Víctor Fayad, un político de raza

Este fue el homenaje que Gustavo Capone escribió para Víctor Fayad cuando murió hace 6 años, y lo publicó el diario Tiempo del Este. Lo reproducimos en un nuevo aniversario de su fallecimiento.

Discutible o no. Para cualquier peronista habrá un ante y un después a partir de la llegada del General al poder. O en los tiempos que corren, y posteriormente a la crisis de 2001, sostendrán muchos, que existe un nuevo comienzo con el advenimiento de Kirchner. Lo mismo pensarán los liberales sobre Julio A. Roca o Pellegrini. Y ni que hablar de los radicales cuando el hito de referencia es Hipólito Yrigoyen o el Alfionsín.

Siempre creeremos que existió un antes y después desde la llegada de alguien de nuestra afinidad cuando de arribar al gobierno se traté. Indudablemente cualquiera de estas posiciones tiene mucho de razón, y con seguridad una cuota de negación absoluta.

Desde otra dimensión, lo que nadie podrá negar, es que existe una Ciudad de Mendoza diametralmente distinta desde la llegada de Fayad al gobierno de la ciudad, distinguiéndose notoriamente un antes y después desde que nació aquella "Ciudad en Flor" hasta está Mendoza, "Ciudad Maravillosa", considerada hoy en el selecto concierto de las ciudades más bellas del mundo.

Lo que también es irrebatible (reconozco haber sido un crítico severo de muchas de sus acciones y sobre todo, de muchas de sus actitudes) es su inquebrantable voluntad y vocación política. Hasta el punto tal, que murió haciendo política.

Para quienes creemos que la política es la mejor herramienta para transformar la sociedad, y la función pública de un dirigente en gestión, es una de las actividades más nobles y emancipadoras cuando se ejerce con capacidad, convicción, honestidad y trabajo, buscando imperiosamente el beneficio de sus ciudadanos, es imposible no retrotraerse a Fayad. Reconocerlo, sobre todo, en tiempos donde abundan los reprochables y vomitivos ejemplos de una parte de nuestra dirigencia.

Víctor Fayad fue alguien que reivindicó el rol político de un hacedor nato, y que trascendió la frontera de los partidos políticos. Fue un "cuadro", forjado al amparo de la vieja tradición donde ejercer la política era una actitud de vida.

Contradictorio en ocasiones. Cerrado y tozudo para muchos. Líder indiscutido. De esos tipos que nunca pasaban inadvertido. Siempre involucrado en más de una disputa. Acido en ocasiones. Despertador de odios y pasiones por igual. Férreo defensor de la democracia y fuerte cultor de la política. Radical. Vigente y sobreviviente de treinta años democráticos de ejercer la política desde la primera línea de fuego. Y ese patrimonio de muy pocos, precisamente, ya es todo una definición. Viti la política te va a extrañar. 







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