Potasio Río Colorado, Hierro Indio y Cerro Amarillo: ¿brindamos por alguno de ellos?

Desde la gestión de Rodolfo Suarez ponen a la minería como uno de los logros en el año que se va en base a tres proyectos. Lo real y lo discursivo en cuanto al desarrollo de la actividad.

Si hoy se hiciera la encuesta Fraser (ranking mundial minero), Mendoza seguiría estando entre los distritos con peor calificación en el mundo. Eso no cambiará mucho en el corto plazo, pero hay algunos avances que -especialmente en época de balances políticos- desde el Gobierno de Mendoza están destacando con un significativo nivel de sobrevaloración.

Rodolfo Suarez, en todas las entrevistas que está dando por el cierre del año, recalca tres proyectos mineros como logros de gestión. Potasio Río Colorado, Hierro Indio y Cerro Amarillo son puestos en la mesa como un avance en el desarrollo de la actividad. Sin embargo, desde lo estrictamente técnico, sólo uno de ellos puede convertirse en el corto o mediano plazo en una fuente de buenas noticias reales para Mendoza.

Potasio Río Colorado

La gestión de Suarez está marcada por la decisión de derogar la Ley 9.209 en diciembre del 2019, cuando iniciaba su gestión, e incluso luego sepultó cualquier posibilidad de volver a hablar de minería. Sin embargo, sin alternativas para generar recursos, con el tiempo volvió a hablar y a impulsar proyectos, pero con la condición de que no se modifique la Ley 7.722.

En ese contexto, la gran apuesta de la administración es que se logre reactivar Potasio Río Colorado, el yacimiento ubicado en Malargüe que hoy se encuentra en manos del Estado y que está en proceso de búsqueda de un socio inversor a través de la empresa provincial PRC y el banco suizo UBS. La idea de Suarez es anunciar en Vendimia que logró un acuerdo con alguna empresa que se encargue de una inversión que -en el contexto ideal- debería estar entre los US$800 millones o US$900 millones.

Desde el punto de vista técnico es el proyecto minero que más rápido podría concretarse y podría tener novedades reales y significativas durante la actual gestión. Eso, no significa que necesariamente se vaya a ver en producción, pero si podría abrochar los recursos para ponerlo en marcha e iniciar la reestructuración del yacimiento que dejó Vale en Malargüe para el nuevo diseño de producción.

Potasio Río Colorado, Hierro Indio y Cerro Amarillo: ¿brindamos por alguno de ellos?

La confirmación de un socio significa la reactivación del yacimiento. Más allá de la dimensión que tenga, su puesta en marcha debería tener un impacto en materia de exportaciones, empleo y movimiento de la matriz productiva que Mendoza no tiene hace décadas.

De acuerdo a lo que indica Mendozaminera.com, en un escenario posible, como el que esperan en la compañía, en torno a 1.000.000 o 1.500.000 de toneladas anuales de producción, y con el precio en US$600, la estimación que se hace es de una facturación entre US$600 millones y US$900 millones anuales.

En materia minera, sólo este proyecto puede ser un logro real para Suarez, porque los otros dos proyectos que menciona -por ahora- sólo son buenas intenciones. Sin embargo, el impacto sería muy importante, y esperan sea el paso para abrir el camino a la minería metalífera, lo que sí daría un impulso mucho mayor y con varios proyectos en cartera.

Hierro Indio

La mina de hierro tiene la particularidad de ser el único proyecto cuya DIA de exploración fue aprobada en la Legislatura desde que se puso en marcha la Ley 7.722. Este verano inició los trabajos después de tres años de la aprobación de su expediente. Para que ello ocurriera fue clave el impulso dado por la sociedad con el Estado( a través de PRC), después de que no consiguieran los socios privados que financiaran los trabajos.

Es en este punto donde podemos marcar las diferencias entre las visiones que existen en el Estado y en el sector privado, dado que mientras en el Ejecutivo consideran que son logros a destacar, para el sector minero se trata de un proyecto menor que tiene un valor, pero que no va más allá de lo simbólico.

Lo cierto es que los que conocen el yacimiento -que ya estuvo en operación- no tienen el mismo optimismo que su dueño y no ven más allá de una posible producción de 100.000 toneladas anuales, lo que significa que se transformaría en un proyecto pequeño, con menos de medio centenar de empleados y en una planta que no requerirá grandes inversiones.

Potasio Río Colorado, Hierro Indio y Cerro Amarillo: ¿brindamos por alguno de ellos?

Siendo claros. De no mediar la sociedad de Hierro Indio S.A. con PRC -que asumirá la mitad del capital de riesgo de esta exploración- difícilmente este proyecto hubiera avanzado, porque no generaba interés en la inversión privada. En resumen, no mueve la aguja para la economía mendocina y no pasa de su valor testimonial en una provincia con fuerte presencia antiminera.

Para PRC en tanto, puede resultar atractivo en su visión de abarcar proyectos más allá del potasio y le sirve también para poder poner a producir, aunque en escala menor, los recursos frescos que dejó la brasileña Vale cuando traspasó los activos de Potasio Río Colorado a la provincia.

Cerro Amarillo

Los estudios de prospección realizados en el área que comprende a Cerro Amarillo indican que se trata de una zona con mucho potencial, que podría tener un número relevante de mineral de cobre. 

Por eso, cuando desde Casa de Gobierno se informó que se iba a enviar nuevamente la DIA de exploración del proyecto minero, todo el mundo puso atención. Sin dudas está a otro nivel, comparado con Hierro Indio, tanto así que para la exploración -si es que se aprueba- hay inversores privados dispuestos a poner el dinero para realizar los estudios en las cuatro áreas de cateo y la mina, monto que en 2014 se calculaba en unos US$10 millones.

Potasio Río Colorado, Hierro Indio y Cerro Amarillo: ¿brindamos por alguno de ellos?

Este tipo de inversiones, a diferencia de lo que pasó con Hierro Indio, no pueden ser asumidas por una empresa del Estado, ya que la estadística indica que de 100 exploraciones que se hacen, sólo una se convierte en una mina en producción. Eso significa que esos US$10 millones (o más) puede que sean el inicio de una inversión mayor o también pueden ser dinero perdido.

Considerando estos puntos, los plazos se convierten en una cuestión clave y por eso desde el Ejecutivo se impulsó el expediente y se le prometió a los concesionarios que tendría un tratamiento rápido para aprobarlo. Eso se les dijo con el objetivo de comenzar a explorar en la ventana de buen tiempo de este verano en la cordillera mendocina y que permite trabajar en la zona con equipos sólo entre diciembre y marzo.

Cerro Amarillo y su impacto en un país que hoy no produce cobre

Finalmente, eso no se cumplió y el expediente aún no tiene ni siquiera dictamen en el Senado, por lo que pasará a febrero para una posible votación. Como van las cosas, no extrañaría que durante la Vendimia o más allá, el tratamiento continúe en la Legislatura sin una resolución.

Desde el punto de vista técnico avanzar con el envío de la DIA no puede ser considerado un logro, ya que estamos hablando de procesos que en el resto del mundo son habituales y se hacen de manera permanente. Ahora, como máximo Suarez podría ver en su gestión la aprobación del expediente, pero no el inicio de los trabajos y menos los resultados, porque cuando él vaya dejando el cargo recién podrían estar iniciándose las perforaciones. Esto, por la demora y la dilación del tratamiento de un expediente que prometieron que avanzaría con fluidez.

Además, el optimismo de Suarez es demasiado y hasta poco prudente, porque da por hecho que Cerro Amarillo será una mina, cuando aún ni siquiera se ha perforado un pozo. Los geólogos dejan claro que después de la exploración, y aunque tenga excelentes resultados, hay una serie de etapas muy complejas hasta que se pueda diseñar un proyecto que sea viable económicamente. Si hay viento a favor, lo mínimo que puede demorar todo el proceso va de los cinco a los 10 años.

Considerando todo estos puntos, hoy lo de Suarez con Cerro Amarillo no es un logro y sólo el tiempo podrá convertirlo en eso, siempre y cuando el paso que se está intentando dar con Cerro Amarillo sea el puntapié inicial para que las exploraciones se conviertan en lo que son, procesos simples de común desarrollo en el mundo. Es clave que se haga ahora, porque de lo contrario a Mendoza se le pasará el tren de la oportunidad.

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