Empezá a leer el libro "Cien días en Ucrania", de Elisabetta Piqué
"Diario de una corresponsal de guerra", es el subtítulo del libro con el testimonio de una de las corresponsales en Europa de la prensa argentina más activas y reconocidas, Elisabetta Piqué.
Penguin Random House lanzó a la venta el libro "Cien días en Ucrania de Elisabetta Piqué, corresponsal en Europa del diario La Nación.
El libro se puede conseguir en librerías o con un clic aquí.
En su reseña, la casa editora señaló:
Elisabetta Piqué fue la primera periodista en llegar al lugar exacto donde comenzaron a llover las bombas y los misiles que iniciaron la invasión rusa a Ucrania. Durante los cien días que totalizaron sus tres estadías en la zona de conflicto, además de informar como corresponsal de La Nación, se dedicó a documentar su experiencia cotidiana y a recoger las voces de víctimas y testigos anónimos. Gestado en terreno, en medio de sirenas y explosiones, este libro desnuda las historias de desasosiego de la gente común detrás de la guerra que está marcando un antes y un después en los equilibrios geopolíticos del mundo y, al mismo tiempo, permite asomar a la experiencia personal y sensible de una periodista en el peligroso frente de batalla. Testimonio de primera mano tan crudo y original como reflexivo y bien narrado, Cien días en Ucrania pone al descubierto los aspectos más tangibles y concretos de la vida en medio de una guerra distinta que se libra en el corazón de Europa y en las redes sociales, involucra a todo el planeta y no tiene fin a la vista.
Leé un fragmento del libro
UNA GUERRA DIFERENTE
¿Cómo fue? ¿Fue peligroso? ¿Tuviste miedo? ¿Dónde dormías? ¿Qué comías? ¿Cómo te movías? ¿Está todo destruido? ¿Y qué dicen allá? Este libro no es un tratado de geopolítica, sino que intenta responder estas preguntas que muchos suelen hacerme después de coberturas como la de la anunciada pero inesperada invasión a gran escala de Rusia a Ucrania.
Allí estuve unos cien días, en tres etapas. La primera, cuando fui uno de los pocos periodistas -la única de la Argentina- que estaba en Kiev en el momento en que comenzaron a llover las bombas, el 24 de febrero de 2022. Entonces me quedé en Ucrania hasta mediados de abril, pasando por Lviv, Odessa, nuevamente por Kiev, Bucha, Irpin, Borodyanka y demás localidades violadas de la periferia norte de la capital. Luego volví, en mayo del mismo año. Y regresé al cumplirse el primer aniversario de la invasión, en febrero de 2023, ocasión en la que por primera vez pude también ir a la región del Donbass, epicentro de los combates.
Sentí que, como después de mis coberturas en Afganistán e Irak -experiencia que hizo nacer hace veinte años mi primer libro, Diario de guerra-, tenía que hacer otro diario de guerra. Y darles voz a los que estaban ahí, en el terreno, y contar todas esas vivencias que no aparecían en mis notas periodísticas y audiovisuales publicadas en el diario La Nación.
Tenía que compartir ese virtual backstage de una guerra tan terrible como todas, donde siempre, por intereses políticos superiores, ajenos, mueren personas inocentes, que poco tienen que ver con esos juegos mezquinos. Una guerra distinta por el rol de las redes sociales, más presentes y determinantes que nunca, y que me impresionó más que las que fui cubriendo a lo largo de mi carrera porque involucra a todo el mundo, no tiene fin a la vista y se combate en el corazón de Europa.
No hay barrera cultural; en las ciudades ucranianas existen los mismos cafés y centros comerciales que uno puede encontrar en Buenos Aires o Nueva York. Y en los departamentos bombardeados, arrasados, carbonizados, de Bucha, Irpin o Izium, encontraba tirados, abandonados, esos mismos libros, ese mismo Monopoly, ese mismo videojuego que tienen, en mi casa, mis hijos. Continuá leyendo desde Penguin, con clic aquí.