Contradicciones que coexisten
Palabras que tienen un origen, pero que significan lo contrario o son utilizadas en ese sentido. Lacolumna de la Prof. Nené Raallo
Nos acostumbramos, desde que éramos estudiantes, a clasificar las palabras que conforman nuestro léxico, según distintos criterios: su similitud significativa, su igualdad o su disparidad fónica y ortográfica, su oposición, su gradación semántica, su pertenencia a conjuntos mayores; pero no solemos considerar términos que encierren en sí mismos conceptos que, entre sí, aparecen como contradictorios.
Vemos el caso del adjetivo 'nimio': este término derivaba del latín "nimius" y era equivalente a "excesivo, abundante"; pero, a lo largo de su historia, el vocablo fue malinterpretado y recibió acepciones de sentido contrario. Entonces, hoy, encontramos que 'nimio' se define, en relación con algo no material, como "insignificante, sin importancia": "Casi no he tomado en cuenta ese hecho porque reviste para mí nimia consideración". Pero, si se dice de algo no material, 'nimio' equivale a "excesivo, exagerado": "Su actuación le ha merecido nimios elogios". Y, por otro lado, puede significar "prolijo, minucioso, escrupuloso": "Analizó cada detalle con nimio criterio".
Esta ambivalencia se da también con el sustantivo relacionado ‘nimiedad'; en efecto, puede ser, al mismo tiempo, "pequeñez, insignificancia", como "Es una nimiedad lo que nos han aumentado el salario", y "exceso, demasía, prolijidad, minuciosidad", como en "El fiscal procedió con rigurosa nimiedad al analizar las pruebas".
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Contradictorias aparecen también las acepciones de 'enervar'.
Etimológicamente, proviene del latín "enervare", que equivalía a "debilitar", significado explicable por el prefijo "e-', con valor separativo, más la base "nervus", que traducimos como "nervio". Sin embargo, el vocablo actual reúne los dos valores que nos parecen contradictorios: el primer valor significativo es "quitar las fuerzas": "El esfuerzo desmesurado enervó mis ya debilitadas fuerzas". También, 'enervar' se dice del "debilitamiento de razones o argumentos": "Con tantas contradicciones, se han ido enervando mis argumentos". La otra acepción parece contraria a esta pues nos dice "poner nervioso, alterar, inquietar": "Su actitud infantil logra enervarme y me pongo fuera de mí".
Todos nosotros hemos aprendido, cuando niños, los valores de 'agudo' y 'grave', en relación con conceptos gramaticales. En ese ámbito, designaban realidades que resultaban opuestas entre sí. Pero, un análisis detallado de las diferentes acepciones de cada uno nos va a permitir apreciar cómo, en algunas oportunidades, están muy cerca. Analicémoslo.
El diccionario académico nos indica diversos valores para 'agudo': si lo referimos a un objeto, equivale a "punzante": "Ese tajo fue hecho con el filo agudo de una navaja"; si lo referimos a una persona, a su inteligencia, a sus conceptos, será equivalente a "sutil, perspicaz, ingenioso, penetrante": "Quedé maravillada por su aguda inteligencia". "El agudo humor del cómico cautivó al público".
También, se dice 'agudo' alguno de los sentidos corporales: "Su oído agudo le permite captar hasta el menor ruido". "Lo adiestraron para que con su olfato tan agudo rastreara cualquier indicio de droga".
Si se aplica a un olor, es sinónimo de "subido" y a un sabor, "intenso": "Era posible percibir un agudo aroma a jazmines" y "Me cautiva el agudo sabor de esas especias regionales". En esos casos, equivale también, respectivamente a "fino" y "penetrante".
En el ámbito de la prosodia y de la ortografía, 'agudo' es un vocablo cuya última sílaba es tónica y, en la métrica, el verso que termina en palabra aguda. En la geometría, señala al ángulo cuya abertura es inferior a 90 grados.
Pero... aquí encontramos que lo que era opuesto o, por lo menos, excluyente, llega a asociarse y relacionarse: en la enfermedad, cuando alcanza la persona el grado más agudo de ella, su estado es grave; el diccionario nos indica "dicho de una enfermedad, que alcanza de pronto extrema intensidad": "Se hizo agudo el cuadro crítico de su pulmonía y está muy grave".
También se aplica este mismo criterio cuando, dicho de un dolor, se vuelve vivo y penetrante; lo que se agudiza señala agravamiento: "Con el paso de las horas, los dolores cada vez más agudos, indicaban su grave estado". "La 'poliomielitis aguda' es una gravísima enfermedad".
Ahora, revisemos las acepciones de 'grave' y veamos cómo también, en algunos casos, se acercan a las de 'agudo'. La segunda acepción de este adjetivo lo acerca a lo que dijimos acerca de 'agudo', pues se aplica a los hechos que pueden ser grandes o tener mucha entidad o importancia: "Grave crisis" y "Aguda crisis", "Aguda enfermedad" y "Grave enfermedad". Sucede también esto con la sexta acepción: "Arduo, difícil, peligroso". Así, en "Aguda acusación" y "Grave acusación".
Lo mismo sucede si vamos al ámbito verbal: si busco el valor de 'agudizar', en su uso como pronominal, nos dice "dicho de una enfermedad, agravarse": "Se agudizó su enfermedad" es igual a "Se agravó su enfermedad".
Más recientemente, en Mendoza, se planteó el doble valor significativo de ‘manso': el Diccionario de la lengua española lo define como un adjetivo que indica "de condición benigna y suave", como en "Es un animal extremadamente manso"; pero los jóvenes y, en general, el usuario común usa ‘manso' con la acepción que consigna el Diccionario de americanismos: "Muy grande o muy bueno en su línea", lo cual implica no necesariamente benignidad o suavidad: "Manso desempeño tuvo ese funcionario".
Y plantearemos también, por su valor hoy ambivalente, el vocablo ‘bizarro': el adjetivo deriva del italiano "bizzarro", cuyo valor significativo es "iracundo, furioso", ya que se vincula al sustantivo "bizza", equivalente a "enojo".
Conforme a esa etimología, la primera acepción es la de "valiente, arriesgado": "El héroe tuvo un bizarro accionar". En ese sentido, se da el sustantivo ‘bizarría', que se define como "gallardía, valor, intrepidez": "Llena de orgullo y bizarría...". Pero el Diccionario de americanismos consigna, para Paraguay, Chile y Argentina, el valor de ‘bizarro' en relación con una cosa, como "rara, extraña, insólita"; también, registra que en Venezuela se aplica a algo "bajo, despreciable, malsano". Esta ambivalencia de valores significativos involucra, lógicamente, también al mencionado ‘bizarría', considerado como "rareza, extravagancia": "Pedro ya nos tiene acostumbrados a proceder con bizarría".