Un argentino (que no es el Papa) representa al Vaticano en Davos

El papa Francisco envió un mensaje al Foro Económico de Davos en donde habló de la encíclica Laudato Si y de la centralidad humana frente a la economía.

El papa Francisco envió un mensaje dirigido al profesor Klaus Schwab, Presidente Ejecutivo del Foro Económico Mundial, a través del cual quiso enviar sus saludos y asegurar su oración por todos los que participan en el mismo.

Sin embargo, otro argentino, que no es Jorge Bergoglio sino Marcelo Sánchez Sorondo, titular de la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano, sí estuvo presente en la ciudad suiza de Davos, en donde se desarrolla el encuentro.

Sánchez Sorondo, de activa participación en la política argentina y que coordina a un grupo de Premios Nobel en Roma, sostuvo que "para defender la dignidad humana y el planeta, las diferentes religiones deben trabajar juntas y actuar juntas contra la globalización de la indiferencia".

El mensaje de Francisco

En el mensaje el Papa se refirió en primer lugar a las transformaciones geopolíticas y los cambios de los últimos cincuenta años, "desde la economía y los mercados laborales hasta la tecnología digital y el medio ambiente", y constata que si bien "muchos de estos desarrollos han beneficiado a la humanidad", otros "han tenido efectos adversos y han creado importantes lagunas en el desarrollo". Aunque los desafíos actuales "no son los mismos que los de hace medio siglo", observa, "hay una serie de aspectos que siguen siendo relevantes al comenzar una nueva década".

Somos miembros de una única familia humana

El primer y "primordial" aspecto que señala es que "todos somos miembros de la única familia humana": de allí emana "el deber moral de cuidar unos de otros", y, por este motivo, "es necesario situar a la persona humana en el centro mismo de la política". Se trata de un deber que "incumbe tanto a los sectores empresariales como a los gobiernos", y que es "indispensable en la búsqueda de soluciones equitativas a los desafíos que enfrentamos", afirma. De ahí que según él sea necesario "ir más allá de los enfoques tecnológicos o económicos a corto plazo y tener plenamente en cuenta la dimensión ética", tanto "en la búsqueda de soluciones a los problemas actuales" como "en la propuesta de iniciativas para el futuro".

Pisotear la dignidad del otro es disminuir el propio valor

El Santo Padre también observa cómo, con "demasiada frecuencia", las visiones "materialistas o utilitarias conducen a prácticas y estructuras motivadas en gran parte, o incluso únicamente, por el interés propio": "Esto suele considerar a los demás como un medio para alcanzar un fin y conlleva una falta de solidaridad y de caridad, que a su vez da lugar a una verdadera injusticia, mientras que un desarrollo humano verdaderamente integral - asegura - sólo puede prosperar cuando todos los miembros de la familia humana están incluidos en la búsqueda del bien común y contribuyen a él". "En la búsqueda de un verdadero progreso - añade - no olvidemos que pisotear la dignidad de otra persona es, de hecho, disminuir el propio valor".

Una mirada "más integral e integradora"

Recordando cuanto afirmado en su Encíclica Laudato si' sobre la necesidad de una "ecología integral", el Santo Padre hace presente también la necesidad de una visión humanista que convoque a los distintos saberes, "también al económico", hacia una mirada "más integral e integradora".

Por último, deseando que las deliberaciones de los participantes conduzcan a un "crecimiento de la solidaridad, especialmente con los más necesitados, que experimentan la injusticia social y económica y cuya existencia misma está incluso amenazada", y reiterando la responsabilidad moral que todos tenemos de "buscar el desarrollo integral de todos", invoca sobre los participantes "las bendiciones de sabiduría de Dios".

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