Un invierno asoma. ¿Qué vas hacer?

Una propuesta de acción para los días de este invierno. La Columna Líquida (con café) de Marcela Muñoz Pan.

Marcela Muñoz Pan

Como un universo diferente, estación de quietud y concentración, los corazones laten más lentos, las gotas de las heladas se reúnen para abrigarse buscando una calidez que solo encontraran cuando entre la primavera. Lo atractivo del invierno, del letargo, de la poda, es el sueño por el renacer, otra manera de conectarnos, de expandir la conciencia, abrigarnos para abrigar, iluminarnos para iluminar a los efectos del éter invernal. Si bien nos quedamos más en casa como burbujas de luces solitarias, también compartimos la existencia con un buen café calentito, con un vino brindando con amigos, o tecito caliente con las tías, unos matecitos con los abuelos los domingos. Que el frío una, transforme incubando energías solidarias, leyendo libros que definan esas estrellas congeladas que no podemos descongelar.

La vida invernal te puede sorprender, entonces qué vas hacer, yo te propongo un taller de escritura creativa, por ejemplo, de la mano de Prof. Mgter. Valeria Sánchez Herrera. Me pareció muy interesante comenzar este invierno y estos talleres de literatura, donde lo líquido está presente de alguna u otra manera. También les acerco un cuento breve de Valeria, sobre el café y su padre, para que vayan poco a poco sorbiendo esos olores únicos del café, mientras se charla sobre un libro, un párrafo, una línea que marcó, tal vez, un destino. Un cafecito para pasar el invierno.

Taller de Escritura Creativa

"Pienso que las palabras hay que conquistarlas, viviéndolas" (Jorge Luis Borges)

Duración sugerida: 4-8 sesiones de 1 ½ has
Público objetivo: Jóvenes o adultos, desde principiantes hasta personas con experiencia escribiendo.

Objetivos del taller

  1. Estimular la imaginación y creatividad a través de la escritura.

  2. Explorar distintas formas y géneros literarios.

  3. Fomentar el hábito de escritura y la confianza en la propia voz.

  4. Crear un espacio de lectura, retroalimentación y crecimiento colectivo.

Estructura General (por sesión)

  1. Calentamiento creativo (10 min)
    Ejercicios breves para soltar la mano y activar la mente, como:

    • Escribir sin parar durante 5 minutos sobre una palabra.

    • Escribir un recuerdo en tercera persona.

    • Completar frases como: "Nunca olvidaré el día que..." o "Siempre me pregunto si..."

  2. Tema del día (30 min)
    Introducción a un concepto o técnica, por ejemplo:

    • Creación de personajes creíbles.

    • Descripciones sensoriales.

    • Diálogos naturales.

    • Uso del conflicto y la tensión.

    • Narrador y punto de vista.

    • Poesía, microrrelato, cuento breve, etc.

  3. Ejercicio principal de escritura (30 min)
    Basado en el tema del día. Por ejemplo:
    "Escribe un cuento desde el punto de vista de un objeto olvidado" o
    "Describe un lugar solo a través de sonidos y olores."

  4. Lectura y retroalimentación (30 min)
    Espacio voluntario para compartir lo escrito y recibir comentarios constructivos. Establecer normas de respeto y enfoque positivo.

  5. Tarea opcional (para sesiones múltiples)
    Propuesta de escritura para casa. Ejemplo: "Escribe una historia en la que el personaje principal se enfrente a una elección imposible."

  • Ideas para ejercicios creativos

  • Cadáver exquisito literario: cada persona escribe una frase sin ver lo anterior.

  • Historias a partir de imágenes: inspirarse en una foto sin contexto.

  • Reescribir un cuento clásico desde otro punto de vista.

  • Diálogos sin narrador: solo usar líneas de diálogo para construir una escena.

  • Obstáculos aleatorios: escribir una historia en la que aparezcan tres elementos dados (ej. un loro, un reloj roto, una tormenta) Recursos útiles

  • Fragmentos de autores para análisis.

  • Citas inspiradoras.

  • Lecturas breves de cuentos o poemas.

  • Música o imágenes como disparadores creativos.

Un invierno asoma. ¿Qué vas hacer?

En un café de Mendoza, de cuyo nombre no quiero acordarme, una niña de unos cuatro años y su padre tomaban un interminable desayuno. La tercera hermana de la familia se asomaba por aquel enero sofocante.

Recuerdo que el café estaba en una esquina, por los alrededores del Hospital Italiano, donde nació mi hermana, mis recuerdos son vagos, no sé si ya había conocido a la bebé o estaba por hacerlo; sin embargo, recuerdo la charla con mi papá: mi curiosidad por el mundo, mi responsabilidad por ser ahora hermana de una recién nacida, envueltas en mis ganas de leer porque sabía que me estaba perdiendo cosas y destinos importantes. Tomé la carta y dije que sólo quería café con leche y algo con pan. Me hallaba pensativa, el café formaría parte de mi vida, de mis conversaciones importantes, de mis fracasos y mis triunfos. Jamás pensé que una bebida podría traer tanto significado dentro: tantas tazas mal usadas, con labial marcado, servilletas arrugadas por angustia o nerviosismo, alguna que otra azucarera salpicada por el tiempo, el pequeño vasito de soda que probaba por primera vez, mi librito con un cuento que "sabía leer" por las imágenes y mi papá con un diario que le tapaba su cara. Leíamos en silencio dentro de ese aroma envolvente. Eso es literatura, pude saber con el tiempo.

Valeria Sánchez Herrera



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