Mendoza: paisajes que enamoran, sabores que conquistan
Juan Marcelo Calabria repasa las oportunidades que le ofrece Mendoza al mundo como destino. Una nueva columna de "Vinos & Comidas", con Historia.
Si hay algo que define a nuestra querida Mendoza, además de sus paisajes y su cultura del vino e identidad gastronómica, es su capacidad de sorprender. La nueva campaña "Mendoza, Manso Destino" lanzada hace unos días, no solo busca atraer turistas y visitantes, sino que también de alguna manera captura la esencia de una tierra que sabe combinar tradición y modernidad con una identidad única, y que se ha posicionado como la marca Mendoza.
Desde un enfoque fresco y disruptivo, a diferencia de lo que han sido las tradicionales campañas de difusión del "Destino Mendoza", hay que reconocer que llama la atención e invita a completar los 50 segundos que nos proponen un viaje rápido por las conocidas bondades menducas. El término "manso", resignificado en esta propuesta, deja de ser sinónimo de tranquilidad y quietud, para convertirse en un adjetivo que describe lo grandioso, lo imponente, lo inolvidable, y que desde hace años es parte de nuestros localismos o dialectismos, en esta última acepción. Y si hay algo que Mendoza tiene en abundancia, es precisamente eso: experiencias sorprendentes que quedan grabadas en la memoria.
Para quienes amamos Mendoza y la conocemos bien, aunque aún nos queda mucho por recorrer, esta nueva promoción nos ofrece un recorrido visual que resalta la majestuosidad de sus paisajes. Desde la imponencia del Dique Potrerillos hasta la serenidad del Parque General San Martín, uno de los espacios verdes urbanos más importantes del país, pasando por la Cordillera de los Andes y las orillas de nuestros ríos, cada imagen reafirma por qué esta tierra no solo es un destino imperdible para los visitantes, sino también para quienes la llamamos hogar.
Según la opinión de diferentes especialistas y referentes del turismo, hotelería, gastronomía y enoturismo que hemos consultado, coinciden en que: "...desde la comunicación, la campaña "Mendoza, Manso Destino" marca un giro hacia un estilo más relajado y accesible, dejando atrás años de mensajes formales y sofisticados. Con un enfoque dirigido a un público más joven y habituado a narrativas ágiles y dinámicas, incorpora un tono con un toque humorístico que ha probado ser efectivo en otros destinos. Además, busca posicionar el término "manso" para que se integre de manera natural en la identidad turística de Mendoza. En términos estratégicos, la campaña se suma a una sólida presencia en mercados clave y a la expansión hacia nuevas audiencias, consolidando así el atractivo de la provincia en el ámbito nacional y regional".
En el mismo sentido un estimado amigo con quien hemos podido trabajar en conjunto en proyectos de promoción cultural y turística, referente del Centro de Estudios de Desarrollo Sostenible y Turismo de la UNCuyo, nos dice: La campaña "Mendoza, Manso Destino" ha generado un impacto positivo al presentar una visión más auténtica y cercana de la provincia, distanciándose un poco de la imagen de exclusividad que tan buenos resultados ha venido dando al destino. Su concepto busca conectar con la vida cotidiana y con un público más amplio, transmitiendo una identidad más accesible, la propuesta destaca por su simpleza y claridad. Además, la prolijidad habitual de las campañas del EMETUR sugiere que, si se mantiene en el tiempo, "Manso Mendoza" podría consolidarse como una referencia en la comunicación turística de la provincia". (Guillermo Barletta, Máster en Planificación y Dirección de Turismo).
Por otro lado, especialistas en comunicación nos indican que: ...la elección de Mike Amigorena como protagonista refuerza el carácter auténtico de la campaña. Mendocino de nacimiento, su presencia aporta frescura y cercanía, conectando con el público de una manera espontánea y genuina. Junto a él, Fran Velardes, el niño cordobés que se hizo viral por su pasión futbolera, representa al turista que llega a Mendoza con ganas de vivirlo todo". Y como si fuera poco, el spot se acompaña de "La Muralla Verde", un himno de Los Enanitos Verdes que evoca nostalgia y pertenencia, y nos recuerda que Mendoza no solo se visita, Mendoza se siente.
Mendoza no es solo naturaleza. Es también el hogar de una de las industrias vitivinícolas más prestigiosas del mundo, por ello el vino no podía quedar fuera. La experiencia de recorrer una bodega, degustar un Malbec con vista a los viñedos y sentir el sol mendocino en la piel es, sin duda, una de las razones por las que miles de visitantes eligen este destino año tras año.
Así cada elemento nos recuerda la riqueza de nuestro hogar como destino. La naturaleza se muestra en su esplendor, con montañas imponentes y cielos diáfanos que invitan a la aventura. El amanecer mendocino es una obra de arte y cada atardecer, un espectáculo inolvidable. Los vinos, protagonistas indiscutidos, reflejan la pasión y el arte de una tierra que ha perfeccionado su producción vitivinícola, como ya hemos referido en nuestras innumerables columnas de Vinos y Comidas: cada copa es un viaje sensorial, una historia contada en aromas y sabores. La amistad, presente en cada encuentro, nos recuerda que Mendoza es un lugar para compartir y disfrutar.
Aquí, los abrazos son cálidos, las risas sinceras y los momentos, eternos. La gastronomía, con sabores que van desde la cocina tradicional hasta propuestas gourmet, seduce a los paladares más exigentes; nuestros platos son una celebración de la identidad mendocina, un homenaje a los ingredientes de la tierra, pero también a la fusión de la gastronomía legada de nuestros antepasados del macizo andino, y más acá en el tiempo de nuestros abuelos inmigrantes.
El agua, fuente de vida y elemento clave en la producción agrícola, fluye en los paisajes mendocinos, aportando frescura y vitalidad, recordándonos que es el recurso vital que debemos seguir celebrando y protegiendo. Desde los ríos que serpentean entre montañas hasta los espejos de agua que reflejan el cielo, Mendoza es un canto a la vida y al esfuerzo. Y, por supuesto, los paisajes límpidos y puros, que hacen de cada rincón de la provincia un escenario perfecto para desconectarse y maravillarse. Aquí, la inmensidad de la Cordillera de Los Andes nos recuerda que la naturaleza es un regalo que debemos preservar.
Esa Cordillera de Los Andes eterna, majestuosa y arisca, es el símbolo de la grandeza mendocina. Sus cumbres imponentes han sido testigos de la historia y guardianas de la libertad. Fue aquí donde el Ejército de los Andes, liderado por el Libertador José de San Martín, emprendió la epopeya que cambiaría el destino de América. Atravesar sus pasos inhóspitos, desafiar las temperaturas extremas y vencer la adversidad fueron pruebas de coraje y determinación que marcaron el camino hacia la independencia. Hoy, la cordillera sigue siendo un emblema de resistencia y belleza, un recordatorio de que la libertad se conquista con esfuerzo y visión. Sus rocas, sus senderos y cada cumbre que transitamos es un testimonio de la grandeza de quienes soñaron con un continente libre.
Todos estos elementos, en perfecta armonía, potencian la marca Mendoza. No es solo un destino, es una experiencia que transforma. Es el lugar donde la naturaleza y la cultura se entrelazan, donde el vino y la gastronomía celebran la identidad, donde la historia y la modernidad conviven en un equilibrio perfecto. Mendoza es más que un viaje, es un sentimiento que se lleva en el alma, "donde cada buena historia se cuenta con un buen vino". Por todo ello ¡salud y a disfrutar Mendoza!