiales.

Pero la falta de lluvias, además, complicó mucho a la producción ganadera y lechera al no haber llovido sobre campos de pasturas y esto imposibilita la alimentación de los animales. Lo más complicada es la actividad vinculada al engorde del ganado previo al envío a los mercados. Ante esta situación, muchos productores están mandando al mercado animales sin terminar, con poco peso y, sobre todo, muchas hembras jóvenes que no pueden ser mantenidas.

De esta manera vemos que la carne casi no ha subido en los últimos 6 meses, y eso ayudó al gobierno, sobre todo el cuarto trimestre de 2022, a contener los índices inflacionarios. Pero todo es a costa de liquidar stock y esto se va a pagar en el futuro con menos producción, menos oferta y mayores precios.

La menor producción de maíz también afectó los precios del alimento para terneros en feed lot, para cerdos y pollos. Por supuesto, este es el daño principal, pero hay daños secundarios en quienes trabajan en zonas productivas en servicios como transporte, mecánica agrícola, acopiadores. Esto afecta el empleo y también la cadena de abastecimiento de básicos como alimentos.

El dólar sigue a paso firme

El mercado paralelo del dólar sigue firme. Mientras el gobierno ha vuelto a atrasar la cotización oficial, la cantidad de pesos se hace sentir. La emisión de noviembre y diciembre fue muy elevada y eso presiona a los mercados. Esta semana superó varias veces el nivel de $360 y cerró el viernes a $369 por dólar y, por supuesto, ya hay apuestas que lo sitúan entre $ 500 y $600 a fin de año. En definitiva, sería aumentos de entre 40 y 65% en todo al año. Una proyección moderada teniendo en cuenta que en Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, se habla de una inflación superior a la de 2022, cercana al 98%.

Por ahora, el BCRA, conociendo la cantidad de circulante, decidió mantener las tasas de interés en los próximos 30 días, de manera de atraer a los inversores para que no se vayan al mercado del dólar. Pero también, y es la paradoja de los mercados, se está viviendo una euforia en los mercados bursátiles. Desde que se anunció que Cristina Kirchner no sería candidata, hubo un importante vuelco, aquí y en el exterior, hacia inversiones en acciones de empresas argentinas en la bolsa y en la compra de títulos públicos, cuyos valores estaban muy atrasados.

No obstante, muchos ahorristas no profesionales prefieren seguir refugiándose en el dólar, más cuando escuchan las historias de los universos paralelos de Massa y Fernández.

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