Lección chilena: un republicanismo que se conserva en rituales impensados para la Argentina

Pequeños gestos que resultan gigantes para la alternancia democrática en el poder.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

No bien ganó las elecciones el opositor José Antonio Kast, el presidente Gabriel Boric, derrotado en las urnas, llamó al nuevo presidente electo para felicitarlo. Luego, la candidata comunista Jeanette Jara, perdedora, se dirigió en persona a mantener su primer diálogo con el ganador, tras haber reconocido el triunfo del adversario.

Kast venció a Jara en la segunda vuelta de este domingo alcanzando el 58% de los votos, versus el 41,8% de Jara.

Seguramente uno de ellos está colmado de entusiasmo y otra, no. Pero ni el triunfalismo ni la pesadumbre motivaron a ninguno de ellos a "echarle tierra en la cara" al oponente.

Lección chilena: un republicanismo que se conserva en rituales impensados para la Argentina

Y allí no terminan los rituales. Lo que seguirá, seguramente, es un desayuno conjunto entre los dos presidentes.

Parecerá menor, cursi, actuado, pero en esos pequeños gestos radica la diferencia entre el ejercicio republicano de Chile y el de Argentina.

Qué iguala y diferencia a Kast de Milei

Si los líderes no movilizan al odio y la revancha, sus seguidores tampoco lo harán. Una breve u contundente conclusión que favorece la alternancia en el poder y elimina la pesadilla de que alguno crea que el poder es eterno y se "empatote" con tal fin.

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