Mendoza junta presión y no hay válvula de escape

Sin oposición seria, con proyecto ni organizada, el esquema que se opone a Cornejo es solo una feria de oportunistas, por ahora. Del otro lado, hay riesgo de implosión. Pero lo peor no es el futuro de los políticos, sino el presente de Mendoza.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

La ausencia de una propuesta opositora fuerte, con proyecto, pero sobre todo, con dignidad en Mendoza genera una acumulación de tensiones no solo en la política, sino en la realidad cotidiana.

Está vacante el rol de quienes puedan ser alternativa a lo que propone el sistema creado por Alfredo Cornejo. No alcanza con criticar su presunta hegemonía siendo gritones, actuando con bravuconerías o inundando las redes sociales de videoselfies hablando de cualquier cosa, en contra del gobierno local.

Cornejo ha logrado consolidar una forma de gobierno a la que no se le escapan variables y aunque este segundo mandato denote lentitud, falta de impacto y demora en los resultados, sigue teniendo una iniciativa que no tiene otro sector.

De hecho, todos aquellos que pretenden hacerle daño a su figura o su gestión desde afuera de la UCR o de su realidad ampliada, Cambia Mendoza, es posible que tengan menos repercusión y logro que un posible derrumbe interno o la simple casualidad.

Cuando hablamos de eclosión, lo hacemos pensando en el desgaste de los "materiales", un equipo que termine de demostrar poca gana, poca garra, escaso ánimo, acciones simbolicas más que concretas. Y, de allí, la posibilidad de que los que se anotan como herederos, no hereden nada y aparezca un hijo putativo, como puede ser el caso de Luis Petri, quedándose con todo. No sería la alternativa opositora externa, sino la interna.

Y en cuanto a la casualidad, hay que mirar hacia la lotería denominada La Libertad Avanza. Si es que Javier Milei sigue concitando la suma del apoyo al antikirchnerismo y se consolida el esquema bipartidario, de poco valdría ya el "sistema Cornejo" entendido, en este punto, como aliado más calificado del Presidente en Mendoza.

Todo indica que el diálogo entre mileístas y cornejistas no se dará aquí, sino en Buenos Aires, y que será allí en donde se decida quiénes integran las listas. Con un Cornejo enfocado en la continuidad de nombres que cree cruciales, pero de escasa incidencia pública más allá de su propio padrinazgo, cualquiera que abracen los hermanos Milei podría generar una demolición no calculada.

Es probable que mucho oportunista de partidoides mendocinos estén a la pesca en el río revuelto. Poco más que eso parecen aportar más que estar en el lugar justo, en el momento justo. De méritos, ni hablemos.

Pero lo importante no es quién gane, ni quiénes sean los candidatos. Es que Mendoza salga del pozo. Se queda sin oxígeno y ya no alcanza con el coacheo, con insuflar ánimos o recitar un haka amenazante.

El desempleo tuvo en la última medición del Indec su peor cifra, con muchos nuevos desocupados en el Gran Mendoza; la minería está, es aceptada ahora, se acabaron los temerosos al frente de las decisiones... pero no llega; muchos departamentos languidecen sin poder dar empleo público como "bolsa de trabajo", tal como hacían antes de que imperara el criterio de la responsabilidad fiscal y las "joyas de la abuela", aquellos recursos para una represa Portezuelo del Viento que no será, se van perdiendo por su desvalorización y demora en utilización para generar el círculo virtuoso deseado de obras, inversiones y repago.

Hay presión acumulada y falta una válvula de escape.

Y eso ya no tolera remiendos, sino cambios profundos: de equipos y protagonistas, de acciones o actitudes. No sirve de nada ensoberbecerse por ausencia de competidores: menos es más, nuevamente. Reconocerse en el barro para no seguir patinando y, de tal forma, hundirse.

Esta nota habla de: