El insólito caso de que los protectores solares sean considerados cosméticos y no medicamentos
Desde sectores vinculados al tema den cuenta de esta falacia de que resulten menospreciados por las autoridades de Salud, ya que si más gente previene enfermedades, menos acudirán en la búsqueda de asistencia sanitaria tanto al Estado como a efectores privados.
Las obras sociales no cubren la compra de protectores solares. Son considerados como cosméticos, cuando en realidad, los científicamente elaborados protegen a la piel de enfermedades originadas por la luz solar.
Entre las afecciones más graves que provoca la exposición al Sol es el cáncer de piel.
De allí que desde sectores vinculados al tema den cuenta de esta falacia de que resulten menospreciados por las autoridades de Salud, ya que si más gente previene enfermedades, menos acudirán en la búsqueda de asistencia sanitaria tanto al Estado como a efectores privados.
Según advierte la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), es "el más común (de los tipos de cáncer) y, tratado a tiempo, es el que mayor posibilidad de cura tiene".
El médico Andrés Politi, miembro de la SAD, sostuvo que "históricamente los bronceadores eran productos cosméticos para mejorar el color del bronceado y los protectores solares heredaron esa categorización y no fueron incluidos hasta el presente como medicamentos o dispositivos para la salud a pesar de haber probado ampliamente que reducen la incidencia de cáncer de piel".
Y añadió que desde hace años "nos pronunciamos en forma reiterada sobre la necesidad de incorporar a los protectores solares como medicamentos eficaces para prevenir el cáncer cutáneo (poseen múltiples y complejas moléculas que absorben, reflejan y dispersan las radiaciones solares)" pero "lamentablemente solo existe un proyecto del año 2019 presentado en la Cámara de Diputados que aún no ha tenido tratamiento", añadió Politi.
El especialista aseveró que sería de "gran impacto" la recategorización porque facilita su llegada a beneficiarios de programas oficiales y de obras sociales ya que "el costo es un factor limitante".
Según explicó el presidente de la entidad, Rubén Sajem, en Argentina "son muy pocos los laboratorios que fabrican protectores y, por lo general, tiene la referencia de productos importados que son muy caros. Siempre son dos o tres marcas las que se pueden conseguir y "si uno compara los precios en relación a los importados más o menos son los mismos".
El Ministerio de Salud recomienda que el factor de protección solar debe ser 30 o más, y que en bebés a partir de los 6 meses debe usarse protector solar 50 o mayor; renovándolo "cada 2 horas y después de salir del agua".
Para Mercedes Portas, jefa de Departamento de Cirugía Plástica y Quemados en el Hospital de Quemados Dr. Arturo Umberto Illia, el uso de protectores "no solo es por una cuestión estética -que tiene que ver con el fotoenvejecimiento facial porque el sol reseca y deshidrata la piel-, sino que lo más importante es el cáncer de piel".
"Cuanto más blanca es el fototipo de piel, la persona tiene mucha más posibilidades de desarrollar una patología maligna con punto de partida en la exposición solar", advirtió.
Por eso, la médica consideró que es importante tomar conciencia y que "los bloqueantes solares figuren en el PMO, que sean accesibles o incluidos dentro de los tratamientos en personas que lo necesitan por el fototipo de piel o que han tenido algún tipo de lesión por quemadura donde es muy necesario e indicado para el tratamiento debido que el contacto con el sol hiperpigmenta la piel, la tatúa".
La especialista en quemaduras por radiación ionizantes insistió en que "todas las obras sociales deberían contar con eso (el acceso a gratuito a protectores solares), y las prepagas deberían dar grandes descuentos para hacerlo más accesible porque son tratamientos muy prolongados aquellos donde las personas tienen la indicación de no tomar contacto con el sol ni con ninguna radiación".
De acuerdo a las estadísticas del Hospital del Quemado, en la última década hubo un promedio de 702 casos anuales de quemaduras solares, con picos de 897 (2011) o 811 (2016), mientras que el año pasado -debido a la pandemia y la menor afluencia de turistas a playas y otros centros veraniegos- la cifra cayó a 574.
Las camas solares también representan un gran peligro para la salud y, según coincidieron los profesionales consultados por Télam, aumentan el riesgo de padecer melanoma maligno y carcinoma espinocelular, dos formas graves de cáncer de piel.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud ( OMS) elevó en el año 2009 a las camas solares a la categoría de cancerígenas de primer grado (junto al tabaco y el arsénico) y en Argentina hay una ley que restringe su uso en menores de edad.