Educación inclusiva versus educación especial: un paradigma que resolver

La opinión de José Jorge Chade en torno a dos formas de abordar una situación similar.

José Jorge Chade
Presidente de la Fundación Bologna Mendoza Dr. en Ciencias de la Educación.

"¿A quién deben mirar y responder quienes educan y se educan? ¿A un ministro o a alguien que está creciendo? A los que crecen. Y debe hacerlo mirando más allá, hacia adelante, es decir, no deteniéndose en lo que ahora ve, no en lo que es el que crece; pero abriéndonos al mañana, a lo que será. Es la dimensión 'profética' de la educación". Lorenzo Milani.

Una escuela verdaderamente inclusiva debe eliminar el término "inclusión" de su vocabulario si quiere dirigirse al 100% de los alumnos y no sólo a algunos. Debemos trabajar para que en el futuro no se hable más de esta palabra. Parece una provocación, no sólo semántica, sino, sobre todo, pedagógica: "Otra enseñanza es posible y sólo con prácticas de enseñanza inclusiva ordinaria". Esto está en el último libro que Dario Ianes, profesor de Pedagogía y enseñanza especial de la Universidad de Bolzano y cofundador del Centro de Estudios Erickson de Trento, escribió con Andrea Canevaro, delegado del rector de la Universidad de Bolonia para estudiantes con desventajas, profesor emérito de Pedagogía Especial en el Alma Mater y Jefe de Cátedra de quien escribe este artículo..

«Una escuela que ya no necesita inclusión es, ante todo, una escuela fundada en la equidad», escribe Ianes en la introducción del texto, subrayando que «el tema de la equidad es el motor motivacional de la escuela que queremos, una escuela fundada en los derechos humanos». derechos y justicia social, una escuela que, en nombre de estos valores, sepa también estar a favor y en contra".  

Educación especial en Argentina: vacíos, olvidos y promesas incumplidas

Para ser inclusiva y universal, la escuela debe ser capaz de reconocer la singularidad de cada alumno. Parece una obviedad... y es una obviedad y, de hecho, las escuelas muchas veces lo olvidan, acabando dando el mismo libro, la misma lección, los mismos tiempos de aprendizaje y los mismos métodos de evaluación a todos sin distinción. «Si realmente queremos avanzar hacia la universalidad deberíamos obsesionarnos con descubrir, comprender y valorar las diferencias de nuestros alumnos en todos los sentidos. Las diferencias - nos recuerda el pedagogo - son la normalidad, son la biodiversidad que enriquece los ecosistemas donde aprendemos y nos relacionamos.

Me atrevo a decir que las diferencias dentro de una clase son elementos analizadores de la situación en el aula. En el centro de todo esto también está la figura del maestro de apoyo que, en opinión del profesor universitario, debe "evolucionar" hacia un "cambio de paradigma". En efecto, como se sostiene desde hace tiempo, "la figura del maestro de apoyo, tal como se entiende tradicionalmente, debe ser abolida por completo, evolucionándola en dos direcciones: normalización plena y especialización auténtica".

Tenemos que «repensar radicalmente» su papel, «liberándolos de las limitaciones de la certificación y convirtiéndolos en docentes del currículum en todos los aspectos», para ello «trabajar en la con presencia docente inclusiva con todos los estudiantes». Esto ya ha sido probado en varios países y, donde ya se ha probado, "ha demostrado no sólo ser posible, sino también aportar ventajas tanto para los alumnos con desventajas como para sus compañeros".

En definitiva, la nueva enseñanza propuesta por Ianes y Canevaro funciona y es buena para todos pero al final necesita un "gran cambio de paradigma necesario". Debe, en esencia, "ir más allá del binomio alumno-profesor especial, para garantizar que la "especialidad" necesaria se difunda y se convierta en patrimonio de todos los contextos de vida de los estudiantes".

De la enseñanza para unos pocos a la enseñanza para todos

Muchas veces caemos en el terrible error de confundir los medios con los fines, o de traducir la necesidad especial en trámites burocráticos que sólo indican "objetivos ideales" sobre el papel, sin un procedimiento docente verdaderamente aplicable.

Pero ¿qué es la enseñanza inclusiva?

La enseñanza inclusiva es justa y responsable, es responsabilidad de todos los docentes y no sólo de los docentes de apoyo, y está dirigida a todos los estudiantes, no sólo a los estudiantes con desventajas y/o déficit.

Todo el equipo docente debe ser capaz de planificar y desarrollar su disciplina de forma inclusiva, adoptando una enseñanza creativa, adaptativa, flexible y lo más cercana posible a la realidad. Esto implica superar cualquier rigidez metodológica y abrirse a una relación dialógica/afectiva, que garantice la comprensión de la necesidad y la implementación de respuestas funcionales.

A partir de un documento elaborado por la Agencia Europea para el Desarrollo en Necesidades Educativas "Perfil del docente inclusivo", 2012, se esbozan cuatro valores de referencia que perfilan el perfil del docente inclusivo:

1. evaluar la diversidad de los estudiantes: la diferencia entre los estudiantes es un recurso y un activo;

2. apoyar a los estudiantes: los profesores deben cultivar altas expectativas sobre el éxito académico de los estudiantes;

3. trabajar con otros: la colaboración y el trabajo en grupo son enfoques esenciales para todos los docentes;

4. garantizar un desarrollo profesional continuo: la enseñanza es una actividad de aprendizaje y los docentes son responsables de su propio aprendizaje permanente.

(Próximamente se publicará el rol del maestro inclusivo por este medio)

En el pasado, las necesidades educativas eran con demasiada frecuencia medicalizadas y relegadas exclusivamente a figuras especializadas, por lo que incluso la enseñanza, hecha especial, se convirtió en un conjunto de estrategias educativas dirigidas al caso específico.

La enseñanza inclusiva es enseñanza para todos, que implica personalización e individualización a través de metodologías activas, participativas, constructivas y afectivas.

La calidad de la enseñanza inclusiva está determinada por la reflexividad y la intencionalidad educativa, por la búsqueda de motivaciones e hipótesis alternativas, por la capacidad de cambiar perspectivas de significado y de producir aprendizajes transformadores.

¿Qué se entiende por educación especial?

Necesidad Educativa Especial es "cualquier dificultad del desarrollo en el funcionamiento, permanente o transitoria, en el ámbito educativo y/o de aprendizaje, debido a la interacción de diversos factores de salud según el modelo ICF de la OMS, y que requiere una educación especial individualizada (Ianes, 2005). Aquí específicamente tenemos que saber discernir entre lo que significa déficit y lo que significa discapacidad o desventaja. Igualmente en este caso la palabra especial tenemos que hacerla desaparecer, todos los estudiantes tienen necesidades educativas diferentes.

¿Entonces cuál en definitiva sería el significado de educación inclusiva?

Esto significa que la propia escuela se adapta a los estudiantes y no al revés. El objetivo de la inclusión y la enseñanza integradora es garantizar a todos los niños oportunidades de aprendizaje y desarrollo distribuidas equitativamente, independientemente de sus características.

¿Cuáles son los principios clave de la educación inclusiva?

Se destacan tres afirmaciones respecto a la educación inclusiva: inclusión y calidad son mutuas; el acceso y la calidad están vinculados y se refuerzan mutuamente y, finalmente, la calidad y la equidad son claves para garantizar una educación inclusiva.

Diferentes metodologías de enseñanza

Por lo tanto, ya no existe un estándar al que los "diferentes" deban ajustarse. Más bien, hay una clase de individuos concretos, cada uno con sus propias necesidades educativas, cada uno con su propio estilo de aprendizaje. Y el docente debe encontrar estrategias efectivas para todos.

Personalizar la enseñanza requiere preparación, imaginación, paciencia y energía. Ya no basta, por ejemplo, con escribir una nueva letra del alfabeto en la pizarra y copiarla en el cuaderno, porque hay niños para los que ese no es un mensaje suficiente.

Es mejor proponerlo de muchas maneras diferentes, que todos los docentes conocen: hacerlo con plastilina, madera u otros materiales, pidiendo a los alumnos que lo reconozcan al tacto, para fijarlo en la memoria"; asociarlo con una imagen, para explotar la memoria visual o con una canción.

El consejo de los pedagogos es, esencialmente, adoptar diferentes herramientas y métodos de enseñanza, tener una "caja de herramientas" muy rica y diferentes formas de organizar el aula.

Los principales son la enseñanza cooperativa, la enseñanza en el laboratorio, así como el uso de los diferentes canales de comunicación: auditivo, visual, táctil, cinestésico.

Tecnologías educativas para la inclusión

El profesorado especializado en la enseñanza de niños con "Necesidades Educativas" está acostumbrado a utilizar las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Son herramientas que pueden favorecer la autonomía de niños con discapacidad o dificultades, pero también pueden ser útiles para otros estudiantes.

Por este motivo, es buena idea que todos los profesores, no sólo los especializados, estén familiarizados con este software.

Por ejemplo hay:

• programas que permitan, a través de la síntesis vocal, facilitar la lectura y la escritura;

• editores de texto que relacionan imágenes con palabras;

• calculadoras "parlantes";

• Funciones para crear mapas conceptuales, diagramas y resúmenes.

También existen herramientas de Comunicación Aumentativa y Alternativa (CAA) que permiten la escritura simultánea de texto y pictogramas, es decir, figuras.

Éstos facilitan la elaboración de materiales y la adaptación de textos para personas que tienen dificultades en la comunicación funcional, pero también han resultado útiles para iniciar a los más pequeños en la lectura y la escritura.

Entornos de aprendizaje comunes

La educación inclusiva requiere entornos de aprendizaje diseñados específicamente. Un entorno de aprendizaje no se compone sólo del aula y del mobiliario que recibe a los estudiantes.

Es más bien un espacio mental, cultural, organizativo y afectivo. E incluye profesores, estudiantes, herramientas culturales y técnicas, el "clima" que se siente en el aula.

Un aula inclusiva, según Save the Children:

1. es una clase respetuosa, donde ningún niño es marginado;

2. es una clase centrada en el niño, por lo que los profesores piensan de forma personalizada las actividades a realizar;

3. es una clase sana, en la que el niño se siente a gusto y no existen barreras arquitectónicas y mentales;

4. es una clase protectora, dentro de la cual cada niño está protegido del abuso y la violencia verbal y física, y se anima a todos a proteger a los demás;

5. finalmente, es una clase familiar, porque los padres están incluidos en el proceso educativo.

Un objetivo marcado por el proyecto Fare Scuola (Reggio Emilia, Italia) gracias al cual, junto con la Fundación Reggio Children, se han creado nuevos espacios de aprendizaje y mejores entornos escolares para fomentar las relaciones, el intercambio, la creatividad en todas sus formas y contribuir a una educación de calidad, equitativa e inclusiva. , tal y como indica el ODS 4 de la Agenda 2030.

El vínculo entre educación inclusiva e inclusión social

La Agencia Europea para las Necesidades Educativas y la Educación Inclusiva (una organización independiente y autónoma cofinanciada por los ministerios de educación de los estados miembros pertinentes y la Comisión Europea) publicó una revisión en 2018 titulada Evidencia sobre el vínculo entre la educación inclusiva y la inclusión social.

El examen abarcó tanto la inclusión social a corto plazo (es decir, el período en el que los niños con desventajas asisten a la escuela) como la inclusión social a largo plazo (es decir, cuando las personas con desventajas terminan la educación obligatoria).

Los hallazgos sugieren que existe un vínculo entre la educación inclusiva y la inclusión social en las áreas de educación, empleo y vida comunitaria.

La educación inclusiva aumenta las oportunidades para las interacciones entre pares y la formación de amistades cercanas entre estudiantes con y sin desventajas.

Formarse en un entorno diferenciado, con planes de estudios justos pero, especialmente preparado quizás garantice el empleo en lugares protegidos, pero esto probablemente contribuya al aislamiento más que a la inclusión social de las personas con desventajas.

En cambio, recibir formación en un entorno inclusivo conduce a cualificaciones y habilidades educativas y profesionales que aumentan la probabilidad de elegir otras formas de empleo, como el empleo con apoyo, la colocación directa y el trabajo por cuenta propia, aumentando las oportunidades de vida independiente.

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