Qué opina Martín Gurri, el autor que hoy sacude a la política con un libro que cumple 10 años

El autor más influyente sobre la clase política tiene mucho para decir, y lo viene haciendo desde hace una década.

Martín Gurri está en la mesita de luz de la dirigencia política en Mendoza y Argentina. Los intelectuales se lo pasan unos a otros, refunfuñando posiblemente porque no se les ocurrió a ellos antes o bien, porque llegaron 10 años tarde a sus análisis predictivos y contundentes.

Al trazar un perfil sobre el autor, Juan Elman escribió en Cenital (leer completo aquí) que "en 2014, Martín Gurri acababa de dejar la CIA, donde oficiaba como analista de medios. Una de sus últimas obsesiones en el cargo había sido encontrarle algún sentido a la serie de eventos que habían dominado el 2011: el levantamiento egipcio que terminó con el régimen de Mubarak, el movimiento Occupy Wall Street en Estados Unidos, los acampes masivos en Israel, la irrupción de los Indignados en España. Algo estaba pasando en distintos lugares del mundo, y uno de los denominadores comunes era la centralidad que habían tomado internet y las redes sociales como plataformas de organización y difusión. Gurri se tomó unos años para pensarlo y en 2014 publicó La rebelión del público, un ensayo en forma de ebook que arrojó a Amazon".

El propio Gurri cuenta la historia de su libro con estas palabras:

Cuando dejé la CIA, había mucho que necesitaba explicarme a mí mismo, así que lo hice, escribí un libro y lo arrojé a Amazon. Era un ebook en 2014. Después Trump fue electo y las cosas se volvieron locas, y luego un chico de 29 años que había inventado una compañía digital financiera me llamó y me dijo que quería publicar mi libro en la empresa de publicación de la que también era dueño: Stripe Press. Todo esto estaba pasando en el nuevo marco de internet. El libro entonces se publicó y vendió 40 mil copias. Nunca me reseñaron en el New York Times, la New Yorker o en el Washington Post, y eso que soy de la ciudad. Vos tenés medios de expresión por los que yo hubiera matado a tu edad. Vos podés exponerte como sos allá afuera, y si sos bueno por lo menos vas a tener la posibilidad de que alguien lo note. Antes tenías que satisfacer un orden jerárquico, con un editor que estaba por encima tuyo. Y yo lo experimenté también. El New York Times se me acercó hace unos años para pedirme una nota sobre Trump. Lo pensé y les dije que sí. Por tres semanas estuve escribiendo y reescribiendo el artículo. Llegó a tener tres versiones. Al final me lo declinaron. "Pero ustedes se pusieron en contacto conmigo", les dije. "Sí, perdón", respondieron. Así que les pregunté si podían decirme qué estaba mal de lo que había escrito, para tenerlo en cuenta para el futuro. "Perdón, no damos esa clase de feedback". Me dije a mí mismo que nunca más iba a pasar por algo así. Déjame decirte: el viejo mundo no era tan genial.

La rebelión del público: de eso se trata

Elman explicó que "la tesis del libro es que la aparición de internet a principios de siglo fue acompañada con un tsunami de información que puso a todo el sistema institucional del SXX en crisis. El vínculo entre el público y la autoridad quedó completamente trastocado, al cuestionar el lugar de las élites y drenarlas de legitimidad. La confianza en los expertos desapareció, escribe Gurri, y eso alcanzó a académicos, científicos, periodistas y, claro, a los políticos. Este último aspecto no es menor, porque básicamente pone en jaque a la democracia representativa como tal". 

"No se puede condenar a los políticos durante demasiado tiempo sin que se haga necesario rechazar la legitimidad del sistema que los produce", sentencia Gurri, que nació en Cuba pero creció en Estados Unidos.

Y completó Cenital: "Dos años después de la publicación en Amazon, Donald Trump fue electo presidente y el libro experimentó un pequeño boom. Una casa editora vinculada al mundo tecnológico ofreció imprimirlo, y el nombre de Gurri empezó a abandonar lentamente el anonimato de sus años en la CIA. El año pasado, el flamante sello Interferencias, de la editorial Adriana Hidalgo, lo tradujo al español y el libro aterrizó en Argentina. Un par de meses después ganó Milei, así que ahora Gurri ha cosechado nuevos fanáticos rioplatenses, y es celebrado como uno de los pensadores más innovadores sobre el vínculo entre internet y política".

El autor fue entrevistado en Mendoza por Andrés Gabrielli, en su programa "La Conversación" y ya tiene su pequeño club de fans, entre ellos, a muchos de quienes dirigen los destinos locales que lo ven casi como un profeta o, al menos, como a alguien sobre quien estar atentos.

Le preguntó Gabrielli y Gurri respondió:

-Usted dice que las élites, las jerarquías, las autoridades, que son todavía de la época de la era industrial, tratan de controlar al público. Pero ¿cómo se hace? ¿Cómo hace China para, técnicamente, controlar la marea sólo de su pueblo, con más mil cuatrocientos millones de habitantes?

-No se puede. No se puede. Se podía hacer en el siglo XX. Yo soy un viejo, pero puedo decir que era posible por lo que mencionamos antes, cuando el volumen de información era un gotero y estaba completamente semi-monopolizado por las instituciones.

Le preguntó Elman y Gurri respondió:

- Algo bien interesante del libro es que, salvo en el apartado añadido luego de la victoria de Trump, casi no se habla de polarización o identidad, conceptos que en general se utilizan para responder preguntas como la primera que te hice, u otras sobre el apoyo a la extrema derecha. Y algo para notar es que vos asegurás que Obama y Trump son hijos del mismo contexto, pero es el segundo el que ha logrado construir una base de apoyo duradera.

- En Estados Unidos, como en Europa y quizás en algunos países de América Latina, todas las instituciones hablan con la misma voz. Quizás la excepción en nuestro caso sea la Corte Suprema y la Cámara de Representantes, pero las instituciones como Hollywood, los medios, el establishment científico y la política hablan todos igual. Y la primera vez que alguien explotó eso no fue Trump sino Fox News hace veinte años, y fue un éxito de audiencia. Porque todos los otros canales estaban diciendo lo mismo. Creo que el fenómeno de Trump es un poco eso. Gente que está cansada de escuchar lo mismo cada vez que va a ver una película, lee los diarios o prende la tele. En Trump escuchan su propia voz. Es algo cultural.

Milei y Trump

En Cenital, Juan Elman metió a Gurri en el barro argentino.

Es que su triunfo generó una oleada tardía a favor del libro "La rebelión del público", que editó Hidalgo.

Elman le preguntó Milei y el autor respondió:

- Cuando Milei ganó estaba bastante sorprendido, así que estuve prestando algo de atención. Es un personaje interesante. Él habla en contra del populismo, y tiene razón cuando dice que son fuerzas -el peronismo, el kirchnerismo- que ven el mundo como en el SXX, pero él también es un populista, aunque de nuevo tipo, como Trump. En su caso es el público contra el sistema. Pero la mayor parte de estos nuevos populistas, como Trump o (Jair) Bolsonaro, no tienen un programa. Milei parece diferente. Es un economista. Tiene una personalidad caótica (lo podés notar hasta por su corte de pelo) y dice cosas locas, pero es un pensador económico, y creo que lo que quiere hacer tiene algo de sentido. Parece un populista con un programa.

- No te quiero meter en la discusión argentina, si bien tengo mis matices, pero te quiero preguntar por uno de los elementos de la presidencia de Milei, que es la sensación de caos. Por lo menos en términos de comunicación. Todos los días hay algún conflicto, una declaración polémica, un like de Milei en Twitter, y todo el mundo habla de eso. ¿Te resuena a experiencias como la de Trump?

Sí. Trump tenía dos elementos caóticos. Nadie podía trabajar con él más de un año, por lo que había gente entrando y saliendo todo el tiempo. Pero después está lo que vos decís, que creo que es parte de una estrategia política. Por un lado, para que Milei haga lo que quiere hacer, más allá de si funciona o no, es como curar a un adicto que se inyecta heroína, que en este caso viene a representar el dinero del Estado: vas a tener una reacción inmediata. ¿Así que cómo mantienes a la gente que te apoya enfocada en que todavía representás eso que votaron? Bueno, decís cosas locas. Nadie le podía ganar a Trump en esto. La mejor manera de matarlo era dejar de prestarle atención, pero parte de su encanto es que simplemente no pueden dejar de hacerlo. Los mayores aliados de personas como Trump son quienes lo odian.

- Así que ves similitudes.

- Si, muchas. Ahora, si funciona, como le funcionó a Trump, es otra cosa.


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