La epopeya de la Vendimia mendocina

Es el momento: la Vendimia, a pleno, con todo lo que tiene encima de historia, tradición, cultura e innovación. Hoy reflexiona sobre la fiesta máxima de Mendoza Juan Marcelo Calabria.

Juan Marcelo Calabria

La Vendimia, técnicamente la recolección de uvas destinada a la vinificación, ha sido desde 1936 un hito cultural en Mendoza. En la época en que el verano matiza las montañas con ocres y azules, esta celebración, conocida internacionalmente como la Fiesta Nacional de la Vendimia, trasciende el tiempo. Más que un evento cultural, es una oda al trabajo, sacrificio y amor por la vid y el vino. Aunque la Vendimia moderna tuvo su origen oficial en aquel lejano abril de 1936, ya desde 1800 se celebraban en Mendoza fiestas protagonizadas por el vino y las mujeres, reflejando el profundo vínculo de la provincia con la viticultura.

Este festival ha crecido hasta convertirse en un emblema de la identidad mendocina, un tesoro que nos une y nos representa ante el mundo. Y que este año además tiene una particularidad especial: coincide, ya sea por casualidad o programación, con el Día Internacional de la Mujer, destacando no solo la elección de las reinas, sino también el papel histórico y crucial de las mujeres en la historia de esfuerzo y trabajo vendimial.

Calificarla como "epopeya" puede parecer audaz. Sin embargo, al recorrer la historia de esta fiesta y los ciclos de vida de los vendimiadores, sus familias y comunidades, resulta difícil negar que la Vendimia es una historia épica digna de ser contada. El arduo trabajo, las alegrías y los desafíos de quienes dedican sus vidas a la vid forman una narrativa heroica que inspira y emociona. 

Recuerdo con nostalgia mis días como joven estudiante trabajando en la cosecha, sumergido en un esfuerzo que iba más allá de lo económico. Ese ritual de cortar racimos y cargar tachos era también una forma de conectar con la tierra y las tradiciones. A lo largo del tiempo, esta tarea agrícola se transformó en un legado cultural, un tributo al esfuerzo de agricultores, cosechadores, viticultores y enólogos. Cada grano de uva lleva consigo historias de sacrificio y esperanza, convertidas en identidad y orgullo para Mendoza.

Los actos centrales de la Vendimia, como la Vía Blanca, el Carrusel y la elección de reinas, son celebraciones vivas de nuestras raíces. En el Teatro Griego Frank Romero Day, entre majestuosos cerros, la puesta en escena deslumbra a miles de espectadores, año tras año, reviviendo el vínculo entre el fruto de la tierra y el arte. 

Además, la Fiesta ha sido reconocida como Patrimonio Cultural de Mendoza mediante leyes que subrayan su trascendencia histórica y su impacto en el desarrollo cultural y económico de la provincia. Este legado, respaldado por normativas que han ido surgiendo a lo largo de décadas, refuerza la importancia de proteger y revitalizar la Vendimia para las generaciones futuras.

Si bien es cierto que la Vendimia, tanto como momento clave de la vitivinicultura como fiesta popular y tradicional, cuenta con un extenso marco normativo, su importancia ha sido destacada a lo largo de los años mediante diversas leyes. Entre las primeras normativas se encuentra la Ley Nº 1631 de 1947, que aprobó la inversión de fondos destinados a los gastos de la Fiesta de la Vendimia y la recepción de personalidades. Más adelante, la Ley Nº 6973 de 2002 declaró a la Fiesta de la Vendimia como "Patrimonio Cultural de la Provincia de Mendoza", incluyendo en sus manifestaciones las Fiestas Tradicionales Barriales, Distritales, Departamentales, la Bendición de los Frutos, el Carrusel, la Vía Blanca de las Reinas y el Acto Central. La Ley Nº 6915 promovió además la constitución del foro UNESCO con el fin de postular la Fiesta Nacional de la Vendimia como "obra maestra del patrimonio oral e inmaterial de la humanidad".

Por otro lado, la Ley Nº 7484 designó a la "Virgen de la Carrodilla" como "Patrona de los Viñedos de la Provincia" y oficializó la obra musical con dicho nombre, de Hilario Cuadros, como canción dedicada a esta advocación, teniendo un rol destacado en la tradicional Bendición de los Frutos. La Ley Nº 8568 creó el "Museo Provincial de Vendimia" para salvaguardar, conservar y difundir las expresiones artísticas vinculadas a la fiesta desde su primera edición en 1936. Finalmente, la Ley Nº 8740 de 2014 introdujo un nuevo reglamento para la elección vendimial, destacando la relevancia de estas normativas como una muestra tangible de la influencia de la Vendimia en la vida cultural, social y económica de Mendoza.

Por todo ello en cada brindis que se alza durante la Vendimia, se celebra algo más que un buen año de cosecha; se celebra la esencia misma de lo que significa ser mendocino: resiliencia, creatividad y un profundo respeto por nuestras tradiciones, y por ello nos permitimos hacer un paréntesis para subrayar que: los actos, encuentros, foros, desayunos, almuerzos, etc. del calendario vendimial deben recordar con mucho más énfasis a sus verdaderos protagonistas y por tanto darles el lugar de honor que les corresponde.

Así con dificultades y obstáculos, crisis y sinsabores como las de estas últimas temporadas donde los designios climáticos golpean fuerte justamente a esos protagonistas, creemos hoy más que nunca que el eco de esta fiesta debe seguir resonando por generaciones, como testimonio vivo del esfuerzo de esta tierra y su gente, de nuestra riqueza cultural y como faro para el desarrollo desde una visión no sólo industrial y a gran escala, que es totalmente necesaria, sino también desde lo eco cultural que permite que se fortalezcan cientos de emprendimientos gastronómicos, turísticos, culturales, históricos, vitivinícolas, artesanales, etc. que pueden ser el complemento necesario para ese mentado desarrollo sustentable mendocino. 

Porque como siempre decimos nada mejor que un buen vino para contar una buena historia. ¡Salud por la Vendimia y su gente, por sus verdaderos protagonistas, por los que nos visitan y por lo mejor de nuestras tradiciones... y a disfrutar Mendoza!



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