China, ¿qué pretende usted de mí? En síntesis, qué es su Ruta de la Seda a la que Argentina se subió

El gobierno argentino celebra la firma de un memorándum con China mediante el cual se adhiere a su proyecto de expansión global. Argentina dice que habrá multimillonarias inversiones, pero nadie lo ha confirmado en China. Hay dudas y sospechas sobre las implicancias. Aquí una explicación del sitio especializado "El Orden Mundial".

La izquierda argentina advirtió que no hay que apurarse a festejar a nueva adhesión del gobierno peronista argentino al régimen del Partido Comunista China. Es que las implicancias de adherir a la Ruta de la Seda, denuncian, es subirse a un plan de China y no de conveniencia mutua.

Nadie podría afirmar, ni siquiera en forma temeraria, que el senador nacional Alfredo Cornejo maneje coincidencias ideológicas con el FIT. Sin embargo, sí mostró una analogía en lo práctico cuando planteó que "hay que ver qué compromisos asume Argentina para ese ingreso a la Ruta de la Seda y cómo influye en nuestra política interna". Al respecto hay más misterio que certezas y China no es precisamente una nación permeable y dispuesta a dar explicaciones.

La izquierda difundió un informe firmado por Rafael Arturo Mota en La Izquierda Diario, el medio del PTS (Partido Socialista de los Trabajadores) en donde -como lo contara Memo ayer- define una serie de cuestiones que implican sumirse al plan chino. En síntesis:

- "China ha comenzado por subordinar económica y políticamente a los países que ven con buenos ojos su proyecto".

- "Dentro de sus fronteras han lanzado un plan de reducción de gases. Sin embargo, se ha encargado de promover la construcción de plantas termoeléctricas alimentadas por carbón en los países que forman parte de la BRI. Así, busca patear el problema de la contaminación fuera de sus fronteras".

- "Los trabajadores chinos en otras latitudes son obligados a trabajar jornadas de 13 horas diarias, seis o siete días a la semana, en condiciones deplorables que los llevan a tener altas tasas de mortalidad, mientras las empresas les confiscan sus pasaportes".

- "El costo es muy alto. Por un lado, el enorme impacto ambiental y por el otro, las terribles condiciones de vida a las que arrojan a millones de personas en todo el mundo".

- "Si la burocracia China encabeza hoy un proyecto a escala global que pone en riesgo la vida de millones de personas, implica también que, para resistir, organizarse y vencer, hay que hacerlo en clave internacional".

En China -cabe acotar- nadie puede protestar contra su gobierno, ni reclamar por los derechos humanos.

Argentina, además, preside el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, por lo cual se vería embretada: ¿cómo hará respetar la Declaración Universal de los DDHH en una nación que los viola sistemáticamente y no los respeta, cuando se ha sumido a su plan global?

Qué es la Ruta de la Seda, el plan BRI de China

El portal especializado en información internacional El Orden Mundial sintetizó qué se sabe sobre el tema, más allá del hermetismo del comunismo chino.

Textualmente, su información:

La One Belt, One Road Initiative o BRI (Belt and Road Initiative), conocida en castellano como Nueva Ruta de la Seda, es un gran proyecto internacional lanzado por China en 2013. Esta iniciativa consiste en el establecimiento de dos rutas combinadas, una de infraestructuras terrestres y otra marítima, que mejorarían las conexiones chinas tanto en el continente asiático como hacia el exterior, dando a China más influencia económica y política a nivel mundial.

Para el desarrollo de la ruta marítima, el gobierno chino está llevando a cabo grandes inversiones en el sudeste asiático, el océano Índico, el este de África y algunos puntos de Europa. Las rutas terrestres conectan China con puertos de esas regiones, así como con otros países asiáticos y Europa a través de Asia Central. Una de ellas es la ruta ferroviaria entre la ciudad china de Yiwu y Madrid, de más de 13.000 kilómetros, la más larga del mundo. Dentro de la BRI, China ha financiado también la construcción de gasoductos y oleoductos en Rusia o Kazajistán. Además, el proyecto todavía está en fase de desarrollo y, aunque ya ha logrado un gran despliegue de infraestructuras, podría extenderse a otras regiones del mundo como América Latina, donde China está ganando influencia.

Con todo, la Nueva Ruta de la Seda no es solo un proyecto comercial, sino que se extiende a otros ámbitos de la política exterior. Un ejemplo de ello es la base militar que China ha establecido en Yibuti, en el cuerno de África, para controlar el estrecho de Bab al Mandeb, de gran importancia estratégica en la ruta marítima. 

La dimensión financiera también juega un papel fundamental, ya que las enormes inversiones de Pekín han generado una considerable deuda con China en muchos de los países participantes. Por último, el proyecto jugará un papel importante en la exportación de la cultura china a través de la cooperación cultural con otros países. En conclusión, aunque originalmente la Nueva Ruta de la Seda estuviese orientada a ganar influencia en Asia, el proyecto ha acabado adoptado una dimensión mucho mayor que está permitiendo a China reforzar su presencia en todo el mundo.

Para ampliar:"La Nueva Ruta de la Seda: iniciativa económica, ofensiva diplomática", Sandra Ramos en El Orden Mundial, 2016

Para ampliar: "Mapa de la Nueva Ruta de la Seda china", El Orden Mundial, 2018

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