La dolarización financiera pisa el acelerador: depósitos récord y auge del crédito en moneda extranjera
Los depósitos privados en dólares treparon a US$ 35.540 millones en noviembre y marcan el nivel más alto desde la posconvertibilidad. La suba, junto con el avance de los plazos fijos en divisas y la expansión crediticia, confirma un giro dolarizador que se afianzó tras las elecciones.
El proceso de dolarización dentro del sistema financiero volvió a tomar impulso y dejó una nueva marca histórica. En noviembre, los depósitos privados en moneda extranjera escalaron hasta los US$ 35.540 millones, de acuerdo con cifras oficiales. El mes previo apenas habían superado los US$ 35.100 millones, por lo que el incremento mensual -unos US$ 440 millones- representó un avance del 1,2%.
Más allá de la variación porcentual, el dato relevante es el volumen alcanzado: el sistema no registraba un nivel de depósitos en dólares de esta magnitud desde los primeros años posteriores a la salida de la convertibilidad. La tendencia refleja una dolarización persistente que comenzó a consolidarse hacia mediados del año pasado y se reforzó durante el período electoral.
Por qué se acelera la dolarización en 2025
El clima político y económico fue determinante. La combinación de expectativas cambiarias, la cercanía de las elecciones de medio término y los sucesivos ajustes del tipo de cambio estimuló la búsqueda de cobertura en moneda dura. Tanto individuos como empresas optaron por fortalecer su tenencia de dólares dentro del sistema, favorecidos por una percepción de mayor solidez bancaria y menor riesgo de retiros masivos. La confianza en que las entidades podían seguir administrando depósitos en divisas actuó como un ancla para los ahorristas.
Efecto derrame: boom del crédito en dólares
El flujo de dólares inmovilizados en cuentas bancarias también impactó de lleno en el mercado crediticio. La cartera de préstamos al sector privado en moneda extranjera alcanzó los US$ 18.200 millones, un salto interanual del 68%, muy por encima del desempeño del crédito en pesos, que creció 55% nominal en el mismo período.
La dinámica es particularmente visible en los bancos de mayor tamaño. Un caso destacado es el de Banco Galicia, donde los préstamos en dólares aumentaron 31% real en un trimestre, mientras que los otorgados en pesos apenas avanzaron 3,5% real. Al mismo tiempo, creció el apetito por los plazos fijos en dólares: aunque su rendimiento sigue siendo acotado, con tasas que subieron a la zona del 2,5% a 3% anual -frente al 1% o menos que ofrecían años atrás-, estos instrumentos ya concentran cerca de US$ 8.000 millones, equivalentes al 22,5% de todos los depósitos privados en divisas.
Desde el sector financiero aseguran que las condiciones para que la expansión continúe están dadas, especialmente después de los resultados electorales, que redujeron el temor a una devaluación inmediata. Ese escenario también reactivó el financiamiento para consumos en el exterior, que crece de la mano de la temporada de verano y el aumento del gasto en dólares con tarjeta.
El crédito para empresas también mostró señales de recuperación. Aunque muchas firmas optan por endeudarse fuera del país cuando tienen acceso, los bancos retienen margen para atender a un grupo más amplio de clientes. Ese segmento, que había llegado a US$ 800 millones en la temporada anterior y volvió a ese nivel tras las vacaciones de invierno recientes, ronda ahora los US$ 500 millones.
Qué esperar en los próximos meses
El sostenido crecimiento de los depósitos en dólares abre preguntas sobre el recorrido futuro de la dolarización financiera. Un punto clave será observar la demanda de crédito en divisas, ya que suele funcionar como termómetro del uso de esos fondos dentro del sistema.
Otro aspecto a seguir es la composición interna de los depósitos: no es lo mismo un incremento en cuentas a la vista que en colocaciones a plazo, debido a su impacto en la liquidez. También importa distinguir entre depósitos de personas y de empresas, ya que reaccionan de forma diferente ante cambios en el contexto económico. Con esos datos, podrá trazarse un panorama más preciso sobre la tendencia que marcará la primera mitad del año.