El Gobierno, ante un desafío en el que se juega su futuro

El sector privado presiona para que le bajen impuestos porque están justo sobre la línea de sobrevivencia.

Rodolfo Cavagnaro

El gobierno de Javier Milei parece haber entendido el mensaje que le dejaron tres gobernadores que esta semana presionaron por las bajas de las retenciones agrícolas. Pero esto, además, aceleró una serie de programas que buscan generar nuevas bajas en impuestos.

Esta búsqueda, más tarde o más temprano, terminará generando alguna controversia con los gobernadores cuando haya que bajar impuestos coparticipables, salvo que todo se reemplace por una reforma impositiva integral, aunque los mandatarios ya tienen la presión de la Nación para bajar sus respectivos impuestos.

Al gobierno le llegó un mensaje muy caro: "Si el gobierno no puede bajar impuestos para no perder equilibrio, debe saber que el sector privado está perdiendo el equilibro por la carga impositiva del Estado".

Este mensaje venía de parte de sectores que han venido apoyando al gobierno pero que se encuentran en una situación complicada, agravada por el atraso del tipo de cambio oficial, que todos reconocen pero que nadie quiere se mueva por decisión del gobierno, sino que sea el mercado el que encuentre su punto medio. Por eso piden la liberación del cepo.

Esta semana se anunciaron bajas en las retenciones, pero lo concedido no es significativo, aunque creen que es valioso. No obstante, la gente del campo cree que no alcanza y es necesario acelerar los tiempos, bajando otros gastos o eliminando otras exenciones que aún pesar sobre el presupuesto nacional.

Hay equipos técnicos acelerando los estudios para bajar el impuesto al cheque, aunque nadie se anima a decir la cuantía. Por ahora, el gobierno reconoce que la baja de retenciones equivale a unos us$800 millones o 0,20% del PBI, aunque el mayor esfuerzo fue la eliminación del Impuesto País, equivalente a 1,5% del PBI.

Por ahora todo viene acelerado porque el gobierno quiere que la negociación con el FMI salga lo más rápido posible para poder disponer de los recursos para sanear los pasivos del Banco Central y poder liberar el cepo. La duda es en qué fecha se harían los desembolsos ya que el gobierno quiere tener todo funcionando para las elecciones.

Otro tema que preocupa es mantener a raya a la inflación. A partir del 1 de febrero la pauta devaluatoria del crawling peg será del 1%. El gobierno entiende que esto es "inflación inducida" a la cual le agrega 0,5% de inflación internacional. 

El objetivo sería que la inflación mensual real llegue lo más rápido posible a igualar a la inflación inducida del 1,5% o que sea menor. Esto podría presionar sobre los tipos de cambios financieros.

El gobierno necesita llegar a las elecciones con los más bajos índices de inflación posibles, pero, además, deberá permitir una mejora en los ingresos reales de trabajadores y jubilados, que quedaron muy atrasados y cuya situación puede jugarles en contra en las elecciones legislativas.

La actividad va mejorando

Los últimos indicadores publicados por el INDEC muestran que ya se va produciendo una mejora real respecto al mes anterior, al menos si tomamos los datos al mes de noviembre, aunque no llegan a equiparar al año anterior. Claramente, hay una mejora en el nivel de actividad general, ya que el EMAE (Estimador Mensual de Actividad Económica) mostró un crecimiento del 0,9%.

En este sentido, se aprecian varios indicadores positivos respecto al mes anterior, como el del sector industrial, pero hay algo que se debe tener en cuenta para valorar en términos relativos el desempeño de los indicadores. Hay que tener en cuenta que el año pasado, con inflación creciente, las personas y empresas compraban para acopiar y adelantaban compras para defenderse de la inflación. Esto significaba que no era consumo real. Este año, desde mayo, la gente perdió el miedo y no acopia, compra lo necesario, y eso va generando un ritmo de consumo real. 

Por eso las comparaciones no pueden ser directas.

En muchos casos, los trabajadores, que han tenido mejoras en sus ingresos, se encuentran con que han tenido que lidiar con dos rubros que aumentaron mucho más que la inflación: los servicios públicos y la medicina prepaga. Estos dos rubros son los que han desequilibrado las finanzas de muchas familias. En el gobierno advierten que aún están subsidiadas las tarifas un 40%, por los casos de las familias de bajos ingresos.

Un rubro que viene con problemas es el del sector de la construcción, pero, sobre todo, el dedicado a la obra pública. La decisión del gobierno de no gastar más en el rubro ha generado complicaciones. Solo se están financiando algunas obras que ya estaban en ejecución, pero no hay obras nuevas. Se espera una próxima licitación para que empresas ofrezcan una propuesta de obras sobre corredores troncales, compitiendo con el nivel de peaje buscado para recuperar la inversión.

La idea sería la de transferirles a las provincias el resto de las rutas nacionales menores y estas ya están pensando en un esquema similar de obras por peajes. El problema más grave se da en aquellos lugares donde la Nación es responsable de obras de agua potable o saneamiento. 

En la ciudad de Buenos Aires quedan aún varios hospitales nacionales cuya situación deberán resolver a corto plazo. Probablemente por la poca gente preparada que tenían y la falta de planes existentes, todavía hay muchos agujeros negros en la gestión de Milei, con situaciones que no se resuelven y que sigue manejados por personas vinculadas al gobierno anterior. 

Faltan muchas definiciones, aunque es bueno reconocer que la gestión de Federico Sturzenegger viene eliminando regulaciones que generan trabas y justificaban más de 2.000 empleos de altos sueldos para jorobar a los privados.

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