Un estudio genético reveló dónde se comenzó a domesticar vid para vinificar

Un análisis de más de 300 muestras de todo el mundo arrojó que la vid se comenzó a trabajar en dos lugares distintos, separados por el avance glaciar.

Un exhaustivo análisis genético sobre distintas variedades de vid, ha demostrado el origen del vino, cómo y cuándo comenzó a domesticarse la uva.

"Este trabajo representa un gran esfuerzo de colaboración internacional, difícil de realizar en cualquier circunstancia, pero especialmente si se tiene en cuenta que lo hemos llevado a cabo durante la pandemia de COVID-19 y los bloqueos asociados", destacó Wei Chen, de la Universidad Agrícola de Yunnan y autor del estudio, que fue publicado en la revista Science.

La vid comenzó a domesticarse hace 11 mil años

Hasta ahora, no se había hecho un análisis de secuenciación genética suficientemente amplios sobre las variedades de vid, y había varias hipótesis sobre el origen de la vid y el vino.

Se ha pensado que la Vitis vinífera (tal como se denomina la uva de vinificación, tiene su origen en el oeste de Asia, pero también hasta el momento se pensaba que la vid para vino se cultivó antes que la de uva de mesa.

Sin embargo, este último estudio revela que hubo dos lugares diferentes, al oeste de Asia y en la región del Cáucaso, donde se origina la domesticación de la vid, y que ambos estuvieron separados por el último avance glaciar.

"A pesar de estar separados por más de 1.000 kilómetros, los dos procesos de domesticación parecen haber ocurrido contemporáneamente con un alto grado de firmas compartidas de selección sobre los mismos genes", describió Robin Allaby, de la Universidad de Warwick (Reino Unido).

El estudio demostró que estos procesos de domesticación tuvieron lugar hace 11.000 años, en consonancia con la aparición de la agricultura y unos 4.000 años más tarde de lo que indicaban algunos estudios.

Además, pudieron determinar que las uvas destinadas a consumo como fruta y aquellas para vinificación se comenzaron a cultivar al mismo tiempo.

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Los autores también identificaron algunos genes que explican cómo fue la domesticación de la uva, mejorando el sabor, el color y la textura y que podría ayudar a mejorar la calidad del vino actual y a hacer las variedades más resistentes al cambio climático y a otros factores de estrés.

Los investigadores partieron de un "genoma de referencia" de alta calidad a nivel cromosómico de la vid silvestre Vitis sylvestris y luego secuenciaron el genoma de más de 3.000 muestras individuales de vides recogidas en diversas zonas de todo el mundo, tanto silvestres como de colecciones privadas.


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