Más allá del Malbec: descubriendo la efervescencia de los espumantes argentinos

¿Has probado alguna vez un espumante argentino que te haya dejado sin aliento? El Día Internacional del Espumante, cada cuarto viernes de octubre, es la excusa perfecta para celebrar la efervescencia de estos vinos, y Mendoza, la cuna de muchos de ellos, se viste de gala. Más allá del reconocido Malbec, Mendoza nos sorprende con espumantes de calidad comparable a los mejores del mundo. Acompáñame en un viaje por el fascinante mundo de las burbujas, donde desentrañaremos la historia del Champagne y descubriremos la riqueza y el potencial de los espumantes mendocinos. Escribe Marcelo Calabria.

Juan Marcelo Calabria
Más allá del Malbec: descubriendo la efervescencia de los espumantes argentinos

Las efemérides del vino y toda su cultura son un excelente punto de partida para descubrir, paso a paso, la diversidad de productos que nacen en Mendoza y recorren el mundo. Aunque el Malbec es, sin duda, la nave insignia de la vitivinicultura mendocina, en esta ocasión queremos destacar los espumantes. Estos vinos espumosos encuentran en nuestra provincia una cuna digna, comparable a la de los principales países productores del mundo. Y es que cada cuarto viernes de octubre, el mundo del vino se llena de alegría y sofisticación al celebrar el Día Internacional del Espumante. Esta fecha especial nos invita a sumergirnos en el encantador universo de las burbujas, donde cada copa es una celebración de elegancia y tradición. Si bien por motivos de denominación y reglamentación internacional, lo que implica todo un tema muy interesante para profundizar, de manera muy sintética diremos que debemos diferenciar los vinos espumantes del champán o Champagne.

Según el sitio del Comité Internacional del Champagne, la historia inicia a 331 años atrás, en la "región de Champagne, en Francia, con una rica tradición vitivinícola que se remonta a la época de los galos. Los remos, habitantes de esta región, se aliaron con Julio César antes de la invasión romana, lo que les permitió mantener un comercio lucrativo de vino con los romanos. Aunque inicialmente los romanos prohibieron las plantaciones vitícolas para evitar la competencia, esta restricción se levantó a finales del siglo III d.C. Descubrimientos recientes han demostrado que ya en el siglo I había vides domésticas en Champagne. 

Posteriormente el siglo XVII marcó un hito en la producción de vino espumoso con el desarrollo del método champenoise, gracias a figuras como Dom Pierre Pérignon, este monje benedictino perfeccionó la técnica de ensamblaje de vinos, logrando productos más equilibrados y de mayor calidad. En la segunda mitad del siglo XVII, se introdujo una nueva técnica de prensado que permitió obtener vinos blancos a partir de uvas negras. A finales del siglo XIX, los productores de Champagne establecieron normas para proteger la autenticidad del champagne, culminando en 1936 con el reconocimiento oficial de la denominación de origen controlada (AOC) Champagne".

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Desde este ancestral comienzo, algunas fuentes dan cuenta que su origen fue de forma casual, lo cierto es que este vino especial quedó asociado en la historia a las celebraciones, acontecimientos destacados e incluso como broche de oro de grandes victorias militares, tratados y acuerdos entre naciones y muchos otros hitos que han marcado la historia de la humanidad. Pero ¿qué hace que el vino espumante sea tan especial y cómo podemos aprovechar esta ocasión para descubrir nuevas experiencias enológicas? Hoy, gracias a la información proporcionada por especialistas, sabemos que el espumante, famoso por su frescura y efervescencia, es mucho más que una bebida para ocasiones especiales. Desde el histórico Champagne hasta los innovadores espumantes argentinos, regiones como Mendoza y la Patagonia han perfeccionado el arte de su producción, creando productos que compiten con los mejores del mundo.

Ana Paula Bartolucci, la mujer detrás de lo nuevo de Chandon

Nuestros espumantes son vinos versátiles que se adaptan a una amplia gama de maridajes. Desde aperitivos ligeros hasta platos principales, sus burbujas realzan los sabores y crean una experiencia gastronómica inolvidable. ¿Por qué no probarlos con sushi, mariscos o incluso con un postre de frutas frescas? También acompañan perfectamente carnes, pastas y una gran variedad de pescados. Y, como siempre destacamos, lo más importante es disfrutarlos como más le guste a cada comensal.

Más allá del Malbec: descubriendo la efervescencia de los espumantes argentinos

Mucho más cerca en el tiempo y el territorio, gracias al Historiador y Escritor Dr. Pablo Lacoste, sabemos que Mendoza tiene el privilegio de ser el lugar donde se inició el primer espumante de Argentina, en tanto que en su libro "Guaymallén y el origen del espumante argentino" destaca que en 1902, en la bodega Santa Ana, el inmigrante alemán Carlos Kalless produjo el primer espumante del país, el emprendimiento, luego fue adquirido por el italiano Luigi Tirasso, quien continuo la producción e innovó en la elaboración de espumantes", un trabajo que ha dado lugar a la idea de impulsar "Espumante Guaymallén" como denominación de origen.

Lo cierto es que el Día Internacional del Espumante es una oportunidad para celebrar el arte de la vinificación y la dedicación de los viticultores que, con su esfuerzo y pasión, transforman nuestras uvas en experiencias inolvidables. Cada copa de espumante es un tributo a su legado y una invitación a explorar nuevas fronteras en el mundo del vino, tal como solemos destacar, poniendo en valor el trabajo de los emprendedores y hacedores que desde Mendoza se destacan hacia todo el mundo. Y cuando hablamos de espumantes, es imposible no mencionar a Chandon, una bodega líder que tiene en Argentina uno de sus capítulos más destacados. En la víspera del Día del Espumante, tuvimos el placer de asistir a la presentación de su nuevo menú de temporada Primavera-Verano en su Bistró. La tarde noche del jueves nos deslumbró con la elegancia de Bodega Chandon en Agrelo, Mendoza, y la magia culinaria de la Chef Miranda Watson, quien creó una experiencia inolvidable.

Este nuevo menú es un homenaje a la frescura y a los sabores vibrantes de la estación, utilizando ingredientes locales representativos de la provincia. Las burbujas de los espumantes tradicionales y los nuevos acompañaron cada plato, culminando con el delicado y maravilloso Délice Rosé, presentado por la experta Chef de Cave Ana Paula Bartolucci, en tanto cada bocado es una fiesta para el paladar. El encuentro comenzó con la bienvenida de Herve Birnie-Scott, Director de Chandon Argentina, quien inauguró una recepción llena de cuidados detalles, donde la combinación de la sofisticación de los espumantes de la bodega con la innovación culinaria del menú primavera-verano ofreció una experiencia única. La chef Watson y su equipo creó platos que reflejan la frescura y los sabores de la temporada, mientras que el Délice Rosé, presentado por Bartolucci, se convirtió en el acompañamiento perfecto. La elegancia de Chandon, la experiencia de sus chefs y el lanzamiento del nuevo espumante Délice Rosé hicieron de esta noche una experiencia memorable, consolidando a la bodega y su bistró como un referente en la creación de experiencias gastronómicas y de enoturismo de alta calidad.

Más allá del Malbec: descubriendo la efervescencia de los espumantes argentinos

De esta forma, los espumantes argentinos, con su versatilidad y calidad, se han ganado un lugar destacado en el mundo vitivinícola. Así el Día Internacional del Espumante es una buena excusa y una invitación a descubrir la diversidad y la excelencia de los vinos espumosos, tanto los clásicos como los innovadores. Mendoza, con su terroir único y la pasión de sus productores, se posiciona como una región clave en la producción de espumantes de alta calidad. En estos días levantemos las copas, brindemos por el futuro de los espumantes argentinos y disfrutemos de la magia de las burbujas. Desde los históricos comienzos con métodos tradicionales hasta las innovaciones actuales de bodegas líderes, estos vinos espumosos continúan sorprendiendo y deleitando a los paladares más exigentes, acompañando simples y grandilocuentes celebraciones, y momentos únicos de las historias personales y mundiales... Porque nada mejor que un buen vino para contar una buena historia. ¡Salud y a disfrutar Mendoza!

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