Bamboleo diplomático: del "Juan Domingo Biden" a rendirse ante Vladimir Putin
El aplauso a dos mandatarios que niegan los derechos de homosexuales y las políticas de género, pero además, la exagerada oferta de que usen el territorio argentino como les convenga. Todo, en medio de la crisis de Ucrania, jugando para los que se enfrentan a Occidente, y luego del papelón de rogar por una foto con Joe Biden en Roma.
La errática política internacional argentina está viviendo hitos históricos. En primer lugar, la visita inoportuna a Rusia y China de Alberto Fernández en medio de la crisis de Ucrania, acompañado por una insólita delegación que incluye al polémico intendente de José C. Paz, Mario Ishii (que reconoció que encubría a narcotraficantes con ambulancias municipales) y al expresidente efímero Adolfo Rodríguez Saá.
Rendido ante Vladimir Putin, que representa el norte político internacional de Cristina Fernández de Kirchner y en América Latina, el soporte al régimen de Venezuela, le ofreció a la Argentina como puerta de entrada de sus acciones para América Latina.
Ya en China, rindió homenaje en la tumba de Mao Zedong, artífice de la inquisición comunista que dejó un genocidio con 70 millones de muertos.
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En ambas naciones, se exhibió como representante de un país dispuesto a alquilar su soberanía, con tal de que alguien lo apoye y ayude a salir de la indefinición en cuanto a proyecto de gestión, ya cuando empieza a rodar hacia el final de su mandato.
Pero ese bamboleo no es solo internacional. Además de que sus representantes en la ONU y la OEA piensan diferente y actúan como se les ocurra, sin guía, salvo el de sus respectivos comisarios políticos locales, Fernández avala en China acciones que su fuerza política aquí repudiarían si lo hiciera alguien de otro partido.
Hay silencio total de las organizaciones sociales de diverso espectro ante el enlazamiento argentino con regímenes homofóbicos, que rechazan las políticas de género, que persiguen a los adversarios políticos (como Rusia) o directamente los elimina (como China). En Rusia y China el feminismo es imposible y perseguido, pero por otra parte, la homosexualidad está prohibida.
Aquí, las organizaciones que aplauden todo lo que hace el Frente de Todos solo reaccionan contra el latiguillo del "imperialismo yanqui", olvidándose a propósito de los otros, ensayando falsas utopías cuando se habla de Rusia o China.
Estados Unidos donó vacunas a la Argentina. Rusia nos las vendió en condiciones que alguna vez la historia revelará en su letra chica. Alberto Fernández buscó en Roma una foto con Biden, al punto de ejercer el ridículo, topándoselo en un pasillo y tocándolo mucho, en una latina señal de desesperado afecto, con tal de que alguien registrara el momento y sin calcular que un video mostraría todo el chasco, completo, incomprensible. Ahora, se inclina ante el emperador del Oriente autoritario y el sucesor de los zares.
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Y el "compañero Biden" al que solo aprecian en uso del cotillón político por oposición a Donald Trump, queda disminuido ante el deslumbramiento que le provocan al gobierno argentino más insólito en mucho tiempo las figuras de Vladimir Putin y Xi Jinping.
