George Floyd es tucumano: ¿dónde está Luis Espinoza?

Nadie pregunta "¿dónde está Luis Espinoza?" porque ya lo encontraron: asesinado por la Policía de Tucumán y su cuerpo, arrojado en Catamarca. No hay masividad en el reclamo ni está en las portadas de los diarios. Los reclamos por los derechos humanos deben tener el mismo peso para todos.

¿Por qué todos sabemos todo sobre George Floyd (y bienvenido sea) y pocos sobre Luis Espinoza? Ambos murieron a manos de policías. Uno en Estados Unidos. El otro, en Tucumán, en donde hay una larga lista de un horror que parece inacabable, descontrolada y con casos que lejos de haber visto la luz se mantiene oscuramente sin respuestas.

George Floyd es tucumano: ¿dónde está Luis Espinoza?

¿Por qué Espinoza no es tapa de los diarios que otrora defendieron los derechos humanos y sí lo es Floyd? Se le puede seguir echando todas las culpas al "aparato mediático del imperio", si se quiere, que todo lo cubre con la realidad de Estados Unidos ignorando al resto del mundo. ¿Pero por qué caería en esa trampa los medios que siempre se han mostrado en contra de aquel país? 

La peor respuesta sería que les conviene hablar de otro tema. La peor actitud podría ser ignorar cuando "uno de los nuestros" es el responsable del asesinato y, por lo tanto, mejor disminuir el espacio que se le otorga al tema.

El caso Floyd es gravísimo y desnuda una serie de cosas, entre otras, la persistencia del racismo

El caso Espinosa es nuestro: nos recuerda que en muchas provincias no cambió nada. Que el gatopardismo rige y se perpetúa como sistema. Tampoco cambió la formación y control de sus fuerzas policiales y en algunos casos, el Poder Judicial parece manejado por una tensión de intereses y no por personas que busquen que haya justicia. Y que las élites enquistadas continúan protegiendo sus vasos comunicantes.

En Estados Unidos el país y el mundo se moviliza a raíz del estremecedor caso.

Aquí, esta vez no se pregunta "¿dónde está Luis Espinoza?". Tal vez, porque ya lo encontraron: estaba muerto, arrojado a un acantilado, asesinado por un arma de la Policía de Tucumán, en un hecho altamente perverso que pudo salir a la superficie, que pudimos conocer y que merece la atención.

Vale la pena repasar la crónica de la periodista Mariana Romero a la que el país le prestó atención por su crónica en Twitter:

Luis Espinoza, de 31 años y padre de seis hijos, fue asesinado durante un violento operativo policial el viernes 15 de mayo en el sur de Tucumán. Su cuerpo fue encontrado una semana más tarde en el fondo de un acantilado en Catamarca.

Los peritajes realizados en el Laboratorio de Criminalística del Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF) del Ministerio Público de Tucumán confirmaron que murió como consecuencia de la herida que sufrió al recibir un disparo por la espalda, a la altura del omóplato izquierdo, proveniente de un arma reglamentaria de la fuerza de seguridad provincial.

Se trata de una pistola Jericho calibre 9 mm que pertenecería al oficial auxiliar José Morales, uno de los efectivos procesados en la causa. Además de Morales, por el hecho están detenidos desde la semana pasada el subcomisario Rubén Montenegro, los sargentos René Ardiles y Víctor Salinas; los cabos José Paz, Claudio Zelaya y Miriam González; el agente Esteban Rojas González; el vigía ciudadano de la comuna de Monteagudo Sergio Santillán, y un civil, familiar directo de uno de los policías.

El viernes 15 de mayo, Luis Espinoza y su hermano, Juan Antonio, paseaban a caballo por la zona del paraje Melcho, 70 kilómetros al sur de la capital tucumana, donde se llevaba a cabo un festival de carreras de caballos organizado en plena cuarentena y se detuvieron a observar el espectáculo. Pocos minutos después, efectivos de la Comisaría de Monteagudo llegaron al lugar para dispersar a los participantes de la "cuadrera" clandestina y se produjeron violentos incidentes. 

Juan Espinoza declaró que se cayó del caballo y que los policías comenzaron a golpearlo, al igual que a su hermano, quien, según dijo, fue arrastrado por los uniformados hacia el monte, hasta que se escuchó un disparo. Testigos aseguraron que Luis Espinoza fue subido a la camioneta de uno de los policías. Desde un primer momento los familiares de la víctima señalaron que había sido asesinado por los efectivos, quienes luego ocultaron el cuerpo.

Tras permanecer desaparecido durante una semana, el cuerpo sin vida de Espinoza fue encontrado el viernes 22 en un acantilado, a 150 metros de profundidad, en Andalgalá, Catamarca, localidad próxima al límite interprovincial con Tucumán.

Según fuentes de la causa, dos de los efectivos implicados rompieron el pacto de silencio que habían montado desde el día del violento operativo, confesaron que uno de ellos había matado al trabajador rural y dieron a la Justicia pistas sobre el lugar donde había sido arrojado el cuerpo.

La investigación del caso es encabezada por la fiscal Mónica García de Targa, a cargo de la Fiscalía de Instrucción N°1 del Centro Judicial Monteros. En tanto, el juez a cargo del expediente es Mario Velázquez , quien ordenó que los policías involucrados queden detenidos en la cárcel de Villa Urquiza, de la capital tucumana.

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