Conectarse con los guardianes de los tesoros más importantes: los hijos

En el Día del Pediatra, Raúl Rufeil fue reconocido en el Hospital Perrupato.

Marcela Muñoz Pan

Ayer se realizó el acto por el Día de la Pediatría en el aula magna del hospital Alfred Perrupato, el acto donde hubo un reconocimiento para el intendente Raúl Rufeil como "pediatra honorífico" del servicio de pediatría del hospital Perrupato, así como también un reconocimiento a la trayectoria de la doctora Liliana Roggerone.

"Hoy es el día de la especialidad más noble" dijo el jefe comunal y agregó: "Este día está relacionado a la fundación de la Sociedad Argentina de Pediatría, que fue la primera sociedad científica médica que se creó en nuestro país. Una sociedad con mucho prestigio, no sólo en Argentina, sino en Latinoamérica, puesto que fue la que elaboró las normativas para el control y tratamiento de los chicos".

En el acto protocolar se encontraban presente, el director del hospital Perrupato, José María Llaver y el director médico Marcelo Negri, junto a médicos pediatras y personal del servicio de pediatría. Por su parte, el intendente estuvo acompañado por el secretario de Gobierno, Mauricio Petri y el secretario de Legal y Técnica, Walter Sar Sar.

Conectarse con los guardianes de los tesoros más importantes: los hijos

Ver el mundo a través de la estatura más pequeña, el de descifrar un llanto y convertirlo en consuelo, así son los pediatras, los guardianes de nuestros primeros comienzos, el primer testigo de los pasos inciertos y el confidente de los miedos nocturnos y para los amigos pediatras "nuestros doctores Chapatines" Su consultorio no es solo una sala de espera con juguetes; es traspasar una puerta donde la ciencia se abraza con la esperanza. Es quien, con una mezcla precisa de conocimiento y ternura, sabe que una fiebre no es solo un número en un termómetro, sino la preocupación que anida en el corazón de una madre. Es la mano firme que aplica una vacuna y, a la vez, la mirada que tranquiliza al padre que sostiene a su hijo. En cada control, el pediatra no solo mide centímetros y pesa kilos, sino que mide sueños y pesa el futuro. En sus manos está la responsabilidad de cuidar no solo un cuerpo en crecimiento, sino la promesa de un adulto sano, de un ciudadano consciente, de un artista o un científico por venir.

Desde el recién nacido que cabe en la palma de su mano, hasta el adolescente que se despide con un "ya estoy grande", el pediatra teje una red invisible de cuidado y acompañamiento que dura años, que pasa de generación en generación, convirtiéndose en parte fundamental de la historia familiar.



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