Por qué es acertada la preocupación del Presidente sobre Mendoza

"¿Qué es lo primero que debiera hacer el gobernador Suárez? Reconocer nuestra real situación resulta imprescindible", sostiene Daniel Urquiza en este artículo.

Daniel Urquiza

La provincia de Mendoza se encuentra en una extrema situación sanitaria, algo que venimos advirtiendo desde esta columna cada domingo. El covid-19 ha golpeado con fuerza en los últimos 60 días y, evidentemente, las medidas tomadas no han dado resultados positivos.

Cuando pensábamos que los más de 1.000 casos positivos que se registraron durante el mes de julio eran un pico difícil de superar -recordemos que desde el inicio de la pandemia hasta el 30 de junio Mendoza tenía apenas 162 casos positivos-, llegamos a finales de agosto con un nuevo récord de 6.848 casos confirmados y 124 mendocinas y mendocinos fallecidos en total, según los datos oficiales publicados el día de ayer.

Atrás quedaron esos días en que mendocinas y mendocinos asistíamos a conferencias de prensa donde funcionarios y funcionarias nos daban partes detallados de cada caso -quizás el más recordado sea el caso 98-, y el trabajo de los investigadores epidemiológicos permitía identificar con número de dos cifras a los contagiados y establecer con claridad el nexo epidemiológico, hoy tenemos 1.124 casos en investigación. Por ese entonces llevábamos apenas unos días del Decreto que ponía a Mendoza en la fase de Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio (DISPO) y con ello las decisiones en manos de nuestro Gobernador.

Pero quizás la peor noticia la recibimos el pasado viernes, de boca del Gobernador, quién manifestó a los medios que la "situación sanitaria es crítica", que "todas las camas covid del Hospital Central están ocupadas" -el hospital más grande de la provincia- y lo que es más grave aún, que "el 90% de las camas de Unidades de Terapia Intensiva (UTI) del Gran Mendoza están ocupadas", describiendo un panorama de colapso del sistema sanitario.

Evidentemente la situación ha empeorado, como ha sucedido en todo el país, pero Mendoza pasó de una situación que se decía controlable a una situación que supera, incluso, algunos indicadores del AMBA como es el caso del porcentaje de ocupación de camas UTI que llega al 66%, mientras el Gran Mendoza supera el 90%. Las preocupaciones del presidente Alberto Fernández sobre Mendoza eran acertadas.

¿Qué es lo primero que debiera hacer el gobernador Suárez? Reconocer nuestra real situación resulta imprescindible. A lo largo de la pandemia el Gobernador ha intentado mostrar un control de la situación que ya no es tal, basta recordar el tiempo que tardó en asumir que había "circulación comunitaria del virus" como si la sociedad no lo percibiera, utilizando categorías como "clúster", "conglomerados", que si bien existen como tales, fueron utilizadas y contextualizadas para mostrar control de la situación y, de esta manera, seguir sosteniendo la fase DISPO, con el agravante que sirvieron para seguir "relajando" a una sociedad que salió a las calles despojada de ese necesario cuidado.

Por supuesto que luego llegó la decisión de depositar en la comunidad mendocina toda responsabilidad de los acontecimientos, así fue con el día del amigo, los bares que se transformaban en boliches, los encuentros familiares, encuentros de amigos y hasta el reciente día del niño, entre otros, omitiendo, por supuesto, cualquier referencia a las marchas anticuarentena promovidas y con participación estelar de funcionarios, militantes y dirigentes afines al Gobierno que seguramente aportaron una buena cantidad de contagiados.

Está claro que la decisión de transitar esta Pandemia intentando equilibrar la economía con la salud -aunque queda claro que se privilegió la primera-, resulta complejo y tiene sus costos, principalmente cuando llega la hora de tomar decisiones como la de retroceder con algunas medidas que afectan a quienes, legítimamente, quieren sostener las actividades económicas. Pero gobernar es decidir y gobernar bien es tomar la mejor decisión para la mayoría de la ciudadanía. Explicar con claridad cuál es la situación de la provincia es fundamental y quizás reconocer una subestimación de la situación previa ayude. El sector empresario debe entender que debemos ayudar a estabilizar la situación sanitaria, en vez de titular con consignas altisonantes para ejercer presión.

Profundizar el diálogo y reconocer la gravedad de la situación con la oposición respecto de este tema es necesario, las fuerzas políticas deben acompañar medidas que ayuden a cuidar a mendocinas y mendocinos, asumiendo el Gobierno un rol activo y sincero. Pedir a quienes forman parte de la coalición de gobierno provincial mayor responsabilidad es fundamental, dejar de lado aquellos partiditos que se intentan jugar a mil kilómetros de distancia y que repercuten en nuestra provincia con mensajes contradictorios quizás no sea necesario, como tampoco lo es esa idea de "convivir con el virus" cuando hay responsabilidades de gestión en el Municipio que más contagiados tiene la provincia.

Equivocarse en la gestión pública es una posibilidad, no reconocerlo y modificar el camino puede ser fatal. Es hora de despojarse de todas las presiones que atenten contra la salud de los mendocinos y mendocinas. Esperar que el Gobierno Nacional intervenga para no asumir costos puede significar una demora que empeore aún más las cosas. Es hora de tomar las riendas del asunto.


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