Las Nonas Ramona Petrona: el restaurante que une generaciones en la cocina
En el barrio porteño de La Paternal, Las Nonas Ramona Petrona es un ejemplo vivo de esta idea. Allí, las recetas caseras conviven con un modelo laboral que prioriza la contratación de adultos mayores y jubilados. "Yo siento que gané una familia", dice Débora Ibáñez, cofundadora junto a su esposo Diego, en diálogo con EntornoPyme, (Sábados 10 a 12 por Radio Post), entrevistada por Anabel Angileri y Gabriel Piconero.
La experiencia de un restaurante porteño confirma que la diversidad generacional fortalece a las empresas.
En un mercado laboral donde la edad muchas veces se convierte en un filtro excluyente, hablar de contratación de mayores de 50 años y jubilados no es común. Sin embargo, cada vez más voces, desde distintos espacios, coinciden en que el futuro del trabajo es intergeneracional. Y que, si se combinan experiencia y juventud, se logra un equipo más sólido, creativo y humano.
Su historia comienza en 2016, en medio de una crisis personal y económica: embarazada y con Diego sin empleo, empezaron a vender empanadas tucumanas en el microcentro porteño. De ahí surgió su primer local, Abuela Maruca, y más tarde Las Nonas Ramona Petrona, en homenaje a sus abuelas Ramona y Petrona.
Descubrir el valor de la experiencia
La contratación de adultos mayores no fue una estrategia inicial, sino un hallazgo. Débora recuerda que, al inicio, el personal joven no siempre cumplía con las exigencias: llegadas tarde, distracciones y falta de compromiso. En contraste, la llegada de Mónica (52 años) y Franklin (65) marcó una diferencia: "Puntualidad, honestidad, constancia... y un ritmo que, aunque más pausado, es sostenido y confiable".
Hoy, el equipo incluye 11 personas mayores de 50 años, más algunos empleados jóvenes que han aprendido a respetar y valorar el trabajo de sus compañeros mayores. "Cuando un chico de 30 ve que alguien de 65 llega media hora antes y es el último en irse, se contagia de ese compromiso", explica.
Este es un claro ejemplo de lo que Claudia Ferrara, cofundadora de Puente Emprendedor, llama "co-creación intergeneracional": un espacio donde distintas generaciones trabajan juntas, aprenden unas de otras y rompen barreras de edad. "El futuro es intergeneracional", sostiene Claudia, y para lograrlo es necesario derribar etiquetas y prejuicios que dividen a jóvenes y mayores.
Puentes que derriban etiquetas
Claudia relata que, en sus ideatones, al inicio es común que los más jóvenes se sienten de un lado y los mayores del otro. Esa división se repite en empresas, incubadoras y eventos. Pero cuando se mezclan, surgen conexiones inesperadas. Lo mismo ocurre en Las Nonas: los jóvenes descubren la disciplina y experiencia de sus colegas mayores, y estos se nutren de la energía y las nuevas ideas de los más jóvenes.
Para Débora, esta convivencia genera un clima laboral de respeto mutuo y confianza: "Yo sé que puedo irme de vacaciones y todo va a funcionar igual, porque el equipo se hace cargo como si el negocio fuera suyo".
Claudia insiste en que la clave está en escuchar y animarse a proponer. En sus encuentros, surgieron ideas como crear un "diccionario de términos" para evitar malentendidos generacionales y adaptar beneficios laborales a realidades diversas, sin importar la edad.
Impacto más allá del trabajo
En Las Nonas, el efecto de esta política va más allá de la productividad: mejora la salud física y emocional de los trabajadores. "Llegan con un semblante, y al mes son otras personas: más animadas, activas y con mejor autoestima", asegura Débora.
Esto coincide con la visión de Puente Emprendedor, que busca "jaquear el tiempo" y demostrar que nunca es tarde para emprender o aprender algo nuevo. El trabajo intergeneracional no solo beneficia a la empresa, sino que fortalece el sentido de propósito de las personas.
Clientes que buscan historias, no solo platos
Los comensales también perciben este valor agregado. Muchos llegan atraídos por la historia del restaurante, preguntan por "los abuelos" y celebran la calidez del trato. "Cuando prueban ciertos platos, me dicen que vuelven a su infancia", cuenta Débora.
El lema que cuelga en la cocina lo resume: "Amor y pasión". O, como dicen ellos, "acá alimentamos el alma".
Un modelo para inspirar
El caso de Las Nonas Ramona Petrona es una prueba concreta de que las empresas pueden ser más competitivas si incorporan diversidad generacional. Como dice Claudia Ferrara: "Si trabajamos en equipo, sin importar la edad, vamos por el buen camino".
Débora invita a todos los emprendedores a animarse: "No se van a arrepentir. Ganás tranquilidad, compromiso y amor por lo que hacen". Y quizás, como le pasó a ella, terminen ganando algo más valioso que un equipo: una nueva familia.
En tiempos de cambios y desafíos, construir puentes entre generaciones puede ser el ingrediente secreto para el éxito.
Y, como en la buena cocina, los mejores resultados se logran a fuego lento, mezclando tradición y nuevas ideas.