Félix Frías, el cronista oculto de la historia argentina
¿Quién fue y qué aporte dejó? Lo cuenta aquí la historiadora Luciana Sabina.
Muchas de las páginas de nuestra historia fueron escritas gracias al registro silencioso de testigos poco conocidos, figuras que, sin alzar la voz, preservaron la memoria de los hechos más trascendentales. Uno de ellos fue Félix Frías, un intelectual y diplomático cuya cercanía con protagonistas como Juan Galo Lavalle, Domingo Faustino Sarmiento y Juan Bautista Alberdi le permitió documentar episodios clave del siglo XIX argentino.
Su participación activa en los asuntos patrios comenzó en 1838, cuando se unió al frente que partió de Montevideo para enfrentar a Juan Manuel de Rosas. Pero su compromiso político se selló con una conversación decisiva con Lavalle, en la que el general porteño reconoció, con dolor y arrepentimiento, su responsabilidad en el fusilamiento de Manuel Dorrego:
"Acabo de tener una conversación con el General Lavalle sobre los planes de la Revolución (...). Hablando del pasado me dijo: ¿quién no ha cometido errores? Yo el mayor, uno inmenso que ha traído todas las calamidades de la Patria, pero le protesto a Ud. que sacrifiqué a Dorrego con la intención más sana; y que este sacrificio me fue tanto más costoso cuanto que yo quería a Dorrego, yo lo quería, y tenía para mí cualidades muy recomendables. Yo lo confieso, yo me arrepiento a la par de mi Patria".
A partir de ese momento, Frías se convirtió en secretario personal de Lavalle y en una de las plumas más valiosas para reconstruir su legado. Fue él quien dejó testimonio del profundo arrepentimiento del general y de su lucha constante contra la dictadura rosista:
"Verdad es que fue desgraciado -escribió Félix sobre Juan Galo-; pero siendo siempre desgraciado, durante la más larga y penosa campaña que se ha hecho en defensa del honor argentino, salvó la dignidad de su país de la única manera que le era posible salvarla, protestando en muchos campos la batalla contra la sangrienta y brutal tiranía.
Nada tendría este país que oponer a la vergüenza de haber soportado durante veinte años el yugo de esta tiranía, si no existieran esas glorias del héroe de las derrotas. Fue desgraciado, es verdad, pero luchó siempre y luchó con denuedo admirable. Se lanzó con un puñado de hombres a desafiar el poder de Rosas, vencedor en toda la República, y combatiendo sin recursos de ningún género".
Tras la muerte de Lavalle y hasta la caída de Rosas en Caseros, Frías se vio obligado a vivir en el exilio. Con la llegada de Bartolomé Mitre al poder, se incorporó a la diplomacia y asumió el cargo de cónsul en Chile. Desde allí, cumplió diversas misiones para el gobierno argentino, entre ellas, informar a Sarmiento sobre los movimientos de Felipe Varela, exiliado en territorio chileno.
Además, su meticuloso trabajo fue clave para desmontar la acusación de que Sarmiento había respaldado el dominio chileno sobre la Patagonia. A pedido del entonces presidente, Frías revisó sus artículos escritos en Chile y concluyó que en ninguno de ellos se mencionaban derechos sobre la Patagonia, sino únicamente sobre el estrecho de Magallanes.
Félix Frías falleció en París en 1881, lejos de la patria cuyas páginas ayudó a escribir. Aunque su nombre no resuena con la fuerza de otros contemporáneos, su legado como cronista de una época convulsa merece ser reconocido. Fue testigo de primera mano de los conflictos que moldearon la Argentina y, a través de su pluma, legó un testimonio invaluable sobre las pasiones, errores y luchas de su tiempo.