Como en Chile, Francia jubiló a los partidos tradicionales

Republicanos y Socialistas se desmarcaron de los resultados. Los partidos históricos caen y abren el camino a un gobierno de incógita, ya sea que vuelva a ganar Macron o lo haga la ultraderechista Le Pen.

Francia votó este domingo a favor de unas cosas y en contra de otras. En un resultado que permite múltiples análisis a nivel local y en torno al escenario de ese país en Europa, sobre todo tras la invasión de Rusia a Ucrania, el hecho de que la ultraderechista Marine Le Pen haya quedado pisándole los talones y pateándole los tobillos al presidente Emmanuel Macron estremece, pero también da cuenta de la disconformidad con la política tradicional.

Los franceses, que le han aportado al mundo algunos de los filósofos políticos más importantes del siglo pasado y del actual, afiliados a las diversas fuerzas políticas a modo de usinas de ideas, ahora se estrellan contra la realidad.

La deserción de Macron con el socialismo fue el primer paso del retroceso de la tradicional fuerza, creando una especie de centro izquierda aguada. Le ha resultado difícil configurarse y frente a los conflictos internos de Francia, trató de instalarse como líder internacional. A los tumbos, busca lograr lo que no pudieron sus antecesores Francoise Holland y Nocolas Sarkozy: 5 años más en El Elíseo. 

Pero este domingo la situación se pasó de la raya. El Partido Socialista tuvo su piso más bajo en la historia, 1,9% y la fuerza mayoritaria en el Congreso, Les Républicains, perdieron su ímpetu, al obtener el respaldo de solo el 4,8%.

Como sucediera en Chile (como lo analizamos aquí), los franceses jubilaron a sus políticos tradicionales y le abren las puertas a los emergentes, aun cuestionados. Con ello, el futuro del gobierno francés pasa a ser un misterio, aunque Le Pen ya renunció a su plataforma antieuropeísta y ahora, un posible triunfo, no generaría una crisis del nivel que ya experimentó el Reino Unido tras el Brexit.

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