La inflación porteña cayó a su nivel más bajo en cinco años y el BCRA recurre a más deuda

El periodista Ismael Bermúdez analizó en su columna para Radio Post, las noticias económicas más importantes de este martes; destacó la baja marcada del consumo junto al alto nivel de endeudamiento.

La inflación en la Ciudad de Buenos Aires marcó en mayo su registro más bajo en cinco años. El índice mensual estuvo por debajo del 2%, un nivel que no se alcanzaba desde junio de 2020, en plena pandemia. Incluso, en abril de ese mismo año, la suba de precios había sido aún menor, en torno al 1%. Luego, en mayo de 2020 subió levemente, y en julio trepó al 1,4% y posteriormente al 1,6%, según lo que explicó el periodista económico Ismael Bermúdez, en su columna habitual en Radio Post.

La desaceleración inflacionaria actual responde a varios factores. En primer lugar, el ingreso de productos importados ayudó a contener precios, especialmente en el rubro electrodomésticos, que mostró bajas en la medición porteña. Además, el tipo de cambio, que se mantiene en la mitad de la banda oficial, no generó presiones adicionales ni motivó remarcaciones, sino lo contrario.

Otro elemento clave fueron los factores estacionales. Un mayor ingreso de frutas y verduras empujó a la baja los precios de productos como papa, tomate y batata. Finalmente, el consumo deprimido actúa como un ancla adicional: con una demanda muy debilitada, supermercados y almacenes se ven limitados para aplicar aumentos.

Endeudamiento para sostener reservas

Mientras la inflación muestra señales de contención, el Banco Central avanza con un nuevo esquema de toma de deuda. El Gobierno necesita cubrir compromisos inmediatos, como los pagos programados para el 9 de julio, y reforzar reservas netas que aún se encuentran en terreno negativo.

 "El gobierno está jugado a tener contenida la inflación apelando a todos estos mecanismos; por el lado de las cuentas externas, las cubre con dólares e incentivo las importaciones para alinear los precios internos a los precios importados. O sea, que en muchos rubros lo está logrando", explicó.

Como la actividad económica con el exterior sigue mostrando un saldo deficitario -producto del alto nivel de importaciones, el turismo emisivo, el pago de intereses de deuda, fletes y seguros- el Ejecutivo apunta a cubrir ese rojo del balance cambiario con endeudamiento.

En este marco, ya se anunciaron licitaciones por un total de 7.000 millones de dólares. En los próximos días se realizará una colocación por 2.000 millones, y luego se lanzarán licitaciones mensuales por 1.000 millones en bonos en pesos que pueden ser adquiridos con dólares desde el exterior.

Estos instrumentos, con tasas que superan el 30%, alimentan operaciones de carry trade, es decir, inversores que colocan sus dólares en pesos para aprovechar los altos rendimientos y luego recompran divisas con ganancias sustanciales.

Una estrategia frágil

Este esquema exige una gestión extremadamente prudente. La deuda externa argentina continúa creciendo, particularmente con acreedores financieros como bancos, organismos multilaterales y el propio FMI. Las condiciones impuestas por estos prestamistas son estrictas y cualquier incumplimiento puede derivar en sanciones similares a las que enfrenta un particular cuando entra al Veraz: restricciones, desconfianza y complicaciones para conseguir nuevos créditos.

El Gobierno parece haber optado por contener la inflación sin superávit externo, compensando con deuda, conteniendo salarios mediante convenios colectivos que no superan el 1% mensual -lo que se denomina ya un "cepo salarial"- y congelando bonos para jubilados. Así, la demanda interna continúa deprimida.

Supermercados vacíos

La baja del consumo es tangible. Como anécdota, ayer a las 13 horas en un supermercado grande de Buenos Aires, solo habían ingresado tres clientes desde que abrió a las 9. Empleados retiraban productos vencidos de las góndolas, ya que no logran venderlos. En algunos casos, los precios parecen atractivos, pero se trata de mercadería a punto de vencer, lo que desalienta la compra.

La situación obliga a los consumidores a desarrollar estrategias de supervivencia económica: revisar fechas de vencimiento, planificar compras según los descuentos bancarios vigentes según el día y tarjeta, y buscar ofertas con calendario en mano. "Es un ajedrez cotidiano", resumió.


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Editó Carina Pérez

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