Presupuesto 2026: Milei proyecta superávit primario pero enfrenta tensiones políticas
El presidente Javier Milei presentará este lunes el proyecto de Presupuesto Nacional para 2026. El plan fiscal se alinea con las metas acordadas con el FMI, pero llega en medio de disputas por vetos, señales de recesión y una articulación política aún incierta.
Este lunes, el gobierno nacional presentará el proyecto de Presupuesto 2026, luego de dos años consecutivos sin una nueva ley aprobada y en un contexto político marcado por tensiones con el Congreso, desafíos fiscales y resultados electorales adversos.
La hoja de ruta económica del Ejecutivo busca consolidar los lineamientos acordados con el Fondo Monetario Internacional. De acuerdo con el reciente informe técnico del organismo multilateral, las proyecciones del gasto primario como porcentaje del PBI se mantendrán en torno al 15% hasta 2026, reflejando una caída de 4,5 puntos porcentuales frente al nivel de 2023. Esta tendencia implica una contención del gasto que permitiría sostener el equilibrio fiscal sin mayores cambios en el volumen del gasto real.
En cuanto a los ingresos, el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) señala que se espera una estabilidad en torno al 16,7% del PBI entre 2023 y 2025, con una leve suba al 17,3% en 2026. Con este esquema, el superávit primario proyectado para 2025 sería del 1,6% del PBI, mientras que en 2026 alcanzaría el 2,2%.
Sin embargo, el pago de intereses limitaría el resultado fiscal total. El superávit financiero, que en 2025 se ubicaría en 0,37% del producto, se reduciría en 2026 hasta alcanzar apenas el equilibrio, según las previsiones incluidas en el Staff Report del FMI.
Nadin Argañaraz, director del IARAF, advirtió que el análisis del Presupuesto no puede desligarse del escenario macroeconómico que el Gobierno prevé para el año próximo: nivel de actividad, inflación, comercio exterior, y especialmente, la política tributaria. En este sentido, será clave observar si el oficialismo planea continuar con la baja de impuestos, como ocurrió este año con el impuesto PAIS, o si impulsará reformas que incrementen la presión tributaria efectiva, especialmente en lo que respecta a los aportes de seguridad social.
Por el lado del gasto, también se anticipa un debate intenso en el Congreso. La discusión se verá influida por recientes vetos presidenciales, como los aplicados a la emergencia en pediatría, la ley de financiamiento universitario y la distribución automática de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN), todos ellos con fuerte impacto fiscal y político.
Un punto clave será el tratamiento de los llamados "gastos tributarios", es decir, las exenciones y beneficios fiscales vigentes. Si el Presupuesto incorpora cambios en este sentido, podrían generarse aumentos en la recaudación sin modificar las alícuotas generales.
Aunque la presentación del proyecto marca un paso formal importante, su tratamiento legislativo podría postergarse: en diciembre se renueva parte del Congreso, y varios analistas estiman que el debate podría dilatarse hasta entonces.
Tensión entre estabilidad de precios y estancamiento económico
En paralelo al frente fiscal, la economía argentina muestra señales mixtas. Según la consultora Invecq, la inflación mensual se mantiene contenida en torno al 2%, con escasa transferencia a precios del tipo de cambio, lo que sugiere cierta estabilidad nominal. No obstante, la actividad económica permanece estancada desde fines de 2024, con sectores clave -especialmente los urbanos intensivos en empleo- mostrando signos de contracción.
Desde la consultora LCG advierten que para recuperar el crecimiento en los próximos dos años, el oficialismo deberá reconstruir tres pilares fundamentales: legitimidad política, capacidad de articulación institucional y expectativas económicas favorables. Tras la derrota en las elecciones bonaerenses, el Gobierno ha dado señales de querer ajustar su estrategia política, incluso con la creación de nuevas mesas ejecutivas para resolver conflictos sectoriales. Sin embargo, el escepticismo persiste.
LCG remarca que la articulación política no ha sido una fortaleza del oficialismo, y la estrategia de confrontación sostenida genera resistencia en los actores institucionales, incluidos los gobernadores. La reacción al reciente paquete de vetos fue un claro ejemplo: la desconfianza se profundizó y el mercado respondió de forma negativa, priorizando señales de estabilidad institucional por sobre las iniciativas de ajuste fiscal.
Dos caras de la realidad
En el mientras tanto, precisa Invecq, la dinámica económica muestra dos caras de una misma realidad: por un lado, la inflación se mantiene contenida en torno al 2% mensual, con un traslado acotado de la depreciación reciente a precios; por el otro, la actividad permanece estancada desde fines de 2024 y acumula señales crecientes de contracción, especialmente en sectores urbanos generadores de empleo.
Según LCG, para reiniciar la recuperación económica en los siguientes dos años de gestión, el gobierno deberá intentar recomponer las tres patas sobre las que se asentó en sus inicios: 1) legitimidad popular, 2) articulación política, 3) expectativas en lo económico.
En cuanto a la articulación, necesaria para encarar el tratamiento del proyecto de Presupuesto, la consultora notó que hubo señales de querer cambiar de estrategia política luego de la derrota en la provincia de Buenos Aires no sólo con mensajes públicos de distintos funcionarios, y del propio presidente, de que habían cometido errores en ese frente, sino también con el intento de vigorizar el área oficial de carpintería con el armado de distintas mesas ejecutivas para intentar coordinar soluciones a problemas puntuales.
De todos modos, consideran que habrá que ver cuánto queda de concreto en su proceso y ejecución.
Una articulación política renovada y necesaria enfrenta dos obstáculos: en primer lugar que no forma parte de la esencia del gobierno, por lo que no está claro que se considere seriamente entre las alternativas, y en segundo orden, tras una estrategia basada en insultos y confrontación permanente, tampoco es seguro que encuentre una recepción favorable.
"La reacción inmediata de un conjunto de gobernadores invitados a la mesa fue más bien desconfiada y cautelosa, cautela que mostró estar justificada por los posteriores vetos presidenciales a la emergencia pediátrica, al financiamiento universitario y, fundamentalmente, a la distribución automática de los ATN. A diferencia a lo ocurrido en otros vetos presidenciales, esta vez la reacción del mercado fue negativa, lo que muestra que hoy se está privilegiando el consenso y la sustentabilidad de las medidas tomadas, por sobre la vehemencia en la defensa de la reducción del gasto público", concluyó LCG.