El bosque necesita respuestas, no teorías

Carina Ganam, directora de Acompañamiento Escolar de la Dirección General de Escuelas, responde al planteo de un grupo de psicopedagogos críticos.

Carina Ganam

Frente a la nota de opinión publicada recientemente sobre el abordaje del caso de La Paz, considero oportuno aclarar algunos puntos en mi rol de directora de Acompañamiento Escolar, ya que en dicho artículo se plantean cuestionamientos que no reflejan con precisión el funcionamiento real de los equipos técnicos ni de los servicios que brinda la DGE.

En primer lugar, es importante destacar que el caso de La Paz se desarrolló en el nivel secundario. En este nivel, cada escuela cuenta con un Servicio de Orientación Escolar (SOE), con profesionales formados para acompañar a estudiantes, docentes y familias. Desde el año pasado, además, la DAE coordina un equipo central que articula con todos los SOE de la provincia, fortaleciendo el abordaje integral de las problemáticas, especialmente en materia de salud mental, que atraviesan a nuestros adolescentes.

La nota, sin embargo, enfoca sus críticas hacia el funcionamiento de los equipos de nivel inicial y primario, lo cual no corresponde con la situación específica que se intentaba analizar. Esta confusión no es un detalle menor: la precisión en la información es clave para comprender la dimensión de lo ocurrido y para valorar el esfuerzo que realizan los equipos técnicos en todos los niveles educativos.

Cabe recordar que el objetivo central de la reestructuración de la DAE ha sido garantizar la presencialidad de los equipos en las instituciones educativas, de modo que cada escuela cuente de manera efectiva y fija con profesionales que orienten en las diversas situaciones que se presentan a diario. Esto representa un sostén indispensable para docentes y directivos en la enorme tarea que llevan adelante cada día.

Como funcionarios públicos tenemos la responsabilidad de optimizar los recursos que el Estado pone a disposición de la sociedad. La DAE es un servicio que se financia con los aportes de todos los mendocinos y, por lo tanto, debemos garantizar que llegue a cada rincón de la provincia, incluyendo las zonas rurales y alejadas, donde muchas familias encuentran en la escuela y en nuestros equipos el único recurso disponible para el cuidado y la protección de niños, niñas y adolescentes.

En este sentido, Directivos, supervisores y familias coinciden en que los resultados de la labor de la Dirección han sido positivos. Existe un reconocimiento constante a su trabajo, ya que la comunidad educativa valora y esperaba desde hace años un funcionamiento más situado y efectivo.

Asimismo, es necesario señalar que algunos profesionales -una minoría- tienden a comparar el funcionamiento de la DAE con normativas y criterios propios de otros ministerios, como el de Salud. Es fundamental recordar que nuestros equipos pertenecen al Ministerio de Educación, y deben actuar bajo la normativa y las políticas educativas vigentes.

La interdisciplina es un principio clave, pero debe entenderse con realismo. En el ámbito privado, cuando un profesional de la salud mental recibe en un primer encuentro a un niño o adolescente, no cuenta en simultáneo con un fonoaudiólogo, un psicomotricista y un psicopedagogo en el mismo consultorio. Primero realiza la intervención inicial y, si corresponde, deriva. En el caso de la escuela, nuestros equipos cumplen una función específica: orientar y realizar intervenciones pertinentes al ámbito educativo, ya que no efectuamos tratamientos clínicos. Evaluamos y actuamos en el marco dispuesto por la DGE, y luego derivamos a los efectores correspondientes que son los órganos de aplicación en los distintos niveles de atención. La interdisciplina no exige la simultaneidad, sino la articulación inteligente y contextualizada entre profesionales, adaptada a las posibilidades y necesidades de cada región y de cada sistema.

Finalmente, quiero subrayar que mejorar los servicios públicos implica atender las necesidades reales de la sociedad y no defender visiones teóricas o pretensiones individuales. La realidad cotidiana nos presenta desafíos complejos que exigen que el sistema público se adapte a ellas, y no al revés.

Nuestro compromiso es seguir trabajando con sensibilidad, responsabilidad y profesionalismo para cuidar a nuestros estudiantes, acompañar a nuestras familias y fortalecer a toda la comunidad educativa mendocina.




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