En Diputados dieron un paso más hacia la flojera democrática

La imposibilidad de lograr un acuerdo entre el oficialismo y la principal fuerza de oposición para poder sesionar en la Cámara de Diputados plantea dudas serias sobre uno de los pocos espacios de diálogo que se mantenían abiertos en el país. Es otro avance de la flojera democrática.

Marcelo Cantón

El ritmo y el contexto lo fija la cuarentena. La necesidad de frenar el avance del Covid fue utilizado por algunos (o al menos interpretado por otros) como una vía para manejar el país sin debates. Como si fuera el Vamos por Todo, pero esta vez sin el resultado de 54 a 17, sino con un virus. El Senado controlado por Cristina Kirchner es el símbolo político de esa corriente, cortando el micrófono, silenciando a quien ella decide, insiste la oposición. Invisibilizan al que piensa diferente, sería la cuestión de fondo.

Una segunda etapa se vive en el avance silencioso y rápido para controlar el poder de parte del círculo de la Vicepresidenta, sobre todo en todo lo relativo a la Justicia, a frenar los juicios por corrupción que tiene pendientes. Y al manejo de la caja, de los recursos. Acaba de terminar de tomar la secretaría de Energía y el petróleo que ya controlaba desde el poder de La Cámpora en YPF. "Es increíble a la velocidad que se manejaron para tomar el poder, es claro que tenían fresco el ejercicio de gobierno de hace 4 años, y Alberto Fernández y su equipo estaban más lejos de esa gimnasia", diagnosticó un estratega opositor.

La tercera vía de esta puja está en la calle. La oposición busca expresarse allí, salir de ese "silenciamiento", de esa "invisibilización" del que acusa al Gobierno. Ante la avanzada del poder centralizado, movilización callejera, es su planteo. Y ahí otra vez aparece la cuestión Covid como argumento para criticar la protesta. Pero eso no hace más que confirmar a quienes desde el extremo opositor llegaron a hablar de infectadura, que sería algo así como la dictadura de la pandemia,

En este contexto, la Cámara de Diputados se mantenía hasta ahora como un espacio de diálogo y conversación, un ámbito democrático. Anoche pareció romperse ese espacio. La razón es ampliamente conocida: se venció el acuerdo sobre las sesiones virtuales, la oposición supone que en la prórroga de ese mecanismo se quiere meter por la ventana la reforma judicial y aprobarla sin debate, y ellos quieren provocarle justo en ese punto una derrota dura al Gobierno. Así que no hubo acuerdo.

Sergio Massa insistía esta madrugada en que hizo todo lo posible para llegar a ese acuerdo, y que incluso hay un acta que lo demuestra. El oficialismo dijo que había acordado con "la oposición" el nuevo mecanismo de sesiones, pero curiosamente ese acuerdo dejaba afuera a la principal fuerza opositora, además de a un socio clave del Gobierno como es el bloque de Lavagna y también al socialismo.

En el oficialismo parecen pujar tres fuerzas. Cristina, que lo único que mira es hacia el pasado, buscando su reinvindicación. Alberto Fernández, que está atrapado en el presente del Covid y la recesión. Y quienes parece apuntar más a un proyecto de futuro, que reclama diálogo y consensos. Ahí milita Sergio Massa y muchos dicen que también Máximo Kirchner. Estos últimos señalaban esta madrugada a los ultra de Cambiemos de ser quienes bloquearon todo diálogo. Desde la otra vereda los acusan a ellos de haberse dejado copar por el estilo Instituto Patria. En medio, la democracia quedó con flojera. Otro espacio de construcción que se transformó en territorio de pelea, justo cuando el país se encamina a tener un millón más de desocupados, a la mitad de la población debajo de la línea de pobreza y al riesgo de que la inflación se dispare.

Con 10.000 infectados de Covid por día y rondando el umbral de 300 muertos diarios, algunos parecen jugar al Titanic. Y ninguno hace de Di Caprio, que se sacrificaba para salvar a la chica.

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