Cornejo propone más estatismo, pero con inteligencia artificial

El gobernador formuló muchas promesas, sobre todo de inversión pública, pero no cambia la lógica estatista tradicional de peronistas y radicales. El análisis de Rodolfo Cavagnaro.

Rodolfo Cavagnaro

El gobernador Alfredo Cornejo dio su discurso en las Legislatura y se plantó con una cantidad importante de cosas por hacer, que prometió encarar y que muchas de ellas suponen inversiones. Cornejo sigue sosteniendo el principio que han militado por años radicales y peronistas creyendo que el crecimiento depende la inversión pública.

Además, el mandatario parece decidido a gastarse en su gestión todos los recursos del Resarcimiento, porque proyecta obras de dudosa posibilidad de recupero que no sea otra que el mismo presupuesto público. O sea, está tomando deuda. Como los fondos que llegaron por el Resarcimiento no han sido protegidos por ninguna fiducia se corre el peligro que el próximo gobernador, al ver el volumen de obligaciones, decida cancelar la deuda por "confusión", como ya hizo con los recursos del Fondo para la Transformación y el Crecimiento en la década de los 90.

El Gobernador en todo momento ha obviado explicar la forma en que se toman esos recursos y de qué manera se van a proteger. Lo cierto es que gasta como nuevo rico sin pararse a escuchar o evaluar alternativas. Con todo eso, Cornejo dejó un discurso destinado a su posicionamiento futuro a nivel nacional, mostrando que Mendoza es mejor que la Nación.

El gesto del gobernador y la roca de cobre en la Legislatura

La realidad que la Mendoza exitosa que el gobernador quiere vender no existe. Hace muchos años los mendocinos abrazaron un modelo productivo basado en producir commodities en el desierto, en minifundios, en una zona de altos riesgos climáticos. Esto, y lo vengo diciendo hace 30 años, es la fórmula de la pobreza.

Esta pobreza es la que defienden los políticos y la que defienden los empresarios. Son tan anticuados, que los empresarios no quieren ser llamados así quieren que los traten de "productores", como si eso les permitiera conseguir concesiones. El mendocino adoptó el negocio de dar lástima. Empezó en la zona agrícola y se extendió a varios sectores más, que siempre los políticos atendían con fondos públicos.

Cornejo le cambió un poco la comunicación. Por ejemplo, los radicales han creado varias empresas estatales destinadas a la energía, al petróleo y la energía. No hubo ninguna mención a sus desempeños y a los fondos que manejan. Por ejemplo, prometió, una vez más, licitar 100.000 medidores de agua domiciliarios. Hace muchos años que los gobernadores anuncian estas compras. Las hizo el mismo Cornejo en su primera gestión. Esto se parece a hospitales que se inauguraron 4 veces.

Y hablando de hospitales, el gobernador habló del Hospital de Luján, como el primer hospital público de gestión privada y suena insólito porque no hubo aclaración. Uno puede pensar que el gobierno construirá el hospital y lo entregará para su explotación a sectores privados. En realidad, es el negocio soñado por los empresarios mendocinos y argentinos: que el Estado haga la inversión y ellos administran el negocio. Es una locura.

El discurso como estrategia: Cornejo y la construcción de liderazgo en tiempos de incertidumbre

Más allá del "acting" con la piedra con cobre con el vino y el agua, el gobernador sabe que el de la minería es un negocio que hay que comenzar a explorar y, si los cateos son positivos, comenzar a explotar. Si hubieran resultados positivos no se verán hasta dentro de 30 años.

Si lo del gobernador decepciona, porque no cambia el modelo de pensamiento, porque es más estatismo, pero con inteligencia artificial. Se confunden herramientas con objetivos. Pero también decepciona la oposición. En este caso el tema es más grave porque no salen de sus planteos históricos sin advertir que el mundo cambio. Hoy el problema que tienen es que no saben la respuesta porque no saben la pregunta. Justamente, la histórica dirigente kirchnerista Anabel Fernández Sagasti dijo que este era "un fin de ciclo de Cornejo". En su humildad olvidó incluirse. Es el fin de ciclo de toda la dirigencia política de Mendoza y de buena cantidad de la dirigencia empresaria, que sigue reivindicando las mismas cosas que llevaron al fracaso.

Mendoza necesita redefinir un ordenamiento territorial claro en función de la disponibilidad de agua. Hay que frenar el avance salvaje de la urbanización sobre la frontera agrícola. Mendoza debería eliminar ingresos brutos y reemplazarlo por un IVA diferencial a la última compra, para evitar el efecto cascada, y hay que achicar todas las estructuras del estado. Reducir organismo, reducir cargos políticos y, de una vez por todas, dejar de tener empleados en negro, tanto en la administración central como en organismos descentralizados. El gobierno de Mendoza es el mayor evasor de aportes previsionales.

Y si se me permite, y aunque parezca una nimiedad, el gobierno debería encarar con seriedad un programa para instalar las cloacas y agua potable en toda la provincia-. Hay muchos habitantes que carecen de estos servicios mientras gastamos fortunas en otras cosas. Esto es urgente, para ayer, porque se juega la calidad de vida de la población. De esto nada dijo el gobernador y parece que no figura en sus objetivos.

Mendoza llegó a la pobreza que su clase dirigente planificó, pero nadie se hace responsable.


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