¿Los tipos de cambio financiero despertaron de su siesta?
Nuestras perspectivas para el resto del año siguen siendo desafiantes, la bonanza cambiaria en los primeros meses de la administración Mieli fue solo una tregua temporal, la segunda mitad del año será otra historia
La dinámica cambiaria ha empeorado considerablemente en las últimas semanas ya que las compras netas del Banco Central en el mercado oficial de cambios fueron las más bajas de la administración del presidente Javier Milei y los tipos de cambio financieros despertaron definitivamente de su siesta. Los últimos datos muestran un flujo mediocre de ingreso del agro mientras que la reversión de los flujos no agrícolas parece haber llegado antes de lo esperado.
Las liquidaciones del campo han estado muy por debajo de lo que se esperaba a estas alturas cuando entramos en la temporada de la cosecha gruesa, en particular, el flujo se ha resentido en las últimas semanas en un momento en que debería estar subiendo.
Esto es especialmente llamativo, si se tiene en cuenta que la producción agrícola aumentó considerablemente este año; cuellos de botella logísticos y demoras a la espera de mejores precios por parte de los productores son las explicaciones más probables, aunque la esperanza de un mejor tipo de cambio también podría estar influyendo.
En el caso concreto del maíz, las firmas exportadoras se habían comprometido a exportar 25 millones de toneladas hasta el 29 de mayo, pero solo habían conseguido comprar 18 millones a los productores; parte de este déficit era de esperar dado los daños causados por las plagas de la chicharrita, pero no en esta magnitud. Las autoridades deben entonces mantener la fe en que solo se trata de un retraso en las liquidaciones y que el flujo volverá en las próximas semanas.
Por su parte, los flujos no agrícolas han entrado en números rojos luego de varios meses de mostrar un saldo neto positivo. Esto lo atribuimos a la lenta pero continua normalización de los pagos de importaciones en el mercado oficial, de hecho la diferencia entre las importaciones devengadas y las realizadas fue de 1500 millones de dólares en abril manteniendo una tendencia decreciente.
Con respecto a los meses anteriores prevemos que esta tendencia continúe a medida que el mercado de divisas siga normalizando, incluso deberíamos seguir observando una brecha a medida que las importaciones totales aumenten; con el repunte de la actividad económica es poco probable que las exportaciones no agropecuarias aumenten mucho más a corto plazo, lo que significa que los flujos netos negativos seguirán siendo la norma en el segundo semestre de 2024.
Nuestras perspectivas para el resto del año siguen siendo desafiantes, la bonanza cambiaria en los primeros meses de la administración Mieli fue solo una tregua temporal, la segunda mitad del año será otra historia.
Por una parte, vemos en el comercio de bienes y del sector servicios un deterioro y, por otro, los pagos de intereses continuarán por lo que llevaría a un superávit por cuenta corriente cambiaria de poco más de 4.000 millones de dólares en el segundo semestre frente a casi 11.000 millones de dólares en el primero.
A la cuenta de capital no le iría mejor ya que la suma de los vencimientos previstos por el gobierno al FMI a otras instituciones financieras y a los tenedores de bonos junto con los pagos netos de la deuda por parte del sector privado ascenderían a 6.270 millones de dólares. Esto ni siquiera contempla la posibilidad cada vez más probable de tener que pagar 5000 millones de dólares a China por un tramo del acuerdo del swap, por lo tanto actualmente prevemos una disminución de las reservas internacionales netas en el segundo semestre del 2024 de 2.170 millones por lo que terminaría en el año, con reservas negativas en apenas de 2.000 millones de dólares.