Informalidad y desempleo
Un detallado informe sobre el empleo en Argentina elaborado por Daniel Schteingart.
En muchos países, el mercado laboral enfrenta desafíos como la informalidad y el desempleo, dos problemas que reflejan la dificultad de los sistemas socioeconómicos para generar empleos de calidad. Mientras que el desempleo es sensible a los ciclos económicos, la informalidad laboral es particularmente característica de los países menos desarrollados.
Argentina tiene niveles de informalidad laboral menores que el promedio de América Latina, producto de su mayor desarrollo económico. Sin embargo, desde la década de 1990, la informalidad tuvo un peor desempeño comparado con la región. El país también ha tenido una desocupación consistentemente superior a la media mundial.
Desde principios de la década de 1990 hasta la actualidad, la tasa de desocupación de Argentina ha tenido fuertes vaivenes. Durante esta década, la desocupación pasó de ser un fenómeno acotado (inferior al 6% de la población activa) a uno de los mayores problemas socioeconómicos del país, con picos cercanos al 20% en años de recesión (1995 y 2002). Tras la salida de la Convertibilidad en 2002, el desempleo bajó aceleradamente hasta 2008 y se mantuvo estable en torno al 7% hasta 2015. En los años siguientes, volvió a crecer y tuvo un pico en 2020 por la pandemia de COVID-19. La recuperación económica pospandemia fue muy intensiva en empleo: en 2022-2023, los niveles de desocupación cayeron por debajo del 7%, el registro más bajo desde 1991. Sin embargo, la composición del empleo tendió a ser más informal en los últimos años. Además, el nivel medio de los ingresos laborales ha caído en la última década y se encuentra en niveles históricamente bajos.
Informalidad laboral
La informalidad laboral es un concepto amplio que refiere a una serie de características de empleo que no cumplen con las regulaciones y normas laborales establecidas. La informalidad incide en el bienestar y la pobreza ya que los trabajadores en el sector informal a menudo enfrentan condiciones de trabajo precarias. Sus ingresos suelen ser inestables y por lo general bajos, lo que aumenta su vulnerabilidad ante cualquier crisis económica o de salud. Además, la informalidad laboral es una expresión de la desigualdad. ¿Cómo se define la informalidad en Argentina? ¿Cuál ha sido su historia en el territorio?
¿Cómo se define la informalidad?
Existen varias definiciones de informalidad laboral. Algunas de las más comunes incluyen:
- Definición basada en el empleo
Refiere a los trabajadores y trabajadoras que carecen de contratos formales de trabajo y de protección social, como la seguridad social o el seguro de salud. - Definición basada en la empresa
Enfoca en las empresas no registradas o no reguladas por las autoridades gubernamentales. Estas, a menudo, no cumplen con las leyes laborales y fiscales. - Definición basada en la producción
Se centra en la producción de bienes y servicios fuera del marco regulatorio. A menudo esto implica la evasión de impuestos y la falta de cumplimiento de las normas laborales.
¿Cómo se mide la informalidad?
La medición de la informalidad laboral puede ser compleja y variar según el enfoque utilizado. Por ejemplo, el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) toma dos definiciones posibles de informalidad.
Por un lado, está la definición legalista. Esta considera informales a las personas ocupadas (por lo general, asalariadas) que no tienen derecho a una jubilación vinculada a su empleo cuando se retiren. Por otro lado, está la definición productiva de informalidad que clasifica como informales a las personas ocupadas que:
- Son asalariadas y trabajan en microempresas (de hasta 5 trabajadores/as).
- Son cuentapropistas de baja calificación.
- Son trabajadores/as familiares sin remuneración1.
En contraste, se considera como formales a las personas ocupadas que:
- Son asalariadas y trabajan en empresas de 6 o más puestos de trabajo (esto es, empresas pequeñas, medianas y grandes).
- Trabajan en el sector público.
- Son cuentapropistas profesionales (esto es, con estudios superiores completos).
- Son patrones (empleadores).
Vale tener en cuenta que esta definición contempla al conjunto de la población ocupada. Si se observa la legalista por lo general considera sólo a la población asalariada, que es un subconjunto de aquella.
Las dos definiciones alternativas de informalidad captan dimensiones distintas de la relación laboral. La definición legalista hace foco en aquellos empleos no registrados, que no ofrecen una serie de beneficios sociales, entre ellos, la jubilación. La definición productiva, en cambio, pretende captar los empleos de baja productividad, independientemente del estatus legal de la relación laboral. De cualquier forma, existe una alta correlación entre las dos definiciones de informalidad.
¿Cómo evolucionó la informalidad laboral en Argentina?
La trayectoria de largo plazo de la informalidad en Argentina muestra tendencias un tanto diferentes según se tome la definición productiva o la legal.
Al considerar la definición productiva, se observa una tendencia descendente entre 1992 y 2011 (al pasar del 51% al 38%) y un estancamiento desde entonces (39% en 2021). Durante la década de 1990 y de los 2000, la informalidad medida de esta manera se redujo. Este fenómeno obedece a la fuerte caída en el cuentapropismo de baja calificación y al incremento del empleo tanto en empresas de más de 5 trabajadores/as como en el sector público. El estancamiento posterior obedece a varios factores contrapuestos. Por un lado, debe mencionarse la caída del peso relativo del empleo privado en empresas de más de 5 trabajadores y la suba del cuentapropismo no calificado. Por otro lado, el incremento del peso del empleo público y del cuentapropismo profesional, empujó la informalidad productiva a la baja.
Si, por el contrario, se considera la definición legal -medida en términos del porcentaje de asalariados que no perciben descuento jubilatorio- la evolución muestra una fuerte suba entre fines de la década de 1980 y la crisis de la Convertibilidad. Luego cae sostenidamente entre 2003 y 2015 (principalmente hasta 2011) y sube de manera moderada desde entonces. Durante la pandemia de COVID-19, la informalidad se redujo porque los empleos de esta categoría se contrajeron más fuertemente que los formales. Considerando toda la serie, el menor guarismo se dio en 1986 (27%) y el máximo en 2003 (49%). En el siglo XXI el menor valor -exceptuando la anomalía de la pandemia- se dio en 2015 (33%). En 2022 la informalidad bajo la definición legal promedió el 37%.
Argentina se encuentra entre los países de menor informalidad laboral de América Latina
Entre estos 15 países de América Latina, Argentina se encuentra entre los de menores tasas de informalidad considerando ambas definiciones, la productiva y la legal. Con la definición productiva, el país se encuentra entre los cuatro de menor informalidad, por detrás de Chile, Uruguay y Costa Rica. Por su parte, estos presentan guarismos medianamente similares (todos entre el 30 y el 40%). A nivel regional, los de peor desempeño son Bolivia (75%), Ecuador (68%) y Perú (67%), donde hay grandes porcentajes de la población que son cuentapropistas de baja calificación o trabajadores sin ingresos (en general, trabajadores familiares en agro y comercios).
Vale tener en cuenta que la situación relativa de Argentina ha ido empeorando con el correr del tiempo, particularmente considerando la definición legal.
¿Por qué Argentina tiene menor informalidad laboral que la media de la región?
La principal razón es que Argentina es un país más desarrollado que la media de la región. Por ejemplo, al observar el PIB per cápita (uno de los indicadores más habituales para medir desarrollo), se encuentra una correlación estrecha con la tasa de formalidad, particularmente en su definición productiva. Esto ocurre por una serie de razones. Primero, porque en las sociedades de mayores ingresos per cápita las unidades productivas tienden a ser más grandes. También, el peso del empleo público es por lo general mayor, dada la existencia de mayores prestaciones sociales. Finalmente, porque gana protagonismo el empleo cuentapropista profesional respecto al cuentapropista de subsistencia.
Comparado con la región, Argentina tiene menor peso de trabajadores sin ingresos y cuentapropistas no calificados
Argentina tiene un mejor desempeño relativo en la definición productiva en comparación al promedio regional porque tiene una menor proporción de trabajadores sin ingresos y cuentapropistas no calificados. En Argentina, menos del 1% del empleo corresponde a la categoría trabajadores sin ingresos, cifra alejada del 10% de países como Honduras, Ecuador, Perú y Bolivia. A su vez, el cuentapropismo no calificado explica el 19% del empleo. Dicha cifra se ubica muy por debajo de países como los centroamericanos o los andinos, en donde la misma supera el 30%, llegando en algunos casos al 40%.
Por otro lado, en Argentina el sector público da cuenta del 19% del empleo urbano, el valor más alto de la región. Este hecho supone que en Argentina el empleo público contribuye relativamente más a la tasa de formalidad que en el resto de los países de la región. Lo mismo sucede con el cuentapropismo profesional: Argentina tiene, junto con Chile y Colombia, el porcentaje de cuentapropismo profesional más alto de toda la región (5% del total del empleo).
Argentina ha tenido un desempeño peor al promedio de la región en materia de informalidad en las últimas décadas
Esta tendencia guarda una relación estrecha con el peor desempeño económico de Argentina relativo a la región desde 1990. Considerando la definición legal, mientras Brasil y Chile tienen hoy menor informalidad laboral que a principios de la década de 1990, Argentina registra un nivel similar al de 1991. Buena parte de estas diferencias se generaron en esa década y no se revirtieron después.