Juntos somos más que la suma de cada uno
La segunda parte de la columna de Eduardo Da Viá que se tituló con una frase de Esopo: "La unión hace la fuerza y la discordia la debilita".
El hombre utiliza a la naturaleza para pervivir, y para sus más mezquinos deseos; la tortura, la viola y finalmente la mata, pero no ha sido capaz de asimilar la inmensa cantidad de sabiduría que gratuitamente le ofrece, la misma que le permitió subsistir millones de años hasta la nefasta llegada del homo sapiens.
Días atrás publiqué en este mismo medio un artículo que versaba sobre el mismo tema del título pero referido a la necesidad de las sociedades humanas a formar grupos de trabajo en remplazo de la labor individual y solitaria.
En la antigüedad prehistórica el problema de la alimentación fue lo que llevó al hombre primitivo a cazar en grupos para facilitar el acceso a la presa y evitar que la misma huyera.
Se presume que la caza y la recolección fueron la estrategia de subsistencia empleada por las sociedades humanas a partir de hace unos 1,8 millones de años, por el Homo erectus, y desde su aparición hace unos 200.000 años, por el Homo sapiens.
La caza en grupo por parte de los humanos se desarrolló durante el Paleolítico, el periodo más largo de la historia de la humanidad, que se extiende desde hace unos 2,6 millones de años hasta hace unos 12,000 años. Se estima que las primeras evidencias de caza sistemática, incluyendo la caza en grupo, datan de hace unos 2,5 a 1,5 millones de años.
Precisamente es el grupo, como sumatoria de fuerzas, lo que hace que el poder total sea mayor que la suma de las individualidades, y esto les permitió cazar animales de gran envergadura como los Mamuts, reduciendo notablemente los obvios riesgos que implicaba enfrentar a un ser de 5 a 8 toneladas de peso y provisto de largos colmillos extraordinariamente duros que le servían de defensa
A los mamuts se les atribuye una antigüedad de aproximadamente 4.8 millones de años, hasta su extinción hace unos 3700 años. Existieron durante las épocas Plioceno, Pleistoceno y Holoceno.
Sin embargo, esos curiosos y mal llamados patos que habitan las aguas de nuestro lago Espejo en el Parque general San Martín, y que son realmente cormoranes, reciben poca atención por parte de los caminantes.
Los patos y los cormoranes son aves acuáticas, pero tienen diferencias significativas en su apariencia, comportamiento y hábitat. Los patos son aves de la familia Anatidae, conocidas por su plumaje hidrofóbico que los mantiene flotando, sus picos planos y su dieta herbívora y omnívora. Los cormoranes, por otro lado, pertenecen a la familia Phalacrocoracidae y son reconocidos por su habilidad para bucear, su plumaje no completamente impermeable, sus picos largos y ganchudos, y su dieta piscívora.
Pues bien, esa condición tan particular de ictiófagos o piscívoros obligados, aunque eventualmente puede alimentarse de otros animales, ha hecho que la evolución los dote de características corporales adecuadas para la pesca; y ellas son: plumaje no impermeable lo que les permite al mojarse, aumentar de peso y zambullirse más rápido y profundamente; tienen pico fino y ganchudo para atrapar las presas transversalmente, y luego, ya en superficie, con un rápido y preciso movimiento del cuello, alinean el pez con el pico y lo degluten fácilmente.
Cormorán con su presa emergiendo del agua.
Convengamos que es una metodología de caza laboriosa, dala la condición de escurridizos de los peces y de nadar veloz sobre todo los de tamaño pequeño o mediano que son precisamente blanco del ataque del ave; además son muy voraces lo que los obliga a realizar esta tarea muchas veces por día, dado que las presas se atrapan una por una.
Al observarlos como yo acostumbro hacer, es dable ver que muchas veces emergen de su inmersión sin presa alguna por los motivos arriba expuestos.
Con el transcurso de vaya uno a saber qué cantidad de años, encontraron una solución muy práctica y rendidora, si bien no siempre se dan las condiciones para poder ponerla en práctica.
Consiste en ubicar primero un cardumen, luego alertar a los congéneres más cercanos, que sabedores de alguna manera para qué son requeridos por su par, se dirigen prestamente para formar un círculo de unos 2 metros de diámetro de trazado casi perfecto y que circunda al cardumen y donde cada uno se ubica en dirección centrípeta, con lo cual atrapan al cardumen que, seguramente desorientado, no atina por donde evadirse, y entonces, casi al unísono más perfecto, todos se sumergen velozmente para asomarse instantes después cada uno con su presa.
Al menos en mi experiencia, es el ejemplo más paradigmático del aforismo del título: LA UNIÓN HACE LA FUERZA.
Si se tiene en cuenta mi trabajo sobre los pozos de agua, donde demuestro que la raíz de las plantas es un logro evolutivo millones de años más antiguo que las perforaciones manuales hechas por el hombre en busca de agua, de la misma manera el pescar en grupos sincronizados y seguramente con un director que no puedo descubrir, ha precedido también en millones años a la pesca grupal humana.
Más increíble aún pero cierta es la colaboración de animales y hombres con fines específicos; así por ejemple en la comunidad brasileña de Laguna los delfines son los encargados de mover los cardúmenes de un pez llamado lisa, hacia donde los esperan los pescadores con sus redes listas. Llegados al lugar, y dado que el cardumen no se ve por la turbiedad del agua, los delfines avisan de su presencia realizando una maniobra específica como zambullirse bruscamente para señalar la llegada de los peces, de inmediato los pescadores arrojan sus redes y la captura es casi siempre muy satisfactoria.
Los relatos de personas y delfines trabajando juntos al momento de pescar se remontan miles de años, desde la época del imperio romano cerca de lo que ahora es el sur de Francia, hasta el siglo XIX en Queensland, Australia.
La naturaleza nos brinda ejemplos cotidianos de los resultados de la unión de los esfuerzos y además y muy importante el hecho de a cada individuo le corresponda una tarea específica, típicamente colmenas u hormigueros, donde a nadie se le ocurre se le ocurra hacer trampa, como hacemos los humanos, ni tampoco son víctimas de un explotador que los exprime hasta incluso la muerte, o los azuza con látigos y palos para aumentar la producción.
Tampoco se agremian con lo que evitan la diabólica figura del secretario general y comisión directiva que medran del trabajo de sus pares sometidos a una verdadera esclavitud
Los gremios tienden a ser peronistas o kirchneristas, debido a las prebendas que logran y benefician al secretario general en dinero contante y sonante, por ello la mayoría son multimillo0narios a costa del bolsillo y de las espaldas de sus afiliados, cínicamente llamados "compañeros".
Por cierto son opositores al gobierno de turno, excepto como ocurrió cuando Sergio Massa fue ministro de Economía y repartía plata fresca a diestra y siniestra, y cuando digo fresca no me refiero a la temperatura sino a la edad: recién acuñada y carente de todo respaldo.
Desde el punto de vista político, además, suelen nuclearse en partidos sin ninguna chance pero que le dan al dirigente la oportunidad de adueñarse de una diputación o senaduría, sin que su accionar, logrado el cargo, beneficie en lo más mínimo a sus inocentes seguidores
En mi artículo del domingo ppdo., publicado con este mismo título parte 1, y antes del acto eleccionario, hablé de la atomización social que padece la Argentina; pues bien, si alguna duda queda, pensemos que se presentaron 17 partidos políticos, a lo que hice referencia en mi Facebook llamándolos "grupúsculos", porque eso son y como dije arriba sus candidatos van tras el cargo con total indiferencia por las casi nulas posibilidades de ganar, pero justamente ese casi les da la esperanza de arribar.
Para terminar y con gran pesar, debo admitir que el único acicate para la unión fraterna de las personas es la guerra; no sólo los soldados se solidarizan unos con otros sino que la totalidad de los habitantes depone rivalidades y discriminaciones en pos de un verdadero bien común: la derrota del enemigo.
Claro eso ocurre cuando la guerra involucra a todos los ciudadanos, no como fue la terrible gesta de Malvinas, donde un grupo de inocentes valientes se batía a duelo ante una de las más grandes potencias bélicas mundiales, mientras el resto lo mirábamos por televisión en la comodidad de nuestros hogares. El resultado obviamente es el que todos conocemos.
La guerra por fortuna, es una excepción para la Argentina, con grandes intervalos entre un conflicto y otro, por ejemplo de Caseros 1852 hasta Guerra de la Triple Alianza1865-1870.
Conquista del Desierto 1878-1884, desde la cual hasta el enfrentamiento de las fuerzas armadas contra la guerrilla transcurrieron casi cien años. Las fuerzas armadas argentinas comenzaron a combatir activamente la guerrilla en 1975, con la implementación de la "Operación Independencia" en Tucumán.
Desde entonces a Malvinas otros 7 años.
Lo triste es que ninguna de las tres logró la unidad nacional.
Comparemos con Estados Unidos, que se encuentra en estado de guerra casi permanentemente.
Hoy es el dinero el factor aglutinante, pero de grupos de poder y en perjuicio de los más débiles.
Hoy la guerra es exclusivamente económica, pero aquí no existe el poder de convocatoria de los conflictos armados, sino todo lo contrario; los beneficiarios son la más absoluta minoría, las víctimas casi toda la población, pero con el agravante de ser nuevamente fratricida como la que sostuvieron la Confederación contra Buenos Aires. Claro no hay muertos en el sentido estricto de la palabra, sino muertos vivos a causa de la pobreza y el hambre, aunque también muchos mueren en el sentido original del término y por las mismas causas.
Los gestos triunfales de la mayoría de los candidatos cuando ganan las lecciones, son clara muestra de logro personal. He puesto como ejemplo paradigmático esto en ocasión de las últimas elecciones en la Universidad Nacional de Cuyo el pasado año 2002, cuando la rectora electa elevando los brazos dijo GANAMOS.
Yo le respondí que me gustaría saber qué ganó con el triunfo electoral, a no ser la tremenda responsabilidad del manejo de una de las Universidades más importantes dela Argentina.
Lo mismo vale para los políticos, lo que ganan debiera ser la responsabilidad de gobernar nada menos.
Responsabilidad que a mí por lo menos, si bien me alegraría también me impondría una pesada carga que, dado como está el país, me aparejaría más disgustos que alegrías, pero esa es mi elección y debo cumplirla a rajatablas.
Por los últimos comentarios periodísticos, pareciera que tanto LLA como el PRO, estarían estudiando precisamente la posibilidad de aunar fuerzas, si lo hacen serán imbatibles, delo contrario todos corremos el riesgo de caer nuevamente en las fauces del Kirchnerismo, porque a río revuelto ganancia de malhechores.