Chiarella en la UCR: guitarra nueva, misma milonga
Un tercio de los delegados que designaron nuevo presidente de la UCR a nivel nacional se rebelaron contra la intención de Lousteau, Morales, Yacobitti y los suyos de sumarse al neomassismo de Provincias Unidas.
No se resolvió el entripado radical, sino todo lo contrario.
La elección del joven intendente de Venado Tuerto, Leonel Chiarella, como presidente de la UCR a nivel nacional es un dato que da cuenta del gatopardismo de los sectores de ese partido que quieren anclarlo en lo que armó el peronismo cordobés y les convidó a varios más, en una especie de reasfaltado de la "ancha avenida del medio" de Sergio Massa, sin Massa (a la vista, por lo menos, aunque en Mendoza usó ese sello uno de sus hombres, Jorge Difonso).
Es que detrás del rostro juvenil del alcalde radical está la maniobra de Martín Lousteau, Gerardo Morales y Emiliano Yacobitti que cambia algo para que no cambie nada.
Tanto es así, que de su elección no participó un tercio de los delegados. Por ejemplo, los de Mendoza, que responden al modelo de alianzas y programa político económico que representa Alfredo Cornejo.
La UCR Nacional tiene nuevo presidente de cara a 2027
Pero no es el único caso. Los delegados del Chaco y el propio gobernador Leandro Zdero, tampoco avalaron la maniobra.
Y si se porotea bien, en Córdoba hubo una dispersión que rompió la unanimidad buscada para que la UCR se respalde en su nuevo presidente hacia adelante.
Lousteau, exministro de Economía que creó la Resolución 125 en el gobierno de Cristina Kirchner no está solo: presidió un partido que no lideró y, de hecho, no lo acompañaron siquiera sus compañeros de bancada.
Hoy integra una bancada que no se llama UCR, sino Provincias Unidas, y entró por muy escaso margen en una elección porteña históricamente adversa a una fuerza que supo gobernar la capital argentina y mover los hilos del país.
Es un momento crítico para la UCR, partida como está.
El radicalismo presentó sus candidatos para los concejos deliberantes
También lo será reinventarse al tercio que no acompaño la designación de Chiarello y mucho menos tiene intenciones de encolumnarse con el cordobesismo de Provincias Unidas.
Por algo el correntino Gustavo Valdés supo dar un paso atrás cuando lo empujaban a aceptar el cargo y terminaron buscando a una figura cuya "frescura" tapara a quienes lo manejan en bambalinas.
¿Quién se quedará con la "marca" UCR? Por ahora el bloque de diputados nacional, de escasísimos 6 integrantes, lo preside la cornejista Pamela Verasay. Pero el sello mayor partidario lo siguen controlando los mismos que llevaron al partido al fracaso, y es lo que le factura el radicalismo que gobierna en asocio con Javier Milei.
Le quedará a Cornejo, muy posiblemente, la tarea de resignificar el espacio en el que está, antes de homogeneizarse con los violetas definitivamente.