Lo patognomónico

El Dr. Eduardo Da Viá analiza aquí lo planteado por su colega médico estadounidense James Humblin, quien no se baña desde hace años y ha escrito un libro con una nueva teoría sobre la limpieza.

Eduardo Da Viá

Patognomónico, de pato enfermedad´- y el gr. gnmonikós 'que indica'.

Signo que indica con alto grado de certeza la presencia de una enfermedad o la ocurrencia de algún fenómeno en el futuro inmediato.

Por ejemplo, el color amarillo de la piel y las mucosas indica derrame biliar; la aparición de nubes con formato de Nimbostratos o de Cumulonimbos indica alta probabilidad de lluvias en el futuro inmediato.

Los lectores se preguntarán a qué viene este introito, y es a propósito de un artículo publicado hace un par de días en Infobae y cuyo título reproduzco:

"Un médico de la Universidad de Yale lleva más de 8 años sin bañarse y explicó qué le pasó a su cuerpo. James Hamblin dejó de ducharse en 2015 para explorar los beneficios y consecuencias de una higiene mínima".

Lo patognomónico

Más allá de las lógicas dudas que me caben acerca de la verdad del tiempo transcurrido sin bañarse y quizá por el mero hecho de no haber leído el libro, no presenta al menos mención alguna al haber realizado estudios de la flora microbiana a través del tiempo y de la constitución de exfoliados de piel para estudiar composición y citología de la misma.

Pero partiendo de la base de que todo es cierto dado que tampoco tengo comprobantes de ser una total falacia, a lo que el título se refiere y crítica, es la forma de presentar sus experiencias permitiendo y seguramente solicitando que aparezca su efigie, por cierto muy bien atildado, con el cabello al parecer perfectamente lavado y una prolija rasurada de la barba, además del cuello limpio y de aspecto más que normal.

No es la forma en que los verdaderos científicos acostumbran a publicar sus avances y descubrimientos, por lo general se menciona solo el nombre sin foto más digna de artista de cine que de investigador biológico.

Los grandes de la ciencia médica a través de los años, hicieron sus primeras presentaciones ante sus pares constituidos en sociedades de la misma especialidad, p.e. Sociedad Americana de Dermatología.

Para comparar actitudes, es necesario saber que cuando Alexander Flemming decidió dar a conocer el que sería uno de los logros más valiosos en la Historia de la Medicina, el descubrimiento de la Penicilina, lo hizo mediante una publicación científica en el número de Agosto de 1940 de la revista The Lancet, sin duda una de las más prestigiosas del mundo hasta la actualidad. La revista en sí era el aval más certero de la verdad de lo expuesto en el trabajo, de lo contrario y a la menor duda no se lo hubieran publicado.

Uno de los médicos argentinos más destacados universalmente fue René Favaloro; su técnica de revascularización cardíaca, el famoso puente aorto-coronariano, salió no en algún diario de gran tirada de Cleveland, foto incluida, sino en un trabajo científico publicado en una de las revistas de mayor prestigio: The Annals of Thoracic Surgery, en diciembre 11, 1967 y como único autor.

Su técnica ha salvado más vidas en este mundo que muchos kilómetros de piel sana fruto de acumular mugre durante años.

Luis Agote fue quien descubrió en 1914, que el agregado de citrato de sodio a la sangre envasada, la hacía incoagulable, y por ello transfundible, consideró que el descubrimiento pertenecía a la humanidad y no lo patentó, para que salvara vidas en los campos de batalla durante la Guerra Mundial, como así también en el diario batallar contra las hemorragias masivas causantes de muerte, que si bien muchas veces el cirujano podía llegar a detener la pérdida de sangre, cuando la expoliación había sido muy importante, el paciente moría como consecuencia de la anemia aguda remanente.

Tampoco patentó su vacuna oral contra la poliomielitis Alberto Sabin en 1956, en pocos años la enfermedad causante de verdaderos estragos en los niños sobre todo, fue erradicada.

Al igual que Agote y por las mismas razones, al no patentarla, se calcula que dejó de ganar siete mil millones de dólares.

Las publicaciones en periódicos no suelen tener un comité de evaluación, cosa que caracteriza a las revistas científicas, verdadero filtro insobornable cuando de las mejores se trata.

Pero hay aquí otro detalle altamente sospechoso, y es que Hamblin ya tiene su libro publicado, muy elegante por cierto y cuyo título traducido es: "Aseado. la nueva cienca de la piel y la belleza de hacer menos".

Con seguridad miles de norteamericanos/as comprarán el libro e incluso pondrán en práctica la metodología en él aconsejada, que recomienda además el uso sólo de jabón común, ignorando o mejor ocultando que la mayoría de los mismos tienen enorme cantidad de compuestos químicos con los que no solo se logra limpiarse sino además falsamente devolver a la piel la elasticidad y lozanía que supo tener en la juventud.

Falta una referencia a la Universidad Yale, de fama internacional, es una de las 10 mejores de USA y pertenece a la famosa Ivy League, que, en idioma vernáculo significa la Liga de la Hiedra, esto debido a que las mejores universidades americanas son muy antiguas y sus paredes están tapizadas por hiedra (Ivy).

Un egresado de Yale es garantía de idoneidad en la materia de que se trate, pero ni Yale ni ninguna universidad del mundo pueden dar garantías de la catadura moral de sus egresados.

Éste es pues el caso, un médico que comercia con su saber, el vehículo para ello es el libro, cuyo contenido desconozco pero que evidentemente hace hincapié en los enormes beneficios de estar sucio o aseado a medias, captando ilusos lectores que engrosarán sus arcas.

Tampoco sé si en su libro tiene imágenes del grado de suciedad que normalmente porta, en áreas críticas del cuerpo como son los pliegues, en especial glúteo, inguinal e interdigital de los pies y si los mismos están libres de hongos.

Ignoro si está al tanto de estudios retrospectivos de la carencia casi total de higiene en los protagonistas de la conquista del oeste en su propio país, los que ante la imposibilidad y falta de costumbre de bañarse, sufrían de diversas enfermedades de la piel, en especial infección con hongos, todo lo cual despedía olores muy desagradables y facilitaban la aparición de otras enfermedades.

Debo decirle al Sr. Hamblin que, desde hace ya años, los cirujanos sabemos que el mejor cuidado que cada paciente puede darle a una herida operatoria, es el lavado diario con jabón y agua, sin necesidad de aplicar ningún antiséptico y además, si le resulta posible, exponer la herida al aire y al sol.

Bien, por fin llegamos al porqué del título: patognomónico. Se trata de que la publicación de avances científicos en Medicina, usando formatos para todo público como lo es el libro y los artículos periodísticos favorables, más la foto de su sonriente autor, es una actitud característica o patognomónica de los que por lo general persiguen beneficios económicos y no aportan conocimientos bien demostrados que redunden en beneficio del lector y sin que la aplicación de los mismos conlleve riesgo alguno para su salud.

En Mendoza por desgracia, como en cualquier lugar del mundo, tenemos ejemplos de ello, en especial en el área cosmética y "anti age", palabras que detesto y tratamientos para la caída del cabello son los que yo llamo mercaderes de la medicina.

Este caballero de mentas, egresado de Yale, es un ejemplo paradigmático o patognomónico.

EL AUTOR. El Dr. Eduardo Da Viá es médico y docente de cirugía, escritor, habitual colaborador de Memo.


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