Pablo Avelluto: "La alternativa a Milei no es gritar más fuerte que Milei"
El exministro de Cultura de la Nación Pablo Avelluto se refirió a la situación actual del país, la fragmentación política y la necesidad de conversar para poder encontrar puntos en común para crear algo diferente al gobierno actual.
Pablo Avelluto fue, en su momento, uno de los exfuncionarios de Cambiemos que no migró a La Libertad Avanza y ha sido muy crítico del gobierno nacional desde el comienzo de la gestión. En diálogo con "Tenés que saberlo", por Radio Post 92.1, el exministro de Cultura del gobierno de Mauricio Macri se refirió a la necesidad de hablar y conversar entre espacios para poder encontrar una verdadera alternativa al gobierno.
"Nuestro sistema político a partir de la irrupción de Javier Milei se ha astillado como se astilla un blindex cuando le pegan un piedrazo y quedan fragmentitos que apenas sostienen esa estructura, pero que uno si se apoya o lo toca un poquito fuerte, se viene abajo. Eso es lo que queda en nuestro sistema político: pedacitos de peronismo, pedacitos de izquierda, pedacitos del radicalismo, pedacitos del PRO. Y todos ellos, fragmentados en buena medida por el modo en el que se enfrentan o acompañan al gobierno de Javier Milei", señaló Avelluto.
Frente a esto, el periodista explicó que esta ruptura puede permitir una oportunidad: "Creo que aquel sistema político, aquellos partidos, aquellas estructuras que fueron tan importantes en este siglo como fue el caso del kirchnerismo o el caso del macrismo, ya no pueden dar cuenta del presente. Y eso nos permite pensar en nuevas configuraciones, en nuevos liderazgos, que sean capaces de generar alternativas al gobierno actual. Y eso, hoy cuesta verlo porque estamos en la mitad de la tormenta, pero al final del día creo que eso va a ser positivo para nuestra democracia. Es decir, la construcción de una alternativa que proponga algo diferente a lo que el gobierno actual está haciendo".
Frente a quienes lo señalan como "kirchneristas", Avelluto señaló que él siempre ha estado en el mismo lugar: "Lo que pasa es que giró con tanta violencia el escenario que hoy uno se ha acostumbrado. Precisamente es parte de esa fragmentación, de personas que antes decían una cosa y hoy digan otra; personas que antes creían en ciertos valores hoy parecen haberlos olvidado; necesidades de acomodarse a la nueva realidad por parte de los poderes provinciales, por la necesidad en un país tan salvajemente unitario como el nuestro, donde el poder central tiene la posibilidad de abrir o cerrar la canilla de asistencia a los gobiernos provinciales".
En ese sentido, señaló que siempre ha intentado quedarse parado en un punto fijo: "Mientras otros se han ido corriendo, a veces persiguiendo las encuestas, y eso también la sociedad lo factura y lo percibe. Hay un abandono de la palabra política y entonces aquello que ayer se cuestionaba hoy se felicita, aquello que ayer estaba mal hoy está bien y aquello que ayer estaba bien hoy está mal. Creo que si esto sirve para renovar y reconstruir nuevas alternativas, nuevas voces, nuevas caras, bienvenido sea".
Sobre si acompañaría al kirchnerismo en un frente contra Milei, el exfuncionario del gobierno de Cambiemos marcó que él se junta "con personas" y que le interesan más "los kirchneristas que el kirchnerismo": "Me parece que todos hemos quedado huérfanos, de una manera u otra, de liderazgos. Pero las personas siguen siendo valiosas: hay gente valiosa, decente, comprometida con el país, en todas las ideologías. La polarización a lo que tiende es a estigmatizar al que no piensa como uno y yo creo que esa polarización, esa grieta tan dura que vivimos durante tantos años, de la cual yo mismo he formado parte, no nos trajo nada bueno, nos trajo a Milei, que es en parte el resultado de esa incomprensión y de esa polarización que los políticos o la política construyó".
El exministro de Cultura explicó que siempre intenta encontrarse con las personas eliminando prejuicios y tendiendo puentes: "Cuando uno baja un poco la intensidad de la crítica al otro, la posibilidad de conversación es muy sincera. Y cada uno se coloca en una situación de disponibilidad de poder reconocer errores y de poder pensar juntos. En cambio, si yo voy y digo ‘ustedes son todos unos chorros, se robaron el PBI, son unos delincuentes, ustedes se las fugaron todas, ustedes son inútiles', la posibilidad de construir algo es nula, como pasa en cualquier relación humana. Hay algo en lo que yo creo que la política argentina se ha desequilibrado notablemente y yo creo que requiere un enorme esfuerzo, requiere superar prejuicios. Los prejuicios yo los he estudiado mucho y hay una definición extraordinaria: son emociones tercas sobre algo que se conoce mal".
Avelluto señaló que trata de sentir empatía no por el kirchnerismo, sino por las personas que creían en Cristina: "Sea Cristina culpable o no lo sea, hay gente muy inteligente y muy seria que dice que sí y hay gente muy seria que dice que no, pero no importa eso. Lo que quiero decir es que tenemos que volver a conversar, tenemos que volver a encontrarnos y tenemos que volver a pensar, porque los problemas en la Argentina siguen estando ahí. Me he cansado de hablar de la corrupción durante el kirchnerismo. Tampoco los kirchneristas fueron los inventores de la corrupción en la Argentina, eso también es cierto, ni tampoco fueron los últimos corruptos de la Argentina, eso también es cierto. Yo no estoy diciendo que Cristina sea inocente, pero no tengo por qué trasladar la responsabilidad de Cristina a las miles de personas que probablemente la valoren y la tengan como referente. Si nosotros seguimos pensando eso, la posibilidad de que la sociedad se siga fracturando es muy grande. Mi punto es que no sigamos desintegrando nuestra sociedad y que podamos construir algo que vaya más allá de lo que tenemos, porque el sistema político que hoy tenemos, con los partidos destruidos, con los liderazgos que no representan a nadie, no nos va a sacar de acá. Este es el problema de fondo".
En esa línea, Avelluto señaló que los fallos judiciales deben acatarse pero diferenció la situación a lo sucedido con los juicios a las juntas militares en 1985: "Toda la sociedad acompañaba esa decisión judicial. Hoy hay una parte de los argentinos que cree que se hizo justicia y hay otra parte de los argentinos, muy significativa, que cree que no se hizo justicia y que se trata de una persecución, una proscripción. Hay que entender esa situación, no significa aceptarla, pero sí entenderla y trabajar para que podamos tener un poder judicial en el que todos podamos creer, en el que todos podamos confiar, porque si cada vez que las cosas salen de una manera que no es la que a nosotros nos gusta, vamos a pensar que en realidad de lo que se trata es de una conspiración, vamos a estar en problemas con nuestra convivencia, que en el fondo es lo que interesa".
La democracia y la figura de Milei
El exministro de cultura se mostró alarmado por la escasa participación de las personas al momento de votar: "Para mí, que ya estoy llegando a los 60, por lo tanto que me convertí en mayor de edad con la democracia, votar fue siempre casi un triunfo. Poder votar, fue casi un grito de esperanza siempre, un alivio. Hoy, la mitad de los argentinos no va a votar o por lo menos no ha ido a votar en las últimas elecciones en distintos lugares del país. Milei en ese sentido, sin duda con mucha habilidad y mucha capacidad para interpretar un momento de la sociedad, es un producto y un constructor de ese momento de la sociedad: polarizada, brutal, basada en el insulto al que piensa diferente, en el enojo como herramienta política".
En esa línea, señaló la necesidad de construir herramientas políticas con base en el diálogo: "Hay que construir otras herramientas: las que tienen que ver con el diálogo, las que tienen que ver con ponerse a cargo, las que tienen que ver con construir proyectos a largo plazo, las que tienen que ver con resolver problemas de verdad y no con el mantener el liderazgo exclusivamente a partir del insulto al que no piensa como yo. Pero para hacer eso creo que todavía falta un proceso que requiere algo que la política también ha perdido, que es convicción y audacia. Y diría un tercero: idealismo. La política en los últimos años, tal vez producto de los asesores, de las encuestas, se fue deshilachando, se fue volviendo monótona, cargada de palabras que no quieren decir nada. Hoy muchos políticos hablan de federalismo y el federalismo se diluye en el lenguaje, las instituciones se diluyen en el lenguaje y sólo prima en la era de las redes el insulto, la humillación".
En esa línea, señaló que lo opuesto a Milei es la moderación y el pluralismo: "Lo opuesto a Milei no es el kirchnerismo, lo opuesto a Milei es la moderación, lo opuesto es el pluralismo, lo opuesto es la diversidad, lo opuesto es el cuidado del otro frente al egoísmo, frente a la idea de yo me salvo y que cada uno se salve como pueda. Lo opuesto al anarcocapitalismo, lo opuesto al pensamiento libertario de Milei es una utopía donde todos podamos ayudarnos entre nosotros. Hoy yo mismo me escucho y parece que estuviera hablando con una ingenuidad enorme, pero yo creo en eso y no voy a cambiar lo que creo, creo que el camino es hacia la construcción, esa es la alternativa a Milei. La alternativa a Milei no es gritar más fuerte que Milei, no es insultar más duro que Milei, no es atacar como zurdo de mierda al que no piensa como uno. Creo que es la manera más productiva de construir una sociedad y eso no implica que nadie pierda su identidad, que nadie deje de ser como es, ni de creer en lo que cree, pero implica en que nos podamos encontrar en algún lugar para construir algo distinto".
Dentro de su pensamiento, señaló que muchas personas piensan como él y contó la anécdota que contó con su hermana kirchnerista, mucho antes de ser ministro de Cultura: "Yo tuve la suerte, o la desgracia, de tener una familia con muchas identidades políticas, en los asados volaban los platos. Y hubo momentos en los que nos ocurrió algo terrible: dejamos de hablarnos, para evitar esas situaciones de tensión. Y después hubo un momento en el que nos reencontramos y lo que nos reencontró fue como en esas películas de cowboy, en donde mi hermana muy kirchnerista, me miró a los ojos y me dijo como si fuera un western ‘eso de las bicisendas está bueno'. Y yo le dije ‘eso de la AUH está bueno'. A partir de ese momento, en el que cada uno reconoció que en las ideas del otro había algo valioso, en ese momento pudimos empezar a entendernos. El otro no es 100% malo, el otro no es esa caricatura que nosotros ponemos en nuestro sitio".
Finalmente, señaló que muchos partidos han estado atrapados por sus liderazgos, los cuales han cometido errores, y que sin duda deben reinventarse: "Yo veo en la conversación, simplemente con tu compañero de trabajo que tiene otra idea, tu amigo que tiene otra idea, que si uno da el gesto de acercarse y de conversar, la posibilidad de construir está. Ha pasado en las marchas que hubo en los últimos tiempos: la de la Universidad Pública, la que siguió aquel discurso tan violento del presidente en Davos. Había gente que de pronto estaba al lado mío y yo pensaba ‘con este a lo mejor hace 10 años nos hubiéramos matado, y ahora estamos defendiendo lo mismo', porque también nos pasó algo: la democracia que todos la dábamos por sentada después de tantas décadas, hoy ya no está tan segura. Ya no son los valores que nos habían unido. Aquel pacto de 1983 ya no está tan sólido como antes. Entonces, encontrarnos en nuestros acuerdos puede ser un primer punto de partida. En cualquier caso dependerá de nosotros, no creo que dependa ni de los partidos políticos ni de los liderazgos que hoy tenemos", concluyó.