El Jesús histórico: qué indicios tenemos de su vida y obra

Una de las discusiones que suelen traerse a la mesa durante la Semana Santa incluye la existencia de Jesús como personaje histórico, más allá de su papel clave en la fe cristiana. Escritos y evidencias que respaldan la vida de Jesús de Nazaret.

A más de dos mil años del surgimiento del cristianismo, la figura de Jesús de Nazaret continúa despertando interés, no solo en el plano espiritual, sino también en el ámbito académico. Lejos de los templos y de los textos sagrados, muchos se preguntan: ¿existió realmente Jesús como personaje histórico? La respuesta, respaldada por el consenso de historiadores y científicos como también por fuentes antiguas, es afirmativa.

Si bien los Evangelios cristianos de Mateo, Lucas, Marcos y Juan constituyen la principal fuente de información sobre su vida y obra si son estudiados de forma no sacra, existen registros no cristianos que mencionan a Jesús y a sus seguidores, escritos por historiadores judíos y romanos de la época.

Uno de los más citados es el del historiador judío Flavio Josefo, quien hacia finales del siglo I escribió "Antigüedades judías", una extensa obra sobre la historia del pueblo hebreo. En uno de sus pasajes, Josefo señala:

"Por este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio, si es que es correcto llamarlo hombre, ya que fue un hacedor de milagros impactantes, un maestro para los hombres que reciben la verdad con gozo, y atrajo hacia Él a muchos judíos y a muchos gentiles además. Era el Cristo" (Flavio Josefo, "Antigüedades judías", capítulo 3)

Además, el historiador se refiere a su crucifixión bajo el gobierno de Poncio Pilato. Si bien el texto fue posteriormente modificado por copistas cristianos, la mayoría de los expertos considera que se basa en una referencia auténtica.

Otro registro relevante proviene del historiador romano Tácito, que en sus Anales, redactados alrededor del año 116 d.C., menciona: "Cristo, de quien el nombre tuvo su origen, sufrió la pena máxima durante el reinado de Tiberio a manos de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilato, y la superstición muy maliciosa, de este modo sofocada por el momento, de nuevo estalló no solamente en Judea, la primera fuente del mal, sino incluso en Roma, donde todas las cosas espantosas y vergonzosas de todas partes del mundo confluyen y se popularizan".

Escritos como los de Suetonio, Plinio el Joven o Luciano refuerzan la idea de que Jesús no solo fue una figura religiosa, sino también un personaje histórico real, que vivió y murió en el siglo I, en una región bajo dominio del Imperio Romano.

Lejos de abordar los aspectos milagrosos o divinos que la fe atribuye a Jesús, la historia lo presenta como un predicador judío que generó un fuerte impacto en su tiempo. Su influencia fue tal que, tras su ejecución, sus seguidores expandieron sus enseñanzas hasta dar origen a una de las religiones más importantes del mundo. La historia, entonces, respalda lo que la tradición sostiene: Jesús de Nazaret fue una figura real, cuya huella trascendió no solo lo religioso, sino también lo histórico y cultural.

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