¿Qué puede aportarle Mendoza a la industria minera?

La actividad minera aprendió hace mucho tiempo a buscar sus propias soluciones y a mejorar sus procedimientos.

En las últimas semanas, en particular en la Legislatura de Mendoza, se escuchó mucho hablar de minería transparente y responsable, dos conceptos que no extrañan en el caso de la provincia. Eso, porque acá se instaló la imagen de la industria minera casi como el demonio, algo que está muy lejos de ser real a partir del desarrollo de la actividad.

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Demostrando que el grado de desconocimiento es importante (algo que que sirve para quienes se oponen al desarrollo de la industria minera), se da a entender que Mendoza hará "minería de otra manera", como si fuera a inventar algo nuevo a partir de la política, cuando lo que debe hacer la provincia es seguir el camino que la industria empezó por sí sola desde lo técnico, resolviendo cuestiones que acá todavía estamos discutiendo.

Una de las cualidades que tiene la industria minera es que se trata de una actividad proactiva, que a lo largo de su existencia entendió que debe ir adecuando sus procesos a las necesidades de las comunidades en donde se desarrolla, del ambiente y de la situación económica.

En minería no todo está inventado, por decirlo de alguna manera, pero lo que se busca inventar lo impulsa la misma industria minera. El proceso evolutivo de la actividad es empujado por la misma industria, porque es la propia actividad la que busca las soluciones a los desafíos que enfrenta.

Un ejemplo de eso, por ejemplo, es el uso del agua, uno de los mayores desafíos de la industria. Lo está resolviendo con el desarrollo de nueva tecnología, la aplicación de la misma y el financiamiento de investigaciones que lleven a mejorar aún más la performance en la materia.

Con datos sobre la mesa, en Chile -mayor productor de cobre del mundo- la minería sólo utiliza el 4% del agua continental, por debajo de la generación eléctrica, el consumo humano -que utiliza el 8%- y muy, pero muy lejos de la agricultura que usa el 82% del recurso hídrico.

El uso de tecnología permite hoy dos cuestiones fundamentales en este punto crítico. La primera es lograr la recirculación del 76% del agua que se usa en los proyectos trasandinos y, en segundo lugar, que hoy el 25% del agua provenga del mar. Para 2030 el 50% del agua que usará la minería será proveniente del Oceáno Pacífico.

Tomando siempre como ejemplo a los vecinos, que son actores principales de la minería mundial, según estipula la Política Nacional Minera 2050, se estima que el porcentaje de uso de energías renovables en la minería chilena llegará al 49,20 % en 2030. Por otro lado, se busca que al mismo año, el 90% de los contratos de energía en la minería sean con proveedores de fuentes renovables y el 100% al año 2050.

Otro ejemplo de la búsqueda de sus propias soluciones, son las investigaciones y el desarrollo de la biolixivación, tecnología que utiliza bacterias para extraer metales desde el concentrado mineralizado. Eso por una cuestión económica y también ambiental.

Si uno pregunta si Mendoza puede ser una modernizadora de la actividad minera, claro que puede serlo. Sin embargo, el camino para que lo sea es la investigación científica, el trabajo enfocado en el desarrollo de tecnología o procedimientos, más no desde una regulación o aplicación de política específica. Sinceramente, en ese punto la provincia atrasa, cuando pone por encima de las decisiones técnicas un aval político, hablando de lo que sucede con la Ley 7.722.

La oportunidad que tiene la provincia en medio de este nuevo impulso minero que lleva adelante el Estado provincial, es trabajar en procedimientos, soluciones o nuevos desarrollos que necesitarán los futuros proyectos de cobre que se quieran desarrollar. Después de la exploración, y con la claridad de la ubicación y la cantidad de recursos, vendrán las etapas de factibilidad, donde -en términos simples- se debe buscar extraer los recursos de formal tal que la ecuación económica resulte positiva.

Aunque hay procedimientos estandarizados, cada proyecto y cada zona tiene necesidades particulares, por lo que esa es la puerta que se abre para poder aportar al desarrollo de la actividad minera, desde el punto de vista técnico.

Por eso, lejos de aportar "responsabilidad" a la industria minera, Mendoza puede ser -desde el punto de vista técnico- un aporte por la calidad de sus profesionales, muchos de los cuales tendrán nuevas oportunidades a partir del momento en que se desarrolle realmente la actividad minera.

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