Cómo se repartirá el poder la CGT, tras la renuncia de Pablo Moyano

El titular de Camioneros rechaza el diálogo con Casa Rosada, y espera poder conseguir nuevas alianzas para enfrentar la política del presidente Milei. En tanto, en la mesa chica de la CGT creen que no es el momento de medidas de fuerza.

La Confederación General del Trabajo se encuentra en una división marcada después de que Pablo Moyano renunciara a su puesto de Secretario General, posición que compartía con Héctor Daer y Carlos Acuña. Los eventos futuros revelarán el verdadero impacto de esta renuncia en la organización sindical, la cual no implica la salida del Sindicato de Choferes de Camiones del triunvirato, sino más bien quién asumirá la representación del gremio.

Aparte de estos aspectos formales, el sindicalismo se reconfigurará claramente en dos sectores: uno dialoguista, actualmente liderado por Gerardo Martínez, jefe de la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA), y otro liderado por Moyano, apoyado por el Frente Sindical para el Modelo Nacional (FreSiNoNa), que incluye a sindicatos influyentes como los mecánicos (SMATA), los trabajadores viales, la unión de marítimos (SOMU) y los taxistas.

Las reuniones de la mesa chica cegetista con funcionarios gubernamentales, incluyendo al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y al asesor presidencial, Santiago Caputo, así como la reciente convocatoria al Comité Consultivo Permanente de la Ley de Riesgos del Trabajo para debatir un proyecto de ley sobre prevención de riesgos laborales y una propuesta para alterar la Tabla de Evaluación de Incapacidades Laborales, han ido agotando la influencia de Moyano.

Desde el entorno del sindicalista de Camioneros sostienen que "mientras proponemos un paro de actividades, la mesa chica de la CGT sigue negociando con un gobierno que avanza contra los derechos laborales, propone salarios a la baja, hay despidos y algunas de las cosas que prometen nunca las cumplen".

Para los sectores opuestos a Moyano, su renuncia representa un alivio. Consideran que esto facilitará la mejora de relaciones con la Casa Rosada. Actualmente, dos temas son cruciales: la homologación de los acuerdos salariales, esencial para que los empresarios efectúen los aumentos, y la distribución de fondos a las obras sociales, que se realiza a cuentagotas, afectando tanto la atención como las finanzas de los sindicatos, que a menudo financian el sistema.

La posición de la CGT se refleja en las palabras de Andrés Rodríguez, líder de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), quien sostuvo que "no existe un ambiente propicio para que una medida de fuerza tenga éxito", y agregó que "una medida de fuerza nunca se descarta y podría suceder más adelante, pero no en este momento".

Advirtió que sectores que estaban en conflicto, como el aeronáutico, terminaron acordando con el Gobierno, al igual que los choferes de colectivos nucleados en la UTA. "Indudablemente, estamos en un momento donde tenemos que medir cada paso que se da", afirmó y para desautorizar más a Pablo, reveló: "El secretario general de Camioneros es Hugo Moyano. Y cuando hay algún inconveniente como este tema, nosotros hablamos con el secretario general".

¿Quiénes seguirán a Pablo Moyano?

Hace pocas semanas, quien abandonó su cargo de secretario Gremial en la central obrera fue Mario "Paco" Manrique, a su vez Adjunto de SMATA. En la previa a la renuncia de Moyano, recargó las críticas diciendo que "los compañeros de la CGT hicieron un análisis equivocado de la situación y no están a la altura de las circunstancias que está viviendo el pueblo argentino" y apuntó: "Si no unificamos la conflictividad en la entidad madre que le da un paraguas legal a todo el movimiento obrero, estamos haciendo el papel de idiotas útiles. ¿Qué va a cambiar el 2025?".

En el último encuentro cegetista, quien reclamó el llamado a una protesta nacional, fue uno de los referentes de la Mesa Nacional del Transporte, Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento), que realizó un cese de actividades el 30 de octubre. El pedido fue descartado de plano, siguiendo los argumentos esgrimidos por Andrés Rodríguez.

Como si fuera un efecto dominó, Pablo Moyano era consciente de que su tiempo en la CGT estaba limitado, aunque la situación no le resultó sorpresiva. Ya estaba formando un frente sindical con nuevos aliados como las CTA (de los Trabajadores, dirigida por Hugo Yasky, y la Autónoma, liderada por Ricardo Peidro), la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) bajo la dirección de Rodolfo Aguiar, los Metrodelegados y organizaciones sociales como la UTEP.

A este grupo se podrían sumar otros sindicatos que se oponen al modelo liberal, como el bancario Sergio Palazzo, los Aceiteros de Daniel Yofra, el líder del sindicato del Neumático Alejandro Crespo, los sindicatos de Aerolíneas dirigidos por Pablo Biró y Juan Pablo Brey, y posiblemente la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), presidida por Abel Furlán, entre otros.

La dirección de ATE ya ha convocado a una huelga nacional para el 5 de diciembre. Según algunas fuentes, el nuevo grupo liderado por Moyano podría utilizar ese día para su presentación oficial. Se esperan definiciones en los días venideros, con un movimiento obrero al borde de la efervescencia.


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