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El péndulo, como fondo de la tensión entre CFK y Milei

Cristina Kirchner se preserva como reserva moral ante un estallido anarcocapitalista de un Javier Milei triunfador. ¿Quién es el populista y quién el establishment, en los términos del "péndulo austral" definido por Dante Caputo?

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

La indefinición ideológica y el espíritu movimentista pero con problemas que representa Juntos por el Cambio y sus discusiones internas interminables ha dejado a otros dos espacios de ideas libres y en juego, copando el terreno: los que conducen Cristina Kirchner y Javier Milei.

Para analizar el caso, hay que extraer a la vicepresidenta de todo el resto del Frente de Todos y ubicarla en donde parece haberse ubicado, más por gusto y conveniencia, que por historia y convicción: el "progresismo" que va entre el chavismo del Foro de Sao Paulo y el protoizquierdismo torpe del Grupo de Puebla.

A Milei se le concede un liderazgo de todo lo contrario a ello, al menos hasta que Juntos por el Cambio defina una orientación en una sola persona y, con él/ella, un perfil claro, ya que no es lo mismo Patricia Bullrich que Horacio Rodríguez Larreta, Gerardo Morales, Facundo Manes, Alfredo Cornejo, Miguel Pichetto, Ricardo López Murphy, María Eugenia Vidal o José Luis Espert.

EN FOCO Menem, el primer Milei

Todo el que está enojado ya no vota por el FIT, ya que hay un fenómeno catalizador nuevo que genera menos inseguridades que el trotskismo y que, además, no es fácilmente vinculado con fracasos en la historia, más allá de los intentos de unir a Milei con el fascismo y hasta con el nazismo.

El asunto es que si Milei se impusiera, podría ser un "Pedro Castillo" (el presidente peruano que canalizó el descontento popular contra la política y, ya en poder, fue un verdadero fiasco que Hasta intentó un autogope) o un "Menem" (que se mostró revolucionario en campaña, a caballo, cual caudillo de los llanos, con apoyos tan extremos como el de Montoneros, el comunismo y el nacionalismo de Seineldín, entre otros bichos raros de la época).

En el último caso, tras ganar se reconfiguró y armó un gabinete potente. Se podrá estar de acuerdo con él o no, pero representó una idea clara y supo acumular poder y talentos para ejecutarlas. En los hechos, desmintió a su personaje proselitista anterior.

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En el primer caso, si es que Milei defrauda y se sale de todos los carriles de previsibilidad y se vuelve una versión local del chasco peruano de Castillo, no hay nadie más que Cristin Kirchner para reagrupar las disconformidades, reclutando a los "progres" dispersos y reinventándose como "lo racional" frente a "lo insólito".

Allí podrían recalar muchos de los que hoy la detestan. Los matices formarían un amalgama fuerte de resistencia a lo otro. Y no sería descabellado pensar que Cristina vuelva, ya sea "en carne propia" o de testaferros políticos, ya sabiendo que "un Fernández" no sería adecuado esa vez.

De todo esto surge que no es sano la decisión del voto por simple reacción, y que pensar y proyectar posibilidades se vuelve central, antes de tomar partido en forma apresurada.

Leé un fragmento de "El péndulo austral", de Dante Caputo

Un error hoy puede ocasionar un "efecto mariposa", o como lo describiera en su lucidez un hombre de otro tiempo, como fue Dante Caputo, darle rienda suelta al funcionamiento del "péndulo austral" entre popupulismo y establishment, aunque sin tener bien en claro quién juega para qué lado, esta vez. Solo que tratándose de las personalidades de las que estamos hablando, la velocidad de los hechos dejaría escaso tiempo para pensar, antes de ser víctimas de nuestras propias broncas metidas en la urna.

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