Economía

El costo de la ortodoxia: estabilidad hoy, dudas mañana

El Banco Central eligió el camino de la dureza monetaria para anclar expectativas y sostener el peso hasta octubre. La receta funciona en el corto plazo, pero posterga preguntas incómodas: ¿cuánto puede resistir la economía real y qué margen tendrá el oficialismo para flexibilizar el rumbo después de las elecciones?

Juan Barboza
Gerente de Research Mariva.Economista con experiencia laboral en políticas económicas y educación relacionadas con mercados emergentes, macroeconomía y mercados internacionales de capital. Especialidades: Análisis Macroeconómico.

El Banco Central endureció la política monetaria a través de aumentos de encajes bancarios y un cumplimiento más estricto de estos.

La autoridad monetaria argumentó que va a ser muy cauteloso con la expansión monetaria porque ha observado una caída en la demanda de dinero frente a la proximidad de las elecciones legislativas de octubre y el enfrentamiento con el Congreso por ciertas iniciativas legislativas que comprometerían el resultado fiscal. Frente a este panorama, el Banco Central anunció que retirará toda la liquidez que considere excesiva.

Como resultado, las tasas de interés subieron fuertemente alcanzando niveles positivos en términos reales inéditos. En efecto, la urgencia de los bancos por la liquidez llevó la tasa de interés del mercado monetario de 1 día al alza y a ventas de dólares y bonos en pesos. La política monetaria dura habilitó un fortalecimiento del peso y el anclaje de las expectativas inflacionarias al costo de una ralentización del ritmo de la recuperación económica.

El tipo de cambio que se había aproximado al techo de la banda superior de intervención comenzó a ceder hasta niveles cercanos a 1300 pesos por dólar. El entendimiento general parece ser que esta política monetaria continuará sin cambios hasta pasadas las elecciones y sería por tanto transitoria.

A partir de allí y asumiendo un resultado favorable para el oficialismo, el razonamiento sigue con que el gobierno avanzará en su agenda legislativa de reformas impositiva, laboral y previsional, dando lugar a una caída significativa en el riesgo país y acceso del tesoro al mercado internacional de capitales y entradas de capital.

En ese contexto, las condiciones monetarias podrán ser relajadas, permitiendo una flotación cambiaria sin gran volatilidad y una mayor acumulación de reservas internacionales por parte del Banco Central. Es difícil pronosticar hasta dónde la actividad del sector privado se resentirá en ese periodo, pero ya se observan indicadores de menor crecimiento económico, del crédito y de la calidad de los préstamos afectados por la mora.

La incertidumbre sobre los escenarios políticos y económicos y sus desafíos no son menores. No hay un claro consenso sobre qué resultado electoral es considerado positivo para el gobierno y a su vez, como este podría ser afectado en septiembre por las ocho elecciones locales simultáneas en la provincia de Buenos Aires, donde se elegirán diputados y concejales provinciales.

En ausencia de un resultado contundente es de prever una competencia de interpretaciones y de marketing de lecturas favorables a unos y a otros. En todo caso, es probable que aún en el mejor escenario el oficialismo mismo siga sin alcanzar la mayoría parlamentaria en la Cámara Baja sin perjuicio de contar con muchos más representantes.

Se abre la incógnita sobre cómo reaccionarán los actores políticos el día después y con qué facilidad o dificultad se negociarán los acuerdos legislativos con el antecedente del rechazo a vetos presidenciales.

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