Un partido en dos tiempos

Desde Research Mariva el economista, Juan Pablo Rotger resalta la disparidad entre los dos semestres del año sobre las proyecciones en la balanza de pagos

Juan Pablo Rotger
Analista macroeconómico en Mariva Research Licenciado en Economía UBA, maestrando en UTDT, lleva cinco años trabajando en consultoría macroeconómica. Especializado en temas monetarios y financieros, con un enfoque multidisciplinario

El Banco Central de la República Argentina sigue comprando dólares en el mercado oficial de cambios. Sin duda, se trata de un hecho positivo, sobre todo si se tiene en cuenta que quedan por delante los meses de mayor liquidación de la cosecha. Sin embargo, es poco probable que los pagos de importaciones se mantengan tan bajos como en el primer trimestre del año. El Gobierno está apostando fuerte a que los ingresos agrícolas compensen esta situación, algo que no es del todo claro.

Más preocupante aún es que las reservas internacionales netas mostraron un aumento considerablemente menor a las compras en el área. La diferencia se observó en los pagos netos a las organizaciones internacionales por poco más de 2 mil millones de dólares. Si el Gobierno tiene alguna esperanza de alcanzar el ambicioso objetivo de acumulación neta de reservas fijado con el FMI -unos 7.200 millones de dólares para este año- lo último que necesita es verse obligado a cancelar préstamos con estos organismos utilizando reservas.

Para 2024, proyectamos un superávit en cuenta corriente cambiaria  de 12.500 millones de dólares. Esto se debe principalmente a un superávit neto en el comercio de bienes de casi 30 mil millones de dólares. Aquí la clave es que los controles del capital, incluidas las limitaciones a los pagos de importaciones, se levantarán por completo a más tardar en junio. 

El actual esquema para liquidar las exportaciones (80/20) también tendría que desaparecer. Ahora bien, el razonamiento en contra de un levantamiento del cepo sigue siendo válido hoy. Pero los costos pronto podrían superar  los beneficios, lo que nos lleva a creer que junio es una buena estimación para el momento del levantamiento. Este superávit en cuenta corriente, si bien enorme en comparación con el año pasado, es inferior a las estimaciones anteriores y podría no ser suficiente para cumplir con el objetivo de acumulación de reservas.

Proyectamos un déficit neto de 9.600 millones de dólares en la cuenta de capital para el 2024. En este caso, nuestro principal cambio en las proyecciones se produjo en los pagos netos al FMI y otras organizaciones internacionales. Originalmente esperábamos que esta cuenta fuera neutral este año y que los vencimientos estuvieran acompañados de dinero nuevo. Con los acontecimientos de los últimos dos meses, ya no podemos mantener este como nuestro escenario base. 

Se habla en estos días de que el Ministro de Economía, Luis Caputo, estaría negociando con el FMI y fondos de cobertura por un monto de hasta 15 mil millones de dólares, lo que por supuesto alteraría significativamente estas proyecciones. Por el momento preferimos adoptar una actitud cínica.

De esta manera, 2024 terminaría con un aumento de las reservas internacionales netas por 4.210 millones de dólares, por debajo del objetivo fijado por el FMI. Un aspecto importante es que proyectamos un aumento de USD 8 mil millones en el primer semestre del 2024. Este resultado se ve impulsado por los ingresos agrícolas y las restricciones a los pagos de importaciones que aún están vigentes. El segundo semestre del 2024 muestra una historia diferente, donde vemos que las reservas netas disminuirían una vez más en 3.860 millones de dólares. De esta manera, el Gobierno necesitará reforzar aún más los ingresos externos durante los "buenos tiempos" o ser creativo en los "malos tiempos" para evitar una salida tumultuosa del cepo cambiario.

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