Romano y Berensztein: El giro que debe dar Milei para que la motosierra no lo alcance a él

El economista Alfredo Romano Jr. y el analista e historiador Sergio Berensztein, ofrecieron un repaso por la situación político económica del país, con acento en lo bueno y lo malo de la administracion de Javier Milei. Temores y recomendaciones.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

El economista Alfredo Romano Jr., uno de los principales impulsores de la dolarización, autor de dos libros sobre el tema, se manifestó este miércoles como "hincha" de liberar a la moneda estadounidense del corsetería de las bandas antes de las elecciones, "aunque se vaya a 2.000". "Las bandas están terminadas", analizó y fue categórico al señalar que "no hay cómo sostenerlo". "Están intentando anclar un tipo de cambio que ya no es de equilibrio", advirtió y, lejos de alentar a un descalabro, dio cuenta de que "el año que viene habrá dólares y podrá estabilizarse nuevamente su cotización".

El mendocino se mostró crudamente realista, que no es lo mismo que pesimista, aunque en contraste con su compañero de charla, el analista Sergio Berensztein, optimista, pareció oficiar de contraparte. Fue durante la charla del encuentro anual de Romano Group que se realizó en Planta Uno, en Godoy Cruz, ante un público compuesto, principalmente, por clientes, amigos e invitados especiales.

El análisis de ambos en torno a la realidad económica tuvo un punto crucial de coincidencia, sin embargo: la falta de acción política por parte del gobierno nacional y, en especial, del presidente Javier Milei, y el deseo de que eso cambie o evolucione tras el cachetazo electoral de la Provincia de Buenos Aires. Es que, se dijo, por ejemplo, "si el gobierno no gana, no llegará un solo dólar de loa 13 mil millones comprometidos en el RIGI" ya que "hay 200 otros países a donde llevar las inversiones si aquí no hay promesa de estabilidad".

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Una derrota -más allá de las críticas o "fuego amigo" contra la actual gestión- daría pie a que retorne lo que fue reemplazado por la sociedad en las elecciones, y eso sería una señal errónea para el mundo inversor, analizaron.

La paradoja 

El eje central de la paradoja argentina fue muy bien identificada tanto por Romano como por Berensztein: la evidencia presunta de que no hay castigo ni costo político para las políticas de derroche que generan déficit. Como que la sociedad tiende a volver sobre las peores costumbres de los políticos y no premia el ordenamiento y la administración rigurosa de los recursos.

En este punto, Romano apeló a la Historia para contextualizar su análisis. Sostuvo que "cuando desde el Día 1 el gobierno decide avanzar con el superávit fiscal, se decía que no duraría 3, 6 meses y sin embargo, siguió acumulando superávit fiscal. Ese es el corazón del programa económico y como se logró, el tema perdió lugar en la discusión social".

Siguiendo la cronología del arranque impetuoso de la gestión, recordó las especulaciones de marzo en torno a cuanto aportaría el FMI, situación que, dijo, "terminó con éxito, con 20 mil millones, 14 mil cash". En ee momento, analizó, "la Argentina ya había hecho dos deberes. Todo hacia pensar que el riesgo país había sido dominado".

Romano y Berensztein.

Romano y Berensztein.

"El timing no ayudó, pero el mercado se acomodó", evaluó.

Pero otra vez la paradoja. Se había actuado con menos paciencia que la que llevó al descrédito a Mauricio Macri, por ejemplo, pero "igual, Argentina siguió sin crédito internacional".

Romano dio cuenta de que el análisis de partida de Milei no estaba errado: "El problema de fondo del país es el gasto publico, que tiene 124 años. Durante más de 100 años hemos convivido con déficit fiscal sistemáticamente. Lo que esto parece indicar es que el costo político de aumentar el gasto político es cero", redondeo la idea.

"En parte, hay una sentencia de muerte: si no hay consecuencias por aumentar el gasto, estamos complicados", .afirmó rotundamente. Eso, manifestó, llevó ahora al país a buscar recursos en el Tesoro de EEUU y eso pasa porque no hay acceso al crédito, a pesar de haber hecho la tarea que había que hacer".

En conclusión, dejó latiendo el punto de reflexión social: "Al no haber un consenso político de que no tiene que haber una disminución de gasto político, es difícil pensar a largo plazo". Y lo demostró de nuevo con datos de históricos, esta vez, recientes: "A Macri se le cuestionó que no hiciera el ajuste, pero Milei lo hizo, y el país no cambia", a la luz del resultado bonaerense.

El puente

Berensztein, tildado en la conferencia como "el optimista", condicionó su mirada positiva sobre el porvenir a un hecho que todavía debe construirse: le llamó "un puente" que permita pasar estas tormentas hasta el momento en que Argentina empiece a ver los frutos de la apertura económica.

"Argentina necesita un puente de acá a 4 o 5 años, cuando se genere un superávit comercial enorme, algo que Argentina nunca tuvo", postuló. Y lo fundamentó en que "se está protagonizando una revolución de la minería y la energía".

Romano y Berensztein: El giro que debe dar Milei para que la motosierra no lo alcance a él

"Hay posibilidades que no tuvimos nunca: el éxito económico será basado en exportaciones", agrego y lo contextualizó en que "el contexto geopolitico no pasa por un vinculo personal con Milei, sino que EEUU mira a America Latina con otros ojos. Hay que ver intereses de los países y si eso nos permite alinearnos, será fabuloso".

Lo político

En gran medida, se comprendió en el planteo que el material para ese "puente" está en carencia en el gobierno y es la actitud política. Berensztein dijo que "el terremoto electoral de 2023 fue político y económico: pocos pensaban que Milei podía ganar, pero dos tercios de la sociedad buscaba un cambio". Aceptó que "hay una decepción que es un desgaste, pero no lo capitaliza el peronismo kirchnerista. Aparecen otras ofertas en el medio" y mencionó a los gobernadores de Provincias Unidas, de cuyo compromiso con el equilibrio fiscal o el superávit nace la diferencia con los anteriores gobiernos.

Si bien Romano no estuvo del todo de acuerdo en el intercambio con que esos mandatarios vayan a respetar a rajatabla el mandato que es el centro del proyecto de Milei, le dio el guiño de que es eso lo que frena en gran medida el ascenso de, por ejemplo, Axel Kicillof, a quien ninguno de los dos ve despegado o diferenciado de Cristina Kirchner.

Advirtió: "Alberto Fernandez también pregonaba el superávit fiscal. Pero cada tres meses generaba una base monetaria y sostenía que la emisión no generaba inflación". Y más: "Ojo con Pullaro, que decidió cobrar 9% de Ingresos Brutos al sector financiero, casi dos dígitos".

Los errores

Entrando en el ítem "desinterés por al política" del máximo referente político del país, la discusión fue encontrando puntos de acuerdo en torno a la tarea pendiente por parte de Javier Milei. "El error principal del Gobierno fue la confrontación directa y sistemática, y no buscar consenso en torno a la necesidad del equilibrio fiscal", dijo Romano. Y claro, por más que el presidente esté enamorado de su planteo económico, la consecuencia es que el inversor "se da cuenta de que Milei no será eterno". Al no convocar a los gobernadores coincidir con él, al desafiarlos, castigarlos, exponerlos constantemente, desmarcó a las provincias con agresividad y se pusieron en la vereda de enfrente.

"No se está pudiendo llegar a consensos mínimos y la sociedad debe reflexionar", dijo Romano, porque la consecuencia no electoral, palpable y que condiciona la continuidad del proyecto es la desconfianza. "El Estado argentino es 10 o 15 punto más grande que el de loa estados vecinos y se debe comprender que el superávit fiscal debe ser una regla sine quanon". Por las confrontaciones, a pesar de todo el ajuste  el riesgo país no bajó a 500, se planteó en el análisis cruzado entre los expositores.

Romano y Berensztein: El giro que debe dar Milei para que la motosierra no lo alcance a él

Berensztein indicó, al respecto, que "lo que llevó a Milei al poder es lo mismo que ahora le impide gobernar: el personaje".

Recomendó repasar la historia de las grandes guerras y cómo actuaron los vencedores con los vencidos: "Hay que ser muy generosos en la victoria. Hay que ayudar al que perdió".

Historiador como profesión base, el analista tiró un manto de piedad sobre el equipo gobernante sobre el que se subrayan errores. Y es porque "se le pide a Milei que dé un salto enorme como el cambió que operó Perón que se fue en 1955 incendiando iglesias y volvió en el '73 ampliando su base y hasta promoviéndotelas la siembra de soja en el país, claro, previamente alentando a los grupos guerrilleros a que desestabilizaran a los militares que lo voltearon, que después se volvieron en su contra y los tuvo que echar de la Plaza". Pero el punto de análisis es que "todo eso pasó tras 18 años de exilio, y 18 años no son 18 meses, como los que lleva Milei". 

Y deseó: "Ojalá tenga la frescura y capacidad de reinventarse"

Berensztein describió: "Tiene un gran desapego por la política. Hace lo que le gusta. Y no habla con los gobernadores".

En este aspecto señaló dos teorías con diferentes consecuencias, según se aplique una o la otra: "Uno puede cambiar cualquier cosa en la vida, menos el carácter" y que "no importa quien sos, sino donde estas sentado".

Romano concluyó que "Milei tiene que darse cuenta de su rol presidencial", más allá del de economista.

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