La deuda argentina con los enfermos mentales

Luciana Sabina nos transporta al pasado, esta vez para conocer cómo era el tratamiento que recibían las personas que sufrían de trastornos mentales.

Luciana Sabina

"Narraba el Dr. Vicente Fidel López que un mulato de la clientela de sus abuelos sufría periódicamente la locura de creerse rey de su "nación" de negros, con la particularidad de padecer una o dos semanas de agitación, seguidas por tres o cuatro meses de melancolía; pasaba en la cárcel del Cabildo las semanas peligrosas y en el Hospital de Santa Catalina los meses melancólicos, quedándole lo restante del año para vivir con su familia y trabajar de peón de albañil. Tomó las armas durante las invasiones inglesas y en la época revolucionaria salió en un contingente hacia el Alto Perú, de donde no volvió (...)".

Esta interesante anécdota pertenece a José Ingenieros quién realizó numerosos estudios sobre la locura en Argentina.

Según el autor en la primera época de la colonización, la asistencia para los enfermos mentales blancos se llevaba a cabo en celdas de conventos. Los indios y negros que sufrían de "locura" eran retenidos en cárceles de los cabildos, a menos que fueran condenados a muerte por la Inquisición. Más tarde, se comenzaron a crear asilos para los enfermos mentales en hospitales, aunque era muy infrecuente que los españoles fueran ingresados en ellos.

Hospicio de las Mercedes - actualmente Hospital Borda-, taller de escobería, 1923. Archivo General de la Nación.

Hospicio de las Mercedes - actualmente Hospital Borda-, taller de escobería, 1923. Archivo General de la Nación.

Debido a la relativa escasez de la población urbana, no resultaba necesario fundar casas de enfermos mentales. Durante la época colonial, no se sabe de ninguna en toda América. ¿Qué pasaba con los enfermos mentales si no existían hospicios?

En general, pasado el período de agitación, que duraría una semana o un mes, las familias los llevaban a su domicilio, para seguir la cura con el Padre o con el Brujo. Si la agitación se prolongaba, el loco seguía encadenado hasta "amansarse" o morir; algunos pasaron años encadenados en los calabozos.

En 1799, los "convalecientes, incurables, locos y contagiosos", ocupaban dos ranchos aparte, cercanos al edificio del hospital principal del Buenos Aires colonial. Se trataba de un espacio al que llamaban "loquero" y que consideraban como "depósito de maniáticos y dementes", y el estar allí se consideraba una pena más cruel que permanecer en la cárcel que estaba entonces en el Cabildo.

Primer taller de imprenta del Hospicio de las Mercedes (AGN).

Primer taller de imprenta del Hospicio de las Mercedes (AGN).

Nos cuenta Ingenieros que en 1820 era popular, en el barrio de San Francisco, un negro conocido como "el loco del hospital", cuya principal manía era la de creer que un brujo le había introducido en el abdomen varios sapos, batracios infernales que incesantemente le comían "los hígados".

Por entonces ninguna familia "decente" tenía "locos" viviendo en casa, la elite los enviaba a conventos o los recluían en quintas privadas. Algunos realizaban habitaciones en el fondo del hogar familiar para encerrar al "demente", hacia fines del siglo XIX todavía podían verse en pie tales edificaciones, aunque ya no se usaran.

Durante estas semanas se discute la necesidad de modificar la ley de Salud Mental, dado que los familiares no cuentan con las herramientas para poder ayudar a los suyos y garantizar la supervivencia del enfermo. Parece que hoy, como hace siglos, seguimos sin dar solución a miles de personas que sufren este tipo de enfermedades. 


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