Cuando la demencia y el fanatismo se asocian

"A lo largo y ancho del país se siguen haciendo reuniones prohibidas con la satisfacción de estar jodiendo a las autoridades".

Santos Isgro

Gobernantes y profesionales de la salud de todos los rangos y categorías están volcando todos sus esfuerzos en la lucha contra el coronavirus. Las distintas cuarentenas no han dado el resultado esperado, por consecuencia junto con la economía del país se ha deteriorado gravemente la subsistencia de millones de hogares por la imposibilidad de hombres y mujeres de salir a trabajar, a lo que hay que sumar el cierre de pequeños y medianos negocios y grandes empresas, lo que hace incierta la posibilidad de trabajo cuando se logre superar la pandemia. 

No tengo capacidad para analizar la efectividad o desacierto sobre las distintas cuarentenas, pero hay sobradas evidencias que lo estipulado en las mismas no se ha cumplido por parte de muchos ciudadanos comunes, profesionales y funcionarios de distintos rangos, por lo que resulta imposible evaluar el resultado.

Antes de continuar la nota considero oportuno transcribir un comentario del presidente uruguayo Lacalle Pou: "Considero que hay un relativo éxito de Uruguay en el combate a la expansión del coronavirus, pero aclaró que si el país tiene hoy las estadísticas de la pandemia que lo ponen mejor que otros países del mundo, no es por el gobierno, el cual confió en sus ciudadanos".

En nuestro país no podemos esperar grandes cambios favorables a breve plazo, porque sigue en vigencia la "picardía criolla", mal calificada en su momento, porque está plenamente comprobado que es "una pelotudez" que le ha hecho mucho daño al país en las relaciones internacionales. A lo largo y ancho del país se siguen haciendo reuniones prohibidas con la satisfacción de estar jodiendo a las autoridades.

No muchachos, están poniendo en peligro a muchas personas incluyendo a vuestros familiares.

La Virgen Niña está triste. No puedo calificar el resultado de las distintas cuarentenas, pero sí puedo aportar una sugerencia que sería muy efectiva en la lucha contra el coronavirus. Las iglesias, parroquias, templos y sinagogas deberían permanecer cerrados hasta tanto se logre controlar la pandemia. No son lugares de trabajo, y la medida no impide que cada ciudadano según su Credo pueda rezar y adorar a su Dios en su hogar junto a su familia. 

De esta forma se evitaría la posibilidad que se repita un atentado que ponga en peligro a todo un pueblo como ocurrió en una parroquia de la localidad de Justiniano Posse de la provincia de Córdoba durante la celebración por el día de la Virgen Niña, donde se habían juntado más de 1.000 fanáticos/as que no dudaron en sacarse el tapaboca cuando un cura demente se lo pidió. 

La Virgen Niña está triste porque no va a poder interceder a favor de ningún infectado en la Parroquia. 

EL AUTOR. Santos Isgró es lector de Memo. DNI 6.898.411.

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