Cuál es el patrón en común del Menemismo y el Kirchnerismo
El historiador Pablo Lacoste identifica tres factores en común entre el Menemismo y el Kirchnerismo. En esta nota, desarrolla su teoría sobre "la ideología como disfraz de ocasión", "gastos fiscal expansivo y déficit crónico" y "corrupción e impunidad".
Resultan notables los lazos entre los grandes liderazgos de la política nacional de los últimos treinta años. Porque Carlos Menem está íntimamente unido a Néstor y Cristina Kirchner. El análisis de sus criterios para gobernar, muestra paralelismos notables, lo cual permite descubrir los fuertes lazos que unen a estos líderes.
1- La ideología como disfraz de ocasión
Tanto para Menem como para los K, la ideología es meramente una máscara, un vestuario que se usa y se tira, según la ocasión.
"Perón, Evita, la Patria Socialista", proclamaba Menem en la campaña electoral de 1973, cuando se convirtió por primera vez en gobernador de La Rioja, jurando lealtad a la ideología de la izquierda dura del peronismo. Posteriormente, cuando se produjo la caída del muro de Berlín y se puso de moda la ideología neoliberal, en el marco del Consenso de Washington, Menem pasó a liderar, con la misma energía, la imposición del nuevo paradigma en Argentina.
Se encontró entonces con Kirchner y ambos formaron una sociedad política muy eficiente. Entre los dos lograron la privatización de YPF, Menem como presidente del país, y Kirchner como presidente de la asociación de provincias productoras de petróleo.
Con estas actitudes, Menem y Kirchner se pusieron a la derecha del general Augusto Pinochet, que jamás se atrevió a privatizar CODELCO, la mayor empresa estatal de Chile, equivalente a lo que significa YPF en Argentina.
El cambio ideológico de Menem fue una enseñanza que los Kirchner aprendieron muy bien: las ideologías van y vienen; lo único permanente es el poder. Pocos años después, cuando cambiaron las tendencias mundiales, Kirchner aplicó las enseñanzas de su maestro, y con la misma pasión con que había defendido la privatización de YPF y apoyado durante diez años el modelo neoliberal de Menem, Kirchner realizó un giro radical y se constituyó en paladín del progresismo.
2- Gastos fiscal expansivo y déficit crónico
Menem y los Kirchner no dudaron en impulsar políticas fiscales expansivas para asegurar beneficios de corto plazo para sus bases clientelares, ganar elecciones y mantenerse en el poder. Para ello no dudaron en incrementar el gasto público, llevándolo más allá de las posibilidades reales de la economía nacional. El déficit fiscal como criterio permanente de la gestión del Estado es otro patrón compartido por ambos líderes.
La diferencia fue la fuente de financiamiento: Menem financió el déficit fiscal con endeudamiento externo y venta de activos; su déficit superaba los U$S 10.000 millones por año; después de diez años, aumentó la deuda externa de U$S 100.000, lo cual voló por los aires en la crisis del 2001.
Por su parte, los K mantuvieron el patrón del déficit fiscal, pero lo financiaron con emisión monetaria y con inflación. Luego, para enmascarar el crecimiento inflacionario, los Kirchner intervinieron el INDEC y pasaron a falsificar sistemáticamente los datos estadísticos. La inflación se arraigó profundamente, con tendencia a crecer, año tras año, hasta hoy. El 4% mensual de inflación registrado en enero 2021 en Argentina, equivale a la inflación de dos años en los países normales. Anualizado, el registro de enero anuncia una inflación del 50% para 2021. Récord mundial después de Venezuela.
La constante política de gasto fiscal expansivo para mantenerse en el poder, genera, en el largo plazo, consecuencias catastróficas para la economía; el estallido de 2001 fue resultado de la gestión Menem; y el estancamiento de 10 años sin crecer que cumplimos ahora, es el fruto de la gestión de los K. A ello se suma el incremento de pobreza y otros resultados negativos.
3- Corrupción e impunidad
El tercer patrón común de Menem y los Kirchner, se refiere a las fuertes pautas de corrupción y la estrategia permanente de aseguramiento de la impunidad.
El hito fundacional fueron los U$S 1.000 millones que Menem pasó a Kirchner en 1995 en concepto de "regalías mal liquidadas" de YPF a su provincia. Este dinero ingresó oficialmente a las arcas del Estado de Santa Cruz y luego, simplemente, se esfumó. Menem no se ocupó de investigar la ruta de esos fondos. Los Kirchner nunca rindieron cuenta de esa enorme suma. Esta experiencia permitió que los Kirchner aprendieran la lección: la corrupción funciona si, a la vez, va acompañada por una estrategia política de impunidad.
En los años sucesivos, se percibió el apogeo de este sistema, tanto para Menem como para los K.
Menem logró mantenerse en libertad, a pesar de las múltiples causas de corrupción, incluyendo la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia, y numerosas denuncias de corrupción que siempre fueron detenidas en la justicia; cuando lograban avanzar allí, Menem se refugiaba en sus fueros de senador. Lo mismo ocurrió después con los Kirchner: Cristina tiene cinco pedidos de prisión preventiva y no está presa sólo por sus fueros. Y sus militantes, los "soldados de Cristina en el congreso", no tienen límites ni vergüenza en hacer todas las maniobras posibles para asegurarle la impunidad.
A estos elementos se podrían añadir otros patrones, como en el tema de la frivolidad: la Ferrari Testa Rosa de Menen, con la cual se jactaba de ir a Mar del Plata en dos horas, son el antecedente de la frivolidad de Cristina con sus carteras Louis Vuitton y sus hoteles de lujo: conductas propias de nuevos ricos que tratan de aparentar lo que no son, y terminan haciendo el ridículo. Tilingos.
Pero lo esencial se encuentra en los tres patrones señalados: usar la ideología como disfraz de ocasión para usar y tirar; gasto fiscal expansivo para mantenerse en el poder ofreciendo ventajas de corto plazo a la base política; fuertes pautas de corrupción con adecuada estrategia de impunidad.
Con estos elementos, los líderes fuertes de Argentina la dominaron durante 30 años. Ellos se mantuvieron en el poder y se enriquecieron ilegalmente, gozando después de total impunidad. Los costos sociales y económicos de largo plazo, los debemos pagar nosotros ahora y por muchos años más.