Viejos y ciudadanía, ¿quién es más importante?

El director de Atención de Adultos Mayores del Gobierno de Mendoza, Aldo Sáez, reflexiona sobre los adultos mayores y las manifestaciones públicas.

Aldo Sáez

Viendo las imágenes del Congreso y del ya pasado #17A se han escuchado múltiples opiniones y reflexiones sobre la participación de las personas mayores en estos hechos. ¿Son irresponsables sociales? ¿no deberían dar el ejemplo? Y hasta algunas más radicalizadas como que serían los culpables de una disparada de contagios y muertes descomunal.

Podríamos comenzar con el comportamiento social que ha tenido este heterogéneo grupo en esta pandemia, que los afectó directamente como el de mayor riesgo. No hay registro de gran cantidad de multas hechas a adultos mayores (o al menos yo no las conozco). Algunos dirán que es por el efecto miedo que, como dice Serrat, nunca es inocente. Pero tal vez podemos pensar que tienen mucha más responsabilidad ciudadana que otros grupos etarios, más respeto por leyes y límites sociales o más solidaridad. No he escuchado muchas voces en este sentido, debo confesar.

En las antiguas civilizaciones occidentales, orientales o de nuestros pueblos originarios los viejos eran portadores de uno de las cosas más valiosas perseguidas siempre en la humanidad: la sabiduría. Ese saber que, aunque esté escrito en muchos libros se transmite solamente por la experiencia. Miles de ejemplos tenemos en este sentido que podríamos mencionar. La pregunta es qué nos pasa a nuestra sociedad con nuestros viejos. No esperamos que nos puedan enseñar nada, ni aportar nada. Tal vez nos estemos perdiendo mucho, tal vez esta pandemia los ha puesto de relieve para que aprendamos de ellos, de su comportamiento individual y social, y hasta a aprender a cuidarlos sin infantilizarlos, incluso a aquellos más olvidados en los geriátricos.

En este sentido resulta hasta increíble los cuestionamientos que han recibido personalidades mayores de nuestro país cuando han osado "romper" algunas reglas, como si la rebeldía social fuera monopolio de nuestra juventud. Eximios periodistas, politólogos, panelistas opinólogos de todo tipo han pretendido juzgar pasando por encima la sabiduría de nuestros mayores. Ante esto un pedido de un humilde ciudadano: por favor no se callen nunca los Brandoni, los Dolina, las Graciela Fernandez Meijide, los Julio Bárbaro y tantos otros artistas, intelectuales o no. Hemos asistido a enormes cátedras de sabiduría y compromiso social por parte de ellos gracias a esta pandemia.

Por último, quisiera aportar una pequeña pregunta ¿qué motivación tiene una persona mayor para participar de estos movimientos en medio de una pandemia? Podemos mencionar muchas e irnos de paseo en muchas reflexiones muy agudas. Me quedo con una sola: ellos son los que más se preocupan por el futuro de nuestro país. Ud me podría cuestionar que ellos tienen más presente y pasado que futuro. Y ahí radica lo hermoso del punto: tal vez ellos estén pensando en sus hijos o mejor en sus nietos cuando piensan o votan para el futuro del país. Ellos tienen casi todas sus cartas echadas o sus cuentas saldadas. Están comprometiéndose con otros en sus acciones y al hacerlo se sienten muy bien con ellos mismos. Trascendencia que le llaman.

No quiero terminar sin cuestionarme como ciudadano mi accionar visto y reflejado en el accionar de ellos. Creo que hemos tenido como sociedad muchos cachetazos en esta cuarentena, una es darnos cuenta cuánto valen nuestros viejos. No hay pesos ni dólares que nos hagan comprar su sabiduría. Ojalá tengamos la humildad de saber preguntar y escuchar. No me atrevo a decir más. Prefiero sacarme los auriculares llenos de estereotipos y escucharlos más para seguir aprendiendo.

EL AUTOR. Aldo Sáez es director de Atención de Adultos Mayores-Gobierno de Mendoza.




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